Relaciones tóxicas de pareja: cómo salir de ellas

Relaciones Tóxicas: Definición

Independientemente del ámbito en el que tenga lugar (de pareja, familiar, de amistad, laboral, etc.), las relaciones tóxicas son aquellas en las que alguna de las partes termina afectada a nivel emocional. Si en ocasiones deseas no estar con esa persona porque te hace sentir mal, pero te resulta muy difícil poner fin a la relación, entonces te encuentras dentro de una relación tóxica.

Una relación debe significar placer, felicidad y bienestar. En las relaciones tóxicas, una o ambas partes se sienten infelices, tristes o ansiosas la mayor parte del tiempo que pasan con la otra persona. Este sufrimiento origina un gran desgaste emocional.

Para evitar confrontaciones, la persona deja de expresar el malestar que le generan ciertas situaciones. De esta manera trata de acomodarse al otro y poco a poco va desvirtuando la realidad.

«Todo parece difuminado en una espesa niebla de confusión: no entiendes cómo has llegado a ese punto, por qué te sientes tan mal, en qué recodo o en qué bifurcación erraste a los pasos y te desviaste del camino, para acabar perdida en un paisaje árido que no reconoces como familiar. Extracto del libro de Lucía Etxebarría «Tu corazón no está bien da la cabeza: Cómo salí de una relación tóxica»

¿Qué rasgos tienen en común las personas que mantienen relaciones tóxicas?

Aunque cada persona y cada relación tienen sus particularidades, encontramos aspectos comunes en las personas que mantienen relaciones tóxicas. Se pueden resumir en dos: baja autoestima y dependencia emocional.

Baja autoestima

Las personas que se encuentran dentro de relaciones tóxicas tienen una percepción y valoración de sí mismos negativas. Tienen la idea de que no pueden continuar su vida sin el otro. Se infravaloran y se preguntan “¿quién me va a querer?”, “¿quién me va a cuidar?”. Todo estos factores incrementan la dificultad de olvidar a la ex pareja una vez que la relación ha terminado.

Dependencia emocional

En este tipo de relaciones se tratan de suplir carencias afectivas, demandando amor de una forma casi adictiva. Aparecen expresiones del tipo “no puedo vivir sin ti”, “sin ti no soy nada”. El amor pasa a ser sufrimiento cuando se transforma en necesidad.

En este tipo de situaciones, las personas se sienten solas y necesitan tener pareja: tienen miedo a quedarse solas y a lo que está por venir. En ocasiones, por miedo a quedarnos solos toleramos cualquier relación, aunque nos haga sentir mal.

¿Por qué se mantienen las relaciones tóxicas?

Primero, por necesidad, por dependencia y por costumbre. Porque esa relación se ha convertido en nuestra zona de confort. Aunque en ella tengan lugar sucesos desagradables, son sucesos predecibles. Mucho más que los que podrían tener lugar si terminásemos con nuestra pareja. Nos puede la pereza. Mejor malo conocido que bueno por conocer.

También por miedo. A la soledad (recordemos que, seguramente, nuestros vínculos sociales se hayan debilitado considerablemente). Miedo al qué dirán, a no encontrar a otra persona que se enamore de nosotros. No debemos olvidar que las relaciones tóxicas pueden destruir la autoestima de sus miembros.

El amor auténtico crecerá adecuadamento si nos mostramos tal y como somos y aceptamos al otro tal y como es.

Esto no quiere decir que debamos permanecer al lado de una persona cuya personalidad no nos gusta. Quiere decir que debemos estar con aquella persona cuya forma de ser nos gusta y no queremos que cambie.

Ejemplo de relación tóxica: Relaciones influencidas por el amor romántico

Un ejemplo de relaciones tóxicas son aquellas en la que se da cualquier tipo de violencia, tanto física como psicológica. Muchas personas que se ven inmersas en estas relaciones ocultan los síntomas y esto dificulta detectar el abuso.

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En el caso de la violencia psicológica, la percepción de ciertas conductas como abusivas puede resultar complicada incluso para quien las está padeciendo. Esto se explica porque esas conductas se sostienen en aspectos culturalmente aceptados: elementos característicos del amor romántico tradicional.

¿Qué es el amor Romántico?

Es ese ideal de amor incondicional, maravilloso y de final feliz. Desde siempre lo hemos visto en la literatura y en el cine. Hemos acabado interiorizándolo como el amor perfecto.

El amor romántico se caracteriza por los siguientes puntos:

1. La relación es monógama

En el amor romántico no hay espacio para dudas o cariño hacia terceras personas. El amor romántico es exclusivo entre dos y sólo dos miembros de la pareja.

2. Los celos son bienvenidos

Los celos se entienden como una muestra de amor verdadero. La creencia radica en pensar que si una persona nos ama tiene que sentir preocupación ante otros posibles pretendientes. Incluyendo aquí aquellos que formaron parte del pasado. Los celos comienzan a sentar las bases de lo que se convertirá en una relación tóxica.

3. Se establece una actitud posesiva

Ya sea por parte de uno o de los dos miembros de la pareja. Se entiende al otro como una propiedad privada que se puede poseer. Muchas canciones están repletas de ejemplos que dan sentido a esta característica: “esa chica es mía”, “soy sólo tuyo” etc.

