El equilibrio en la socialización

Con la eclosión de las redes sociales, interactuamos menos cara a cara con los demás, y ese contacto personal resulta esencial por múltiples motivos. Por lo tanto, hay que cultivarlo, cuidando eso sí que sea fructífero, provechoso y que no sature todo nuestro tiempo, ya que esto al margen de poder ser agotador, no deja muchos resquicios para poder estar con nosotros mismos.

Con la llegada del buen tiempo a partir de la primavera, aumentan las posibilidades de socializar, al ser factible, por ejemplo, organizar comidas con amigos al aire libre, que siempre resultan un plan muy interesante para fortalecer la interrelación grupal.

Aunque si la reunión se realiza en casa de un anfitrión, todos han de poner su granito de arena para aliviar el esfuerzo organizativo en todas las vertientes, por mucho que este pueda contar por ejemplo con productos efectivos para agilizar la limpieza posterior. Algo que, sin duda, supone una gran ayuda pero que no colma todos los esfuerzos que implica organizar algo así para un grupo numeroso.

El equilibrio no es imposible

Las redes sociales nos permiten una interacción con los demás que, en ocasiones, palían la imposibilidad o dificultad para el contacto directo, ya sea por falta de tiempo, barreras geográficas, etc.

Pero esta socialización líquida no ha de suplir la relación directa con las personas, debido a que como animales sociales precisamos este contacto con el grupo para afirmarnos y no sentirnos aislados.

Asimismo, también hemos de buscar el equilibrio adecuado entre la interacción social y el tiempo personal, ese que nos dedicamos a estar con nosotros mismos y encontrarnos bien haciéndolo, para poder experimentar aquello tan importante de «no estoy solo, estoy conmigo».

Con todo, este equilibrio en la socialización no va a poder responder nunca a un modelo fijo al variar en función de las necesidades individuales y circunstancias de cada persona.

La importancia del autoconocimiento

De ahí, que en este ámbito, como en tantos otros, resulte también muy importante hacer un ejercicio de introspección para entender qué precisamos y qué preferimos. Hay personas más extrovertidas que requieren un mayor contacto social, en la misma medida que otras son más introvertidas y prefieren pasar más tiempo consigo mismas.

En cualquier caso, en ambos modelos de personalidad se trataría de buscar la calidad en las relaciones para que estas sean significativas, estimulantes y saludables. Al igual que es primordial, saber poner límites para aprender a decir no a aquellas invitaciones que no casan con la disponibilidad de tiempo, o bien entran en conflicto con nuestras necesidades, aunque estas sean puntuales.

Actividades grupales como instrumento de socialización

Si hablamos de romper el aislamiento, la soledad indeseada o una sociabilidad demasiado líquida volcada en exceso a las redes sociales, la realización de actividades grupales puede ser de gran ayuda.

Así, apuntarse a un club de lectura, a un campeonato de pádel o a un curso de cocina puede resultar excelente para divertirse realizando una actividad que gusta, al tiempo que se socializa con personas de gustos afines, abriendo la posibilidad a la creación de nuevos entornos en los que tener interacciones sociales significativas, placenteras y saludables.

Todo esto que hemos señalado no implica abominar de las redes sociales, que pueden ser esenciales, sin ir más lejos, para personas que acaban de trasladarse a una ciudad y precisan conocer gente. Para invertir en tu salud, se trataría de buscar un equilibrio entre la interacción digital, la sociabilidad fructífera con los demás y el tiempo que te dedicas para estar contigo mismo.

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