El trastorno por atracón es uno de los nuevos cuadros patológicos que aparece en el DSM-V de la APA (Asociación de Psiquiatría Estadoudinense).
Forma parte del grupo de trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos, entre los que se encuentra la anorexia y bulimia nerviosas, y se caracteriza por la aparición de episodios de ingesta de comida compulsiva (atracones), en poco tiempo y con sensación de pérdida de control sobre la cantidad de comida que se ingiere.
Coincidencias entre el trastorno por atracón y otros desórdenes alimentarios
Existen varias coincidencias entre las personas que padecen este trastorno, aunque principalmente me voy a referir a tres:
1. El trastorno por atracón suele estar acompañado de otros cuadros de ansiedad y depresión.
2. La persona que lo padece suele tener una autoestima deteriorada.
3. La persona que lo padece tiene una relación muy estricta consigo misma: se autoexige demasiado, buscando el perfeccionismo, sobre todo en el área social.
Estos tres criterios, se relacionan entre sí, formando el siguiente patrón:
La persona que padece el trastorno por atracón suele ser muy autoexigente, al ver sus propias expectativas fracasadas, siente un alto nivel de frutración y eso merma su autoestima. Como consecuencia la baja autoestima redunda en un estado de ánimo deprimido, y en ansiedad al percibir los retos diarios como problemas que superan sus capacidades.
Pero cabría preguntarse ahora: ¿por qué lo paga con la comida? Ya que la relacion anterior podría derivar en un TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo), o en un TAG (Trastorno de Ansiedad Generalizado) o en un cuadro depresivo. ¿Cuándo acaba produciendo, el patrón presentado, un Trastorno por atracón?
Cuando hay una relación especial entre la persona que lo padece y la comida. Aunque hilando más fino, es sobre todo por: ¡la especial relación que tienen con su imagen social!
Con el qué diran, con la aprobación y el rechazo, con lo que se espera de ellas. Por eso este trastorno afecta fundamentalmente a mujeres, porque en la sociedad en la que vivimos, a grandes rasgos, lo que se espera de los niños es que sean fuertes, dominantes, exitosos, y lo que se espera de las niñas es que sean guapas, bonitas, atractivas.
Entonces, si una niña, desde muy pequeña, por aprendizaje vicario (observación a sus modelos de referencia) u otro tipo de aprendizaje, ha adquirido la condición de perfeccionista, ese rasgo lo va a llevar a todos los niveles, pero sobre todo a los que tengan un impacto social, es decir, una impresión en los otros: rendimiento académico, encajar en el grupo… y por supuesto, su cuerpo.
Si esa persona tiene una relación especial con la comida, bien porque tiene o ha tenido tendencia a la obesidad, bien porque le gusta comer (como a casi todos, creo) pero ha tenido una educación muy restrictiva con respecto a la cantidad y tipo de alimentos que debe ingerir, se va obsesionar más por controlar su ingesta de comida, y aquí es donde se produce el efecto paradójico:
Mientras más control quiera poner sobre lo que come, más va a caer en la conducta de atracón.
Porque peta, sencillamente peta. Es tan estricta en su relación con la comida que no lo aguanta, y todo ese sobrecontrol y esas expectativas irreales se acaban volviendo en su contra, y acaba desfogando la tensión acumulada, precisamente a través de aquello que se está reprimiendo: la comida.
Por tanto, visto todo esto, podemos sacar una serie de conclusiones útiles para evitar los atracones:
1. En primer lugar: acude a un psicólogo. Esto no es ninguna broma, se trata de un problema serio al que hay y al que se puede poner solución. Pero sola te va a ser imposible. Un psicólogo te ayudará a:
2. Reducir tu perfeccionismo.
3. Valorarte de manera más justa y positiva.
4. Relacionarte con la comida de forma más sana.
5. Controlar los atracones a través de distintas estrategias: aplazarlos, aplicar técnicas de relajación para aliviar la ansiedad, usar la distracción cognitiva y conductual.
Yo soy psicólogo y trabajo el Trastorno por atracón, si lo padeces puedes elegirme a mí, o bien a otro u otra profesional, pero trata de asegurarte de que sea alguien que ya ha tratado este tipo de problemáticas con éxito.
Y recuerda que, ya padezcas estre trastorno o no, todo empieza por abandonar la relación tan estricta que en algún momento de nuestras vidas aprendimos a tener con nosotros mismos. Cuando abandonamos afanes de perfeccionismo y entendemos que no todo tiene que estar bien siempre ni en mí ni en lo demás, la vida fluye, y las cosas se vuelven un poquito más fáciles.