4. Aislamiento

La idea de que los enamorados viven uno para el otro puede desembocar en aislamiento. Se reduce el tiempo con la familia o amigos al querer estar todo el tiempo con la pareja.

El aislamiento se convierte en un círculo vicioso ya que, una vez que se detecta que se está viviendo una relación tóxica, la ausencia de vínculos fuera de la pareja dificultan todavía más la ruptura.

5. El amor romántico es incondicional

Como ya mencionaba antes, el amor romántico es incondicional. No importa lo que la otra persona haga, todo es aceptable y perdonable. El amor está por encima de todo.

6. Relación estereotipada

La relación (cuando es heterosexual) está fuertemente estereotipada. Los hombres han de comportarse como caballeros, abrir la puerta del coche y pagar la cena.

Las mujeres han de mostrarse dóciles, frágiles y delicadas, puramente femeninas. Cuando uno de los dos no cumple con el estereotipo, el amor romántico se tambalea. Este tipo de amor se basa en la permanencia de roles desiguales para cada uno de sus miembros.

7. Sacrificio

Una persona que ame realmente estará dispuesta a cambiar por la otra persona. Así como también renunciará a su esencia y a su personalidad por satisfacer los deseos del otro. Siempre que, claro está, el otro haga lo mismo. Una vez más nos encontramos con el germen de las relaciones tóxicas.

8. El falso final feliz

Es ese final de película, sobre todo de película animada, que termina en boda. Como si la boda fuese el punto clave que asegurase la felicidad de la pareja para siempre.

9. Amor a primera vista

Y, además de todo esto, el amor a primera vista. Se trata de esa atracción que sienten dos personas nada más verse o poco después de conocerse. Ese enamoramiento que, erróneamente, se cataloga como amor por una persona de la que apenas sabemos nada.

En resumen: El amor romántico puede llegar a ser dañino

Este ideal de amor romántico no contempla la necesidad de conocer al otro antes de empezar una relación. No considera la importancia de enamorarse de una persona tal y como es. Aceptándola con sus virtudes y defectos, sin pretensión de cambiarla.

Pensar que este tipo de amor es el ideal nos lleva a fingir que somos de otra manera. Tratamos de ajustarnos a lo que la otra persona espera. Con el paso del tiempo esto se vuelve en nuestra contra. No podemos fingir más y nos mostramos tal y como somos. Además descubrimos que nuestra pareja tampoco era como pensábamos. Surgen los problemas.

El amor romántico puede resultar muy dañino. Nos puede ocasionar un sufrimiento innecesario cuando el amor debería ser un motivo de alegría permanente.

¿Cómo salir de las relaciones tóxicas?

Aunque no es un camino fácil, se puede salir de las relaciones tóxicas. Es difícil pero no imposible.

«Ha llegado la hora de que tomes de nuevo las riendas de tu vida.  A menudo te sentirás sol@, a veces asustad@, pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de volver a ser tú mism@. Porque amar no es depender, ni sufrir, ni inmolarse.» Extracto del libro de Lucía Etxebarría «Tu corazón no está bien da la cabeza: Cómo salí de una relación tóxica»

Lo primero que debemos tener en cuenta es que el amor tiene límites. El respeto y amor a uno mismo debe estar por encima de todo en cualquier relación. Ésta es la clave.

Una buena valoración de uno mismo permitirá establecer relaciones saludables a nivel emocional. En función de cómo yo me valore, así construiré mi relación con los demás.

Debemos tener presente que nada nos ata a nadie. Nadie pierde a nadie porque nadie posee a nadie. La decisión de ser libres nos corresponde a nosotros mismos. Nosotros decidimos con quién queremos estar.

Es importante aclarar que la libertad implica independencia pero no indiferencia. Se trata de una manera sana de relacionarse con los demás, tomando aquellas decisiones que sean más acordes a nuestro bienestar.

También debemos tener en cuenta que la base de una relación es la comunicación. Si no podemos contarle a la otra persona lo que nos disgusta o nos hace sentir mal, no podemos mantener una relación sana. Esta comunicación debe ser siempre asertiva, respetando al otro pero también a uno mismo, defendiendo nuestros gustos y opiniones.

En una relación saludable, ambas partes se enriquecen y crecen juntas, desde la libertad y la independencia.

Relación tóxica

Por tanto, la clave para salir de las relaciones tóxicas son la autoestima y la autoconfianza; es decir: no olvidarse de uno mismo.

El primer paso del proceso es romper con la falsa seguridad que nos hace sentir la relación. No debemos tenerle miedo al cambio. Lo que cuesta es dar el primer paso, los demás vienen después.

Y recuerda: las relaciones sanas se construyen a partir de la libertad de cada una de las partes. Si sientes que tus emociones y sentimientos dependen de lo que haga o diga la otra persona, no es libertad ni amor. Salir de una relación tóxica es algo que está en tus manos.

Lucía Pardo
Psicóloga y psicogerontóloga por la Universidad de Santiago de Compostela.