¿Qué es el Antipositivismo y cuál es su relación con la Psicología?

Antipositivismo, Positivismo y Humanismo Científico

Los enfoques epistemológicos fundamentales son el Positivismo, el Antipositivismo (denominación ofrecida por algunos autores, y que comprende la fenomenología) y el Humanismo científico.

Cada uno de ellos se manifiesta en diferentes escuelas psicológicas, cuya manera de entender la psicología ha dado lugar a irreconciliables diferencias hasta nuestros días.

Para el Positivismo no existe más verdad que la objetiva, la verificable en el comportamiento, la que procede de lo observado, lo sensorialmente experimentado o lo expresado verbalmente. De esta forma, todo lo que provenga de la subjetividad del individuo es rechazado, ya que no puede ser demostrable.

La teoría es una descripción generalizada de los hechos objetivos y se subordinada a estos; prefiriendo así la investigación cuantitativa, con alto contenido experimental objetivo y estadístico. Esta corriente se ha manifestado en el Conductismo de Watson, Hull, Tolman y Skinner y también en la Psicología Cognitiva.

¿Qué es el Antipositivismo?

El Antipositivismo considera solo la verdad subjetivada, interpretada por un sujeto en particular, un grupo o el investigador. Muchos de sus seguidores niegan que el conocimiento sea un reflejo o copia de la realidad objetiva, esa que existe fuera de la conciencia; la elaboración teórica o interpretación a partir de los hechos resulta fundamental y es la que confiere sentido a los hechos.

Considera más importante y prefiere la investigación cualitativa. Es un enfoque que se ha expresado en la fenomenología del humanismo, Psicología de la Gestalt, Piaget, Lewin, además en la  hermenéutica psicoanalítica de Freud, Jung, entre los fundamentales.

En cambio el Humanismo científico presta atención a la verdad subjetivada, condicionada por una realidad objetiva más allá de la conciencia. Para este enfoque lo objetivo y lo subjetivo se interrelacionan mutuamente.

El ser humano como ser social, integra a su sistema de valores, de creencias, lo que viene de fuera, y en esa asimilación activa que hace de la realidad, se forman sus actitudes, todo lo que va conformando su personalidad. A su vez, ese individuo actúa sobre esa realidad de alguna manera.

Es un enfoque partidario de la unidad dialéctica entre teoría y práctica, apoyándose necesariamente en la investigación tanto cuantitativa como cualitativa. Se ha expresado fundamentalmente en el enfoque histórico cultural de Vigotsky, Rubinstein y otros.

Ambos enfoques, positivismo y antipositivismo, dejan fuera de su objeto científico una parte de la verdad, parcelando la realidad entre lo que se ve: la verificación objetiva, y lo que motiva eso que se ve: la interpretación subjetiva.

Bajo esta perspectiva, la psicología solo investigaría lo conveniente según la escuela de que se trate, solo lo que entiende, negando todo aquello que escapa a su comprensión. El positivismo niega que cada persona tiene su parte de verdad, y que eso condiciona prácticamente todo lo que hace.

No existe una verdad más allá de la percepción

Por su parte el antipositivismo niega que haya una verdad más allá de lo que el individuo pueda percibir o sentir, y que lo influye tanto como él influye en esa realidad. Tanto para el positivismo como para muchos antipositivistas, el conocimiento no es un reflejo de la realidad objetiva que existe fuera del investigador. Este no reconocimiento del mundo material, es un modo eficaz de separar la realidad de la moral, y con ello, continuar ignorando el choque negativo que la realidad tiene para la felicidad humana.

Por ello el Humanismo científico es el enfoque más adecuado, no solo porque logra la integración armónica y dialéctica de la verificación objetiva con la interpretación objetiva; sino porque aboga por una ciencia que no sea amoral, y que contribuya al bienestar humano.

La pertinencia de este enfoque, también pudiéramos fundamentarla con las respuestas  a algunas de estas interrogantes:

¿Cuál es el criterio de la verdad?

¿Es posible conocer la realidad objetiva?

