Los 11 tipos de apego emocional

Todos tenemos algún tipo de apego emocional. Esto es lo que he descubierto a lo largo de los años tanto en mi área personal como en consulta.

Tipos de apego

Apego a Ser bueno, virtuoso, equilibrado, íntegro

Podemos encontrar a la persona racional, idealista, de sólidos principios, determinada, controlada y perfeccionista, quien cree que “vales o eres bueno si haces lo correcto” y con miedo a ser “malo”, defectuoso, perverso, corrupto.

Así todo su comportamiento está orientado a corregir a los demás insistiendo en que compartan sus criterios y valores, síntoma de que están en lo cierto y de que son buenos. La necesidad de reformar al otro y de hacer lo correcto siempre es su orientación, y ese apego les aleja de plantearse qué quieren realmente, o permitir que el otro sea como es o haga su propio proceso.

Apego a sentirse amado

En este tipo de apego encontramos a personas que necesitan establecer vínculos íntimos a su alrededor.

La idea interior de esa persona es “Vales o estás bien si eres amado por los demás y eres amigo de ellos” con lo cual intentarán conseguir descubriendo las necesidades y deseos de los demás creando así dependencias ya que su miedo profundo es No ser amado ni deseado y piensan que han que conquistar a los demás para ser amados.

Apego a sentirse valioso, aceptado y deseable

Esto puede implicar un apego a la imagen, a obtener logros, objetivos, resultados ya que la idea interior de este tipo de personas es “Vales o estás bien si tienes éxito y los demás piensan bien de ti”.

Esta creencia provoca una orientación hacia el éxito, una persona adaptable a cualquier imagen que “funcione”, sobresaliente, ambiciosa y consciente de su imagen, que esconde miedo a no valer y a no tener ningún valor aparte de sus logros.

Apego a descubrirse a sí mismo y su importancia

Al creer que “vales o estás bien si eres fiel a ti mismo” esto les lleva ser personas muy creativas, originales, sensibles, reservadas, expresivas, dramáticas y temperamentales.

Con los demás se muestran temperamentales y les obligan a ir con pies de plomo, momento y su “auto fidelidad”, creándose a la vez ese vínculo ambivalente que hemos comentado con anterioridad en sus interacciones, ya que su mayor miedo es no tener importancia personal.

Apego a ser capaz y competente

Creen que “vales o estás bien si eres experto en algo” con lo cual son personas cerebrales, penetrantes, perceptivas, innovadoras, reservadas y más bien aisladas. Crean vínculos más bien evitativos ya que fácilmente se sienten invadidas y necesitan mucho espacio (emocional).

Su miedo es a ser impotente, inútil e incapaz, sentirse abrumado con lo que necesitan su espacio de libertad. Esto hace que se enfoquen mucho en saber, a nivel intelectual pero con un claro deterioro en su consciencia corporal y sus emociones.

Apego a encontrar seguridad y apoyo

Bajo su credo “vales o estás bien si haces lo que se espera de ti” se dedican a hacer lo que creen que los demás esperan de ellos, sin cuestionarse lo que realmente quieren. Este comportamiento funciona de forma automática, escondiendo el miedo a no poder sobrevivir solas y a la falta de apoyo u orientación.

Esto hace que se apeguen a ciertas relaciones, y a la necesidad que los demás muestren que están contentos con ellos (querrá decir que han cubierto las expectativas). Se trata de personas comprometidas, encantadoras, responsables, más bien nerviosas y desconfiadas. Se relacionan con los demás quejándose y poniendo a prueba la lealtad o el compromiso de los demás.

Apego a estar feliz, contento y encontrar satisfacción

¿Pareciera que esto no es un apego verdad? La lástima es que todo llevado al extremo lo es. Este tipo de apego genera una persona activa, amiga de pasarlo bien, espontánea, versátil, codiciosa y dispersa; Lo que evita a toda costa es verse atrapado por el sufrimiento, con lo cual serán personas que tienden a no profundizar demasiado, y alejarse de cualquier sentimiento que pueda ser más doloroso.

El tema es que la vida incluye alegría pero también dolor. El dolor no puede extraerse de la vida. El sufrimiento es opcional. Y esto crea una mentalidad centrada en el placer, más hedónica. Su credo es “vales o estás bien si obtienes lo que necesitas” que confunde a los demás e insisten en que cumplan sus exigencias.

Apego a protegerse y decidir su camino en la vida

Hay un tipo de personas que temen ser heridos o dominados por otros. En su infancia pueden haber sido manipulados por los padres. Creen que “vales o estás bien si eres fuerte y estás al mando de tu situación” con lo que suelen mostrarse poderosos, dominantes, seguros de sí mismos, decididos, voluntariosos y retadores.

Raramente aceptan que tengan carencias o faltas internas, lo cual les dificulta el crecimiento interior, sin darse cuenta que es una defensa como quien construye un castillo inalcanzable. En sus relaciones tienen dificultades para intimar y abrirse, y en su vida diaria se enfocan en lograr reconocimiento y poder. También domina a los demás exigiendo que hagan su voluntad.

Apego a mantener la estabilidad y la paz mental

Este tipo de personas son propensas a caer en relaciones de dependencia. Su credo es “vales o estás bien mientras los que te rodean sean buenos y estén bien”.

Esto genera un tipo de persona modesta, receptiva, tranquilizadora, simpática y satisfecha, que se relaciona evadiendo y resistiéndose a los demás para evitar la pérdida y la separación. Tiene mucho miedo al abandono y pueden vivir a través del otro, en una relación totalmente simbiótica

En conclusión, el apego no es más que la causa, el miedo que hace que las personas nos comportemos de una manera o de otra. Algunos pasan más o menos desapercibidos, otros son más o menos tóxicos pero a todos, nos afecta alguno de los distintos tipos de apego anteriores. ¿Cuál es el tuyo?

Redacción
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