La palabra adolescencia («adolescere» en latín) significa transición, crecimiento. Es una etapa compleja, tanto para el joven que se enfrenta a multitud de cambios involuntarios como para los adultos que le acompañan en este proceso.
La necesidad de adaptarse a cambios físicos y psíquicos, a nuevos contextos y nuevas sensaciones puede generar un malestar significativo, e incluso en algunos casos la aparición de alteraciones mentales y trastornos psicológicos.
¿Cuáles son los trastornos psicológicos que se producen con más frecuencia durante la adolescencia?
Los tres trastornos psicológicos más comunes en la adolescencia son:
Trastorno de conducta
Los padres de Javier acuden a la consulta psicológica físicamente agotados. En la cara de la madre se aprecian días sin dormir y muchas horas de llanto, apenas puede hablar y es el padre quien expone el caso.
“El problema es que mi mujer le ha consentido todo y ahora el crío coge dinero del bolso de la madre cuando le da la gana, grita, pega portazos y se acuesta cuando quiere”
El trastorno de conducta es un conjunto de síntomas que se alejan del comportamiento normal y que consisten en un patrón repetitivo y persistente de conducta antisocial, agresiva o desafiante.
El adolescente tiende a alterar su conducta como consecuencia de una mala gestión emocional. Transformando la rabia, frustración o tristeza en una explosión de forma inconsciente e incontrolable.
Diferenciar entre conductas problemáticas y un trastorno de conducta, no es fácil y requiere de la observación sistematizada de los comportamientos, su frecuencia y su intensidad, así como de sus consecuencias tanto a nivel individual, como familiar y social.
Estos comportamientos y la reacción del entorno al mismo derivan en un autoconcepto erróneo, una autoimagen distorsionada y/o una baja autoestima del joven.
Se estima que 1 de cada 5 adolescentes tiene un trastorno de conducta.
Trastorno depresivo
Marta una chica de 15 años acude sola a la primera consulta con ropa posiblemente dos tallas más grande de la que debería usar, cabizbaja y con apenas un hilo de voz.
Relata sentimientos de tristeza profunda sin ser capaz inicialmente de asociarlo a un estímulo, imposibilidad para acudir a clase lo que le produce episodios de llanto prácticamente incontrolables y perdida de interés en sus amigas.
Los últimos estudios (previos a COVID-19) indican una prevalencia del 20 % de trastorno depresivo en la adolescencia.
La depresión es un problema complejo que se origina por la interacción de factores ambientales, físicos y sociales, y factores personales, biológicos y psicológicos.
Existirán indicios de que el adolescente esta sufriendo un trastorno depresivo si se da la siguiente sintomatología durante al menos dos semanas:
- Perdida de interés por actividades antes gratificantes.
- En los adolescentes un estado de ánimo triste puede ser expresado como irritable, desembocando en ocasiones en conductas disruptivas.
- Cambios en el apetito y en el patrón de sueño.
- Disminución de la capacidad para concentrarse. Disminución del rendimiento escolar.
- Pensamientos recurrentes de muerte.
La depresión requiere tratamiento, hacer como que no existe o esperar a que pase por si sola supone un error.
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad
Ion (un joven de 13 años) acude a la primera consulta de la mano de su madre, quien en todo momento muestra sobreprotección y atribución externa a las conductas disóciales de su hijo.
Comienzan verbalizando reiteradamente que acuden por que desde el colegio se lo han recomendado pero que “su padre ya era así y no necesitó de estas cosas”, y que con la medicación (diagnosticado a los 8 años de TDAH) nota diferencia pero que no se la proporciona de forma habitual por que le da pena.
Al preguntar sobre las conductas que han llamado la atención en el colegio, las relatan con vergüenza y restándoles gravedad. Roba material a los compañeros de clase, sustrae objetos que no necesita pero que los ve de fácil acceso, rabietas desproporcionadas a los estímulos previos…
Según verbaliza la madre hasta el momento Ion era despistado, impulsivo e inquieto pero no tenía constancia de conductas disfuncionales.
TDAH es un trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia que implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad, y que en el 80 % de los casos está asociado con otros trastornos comórbidos.
Esta comorbilidad frecuentemente se hace más presente en la adolescencia por el aumento de las exigencias propias de etapa evolutiva, ocasionando conflictos en los diferentes espacios donde el adolescente haga vida (colegio, familia, extraescolares…).
Los adolescentes con TDAH presentan:
- Déficit en las habilidades sociales: dificultad para establecer comunicaciones asertivas, falta de empatía…
- Déficit en la autorregulación emocional: dificultad para gestionar y reaccionar ante las emociones, baja tolerancia a la frustración, escasa motivación…
- Dificultades académicas: el 60% de los adolescentes con TDAH son expulsados o repiten curso en la adolescencia.
- Mayor interés en el uso y consumo de sustancias toxicas.
- Tienen relaciones sexuales de forma temprana, con cambios constantes de pareja.
Para garantizar una vida funcional es importante la toma de conciencia por parte de los padres de la problemática del menor, la responsabilidad con el uso de la medicación y recibir una buena atención tanto psicológica como psiquiátrica.