 Lo más importante ¿teoría o hechos?

¿Investigación cuantitativa o cualitativa?

El Humanismo científico es el enfoque que nos brinda la posibilidad de hacer realmente ciencia, teniendo en cuenta la aspiración de que la ciencia psicológica sirva para estudiar, investigar y entender los problemas humanos y además los resuelva.

Mediante este enfoque el investigador tiene una especie de plataforma que le permite situarse en una teoría, en una verdad relativa con ciertos elementos absolutos que se cumplen en el presente, en el aquí y ahora de un espacio determinado; al individuo como parte de un grupo humano y como parte de una  sociedad. Luego corroborar esa teoría o alguna de sus partes, o falsear las hipótesis que ya se traían.

Esto solo puede lograrse mediante la práctica, “que es el criterio valorativo de la verdad”, como expresó Marx. Una teoría que no pueda demostrarse, verificarse, es como un eterno compendio de hipótesis que no sirven para caracterizar o entender a ninguna población social, solo sirven para dar explicaciones sobre un proceso humano en un individuo particular, o en dos, o en un grupo, pero esto no puede ser generalizable a otros.

Al contrario, una verificación empírica sin una teoría que la sustente, es como un barco sin timonel, constituye un montón de datos con los que nada puede hacerse desde el punto de vista resolutivo, ya que niegan ese pedacito de verdad que cada uno tiene, y que solo puede abordarse bajo una perspectiva cualitativa, entonces tampoco tendría un impacto positivo en el bienestar de las personas.

Desde el Humanismo científico podemos entender cómo todo se influye constantemente de forma dialéctica. En el mismo proceso salud- enfermedad, el ambiente donde se desarrolla el individuo lo afecta, ya sea positiva o negativamente, y condiciona su salud y su bienestar; pero además, el propio individuo tiene una manera de entender esa influencia, que marca en muchos casos su bienestar subjetivo y por supuesto, su salud.

Es el caso de las ideas irracionales, los pensamientos perturbadores; moverse desde lo ideal y no desde lo real, todos focos importante de ansiedad, de estrés. El individuo sufre al no ver satisfechas sus necesidades, sus expectativas, y esto no depende de lo que objetivamente pueda lograr, de los éxitos tangibles que pueda tener en su profesión, como integrante de una familia o de una sociedad, depende fundamentalmente de su percepción, de su interpretación subjetiva.

Centrarse solo en el comportamiento, en lo observable, es como atender nada más que al síntoma, a la manifestación de lo problemático, pero no a sus causas. Una psicología positivista niega lo esencialmente humano, y así, es muy poco probable que pueda resolver algún problema.

Por otra parte quedarse solo con esa interpretación que hace el sujeto de lo que le sucede, pasaría por alto la posibilidad de que el sujeto engañe al investigador, o se autoengañe, a la vez que limita las posibilidades del individuo de actuar sobre su medio para transformar la realidad de que forma parte.

Además, quizás podría tratarse y lograr una mejoría en su caso particular, pero esto no puede generalizarse a determinado grupo poblacional, ya que es un conocimiento no verificable, no demostrable.

Abogamos por una ciencia psicológica que no parcele el conocimiento, que una la teoría y la práctica, que tenga como objeto la realidad objetiva, fuera de la conciencia, y también la subjetiva, en esa relación dialéctica, interrelacionada y interdependiente que sostienen.

Una psicología que no se centre solamente en el ámbito académico, que utilice, según los objetivos que persiga, todas las herramientas cuantitativas y cualitativas a su disposición, para una mayor y más abarcadora comprensión de los problemas humanos, que  los verifique y empodere al individuo para resolverlos.

Esto justifica la pertinencia del Humanismo Científico como enfoque epistemológico abarcador y más humano. Y desde ese posicionamiento, puede cumplirse con la primera y más sublime misión de la psicología: contribuir al logro de la tan ansiada felicidad.

Referencias:

Corral R. Historia de la Psicología. 2003. Universidad de la Habana, Cuba.

Ivette Barbara
Licenciada en Psicología. Facultad de Psicología.