Cuando escuchamos hablar sobre el apego, a menudo pensamos en el concepto del que suelen hablar algunos autores y filósofos: depender de forma obsesiva de otras personas, no estar preparados para asumir la pérdida y depositar nuestra felicidad en manos de la presencia de personas u objetos determinados.
Sin embargo, los psicólogos, cuando hablamos de apego, nos referimos principalmente a la Teoría del Apego, formulada por el psicólogo inglés John Bowlby.
Él, dedicó su carrera profesional a intentar explicar cómo los seres humanos nos vinculamos entre nosotros y le concedió especial importancia a la relación que establecemos siendo bebés con nuestros cuidadores principales (que suelen ser nuestros padres), dándole un papel protagonista en la formación de los patrones afectivos que desarrollaremos como adultos.
En este artículo, vamos a hacer un recorrido a lo largo de la teoría del apego. Es importante que la conozcamos ya que puede cambiar nuestra perspectiva a la hora de vincularnos con nuestros hijos. También nos servirá para promover su desarrollo emocional y para entender incluso quiénes somos a nivel afectivo y por qué nos relacionamos como lo hacemos.
¿Cuáles son las funciones del apego desde la teoría de John Bowlby?
El apego tiene funciones fundamentales relacionadas con el desarrollo del bebé:
- Favorece la supervivencia, ya que mantiene en contacto a las crías y los padres. De hecho, cuando mamá o papá se alejan del bebé, éste reacciona con conductas que promueven la cercanía de quien lo cuida, como la queja, el llanto o vocalizaciones. A esas conductas, las llamamos conductas de apego.
- Aporta seguridad al bebé para explorar el ambiente. Sabiendo que el adulto está disponible a todos los niveles, el bebé se atreve a investigar, a ampliar sus horizontes.
- Aporta la estimulación necesaria para desarrollarse a todos los niveles (físico, emocional, mental).
- Fomenta la salud física y psíquica del bebé a través de todo tipo de cuidados.
- Ayuda a que el bebé se desarrolle a nivel afectivo y social y aprenda cómo relacionarse con las personas que lo rodean.
Fases de formación del apego
El apego se va desarrollando a lo largo del tiempo, a medida que se va produciendo la adaptación entre bebé y cuidador. No se limita sólo a la infancia, sino que es un proceso que varía a lo largo de nuestro ciclo vital.
Siguiendo con la teoría de Bowlby, el apego se desarrolla a lo largo de 4 fases:
Fase de Pre-apego (0-2 meses). En esta fase, las personas ocupan un lugar muy importante para el bebé, pero no podemos hablar aún de apego, ya que no puede aún diferenciar entre sus figuras familiares y los desconocidos. Puede reconocer el olor y la voz de la persona que lo cuida, pero no podrá discriminarla visualmente hasta los 3 o 4 meses.
Fase de formación del apego (2-7 meses). El bebé reconoce ya a las figuras que lo cuidan y desarrolla conductas diferenciales (sonríe más a sus padres que a los demás, deja de llorar cuando ellos lo consuelan, llora cuando sus padres se alejan y no cuando lo hacen otras personas).
Fase de apego (7-24-30 meses). Se consolida el lazo afectivo con su cuidador principal. Uno de los criterios que se utiliza para saber si se ha formado el vínculo afectivo es la «ansiedad por separación». Ante la ausencia de su cuidador, el niño llora, protesta, intenta seguirlo, deja de explorar el ambiente. Aparece en esta fase también el miedo a los extraños.
Fase de relaciones recíprocas (de 30 meses en adelante). El niño ya entiende que la ausencia de los padres no es para siempre. Ya ha desarrollado el lenguaje y además tiene la suficiente capacidad mental como para predecir que, aunque se vayan, volverán. El niño puede seguir sintiéndose seguro siempre y cuando sepa dónde están sus padres y cuándo van a regresar.
¿Qué influye en la formación del estilo de apego?
En la formación del vínculo de apego intervienen las características y el comportamiento del cuidador principal (madre, padre o quien asuma la crianza). Son importantes: su sensibilidad hacia las necesidades del bebé, si disfruta de sus cuidados, si respeta o no la autonomía del niño y si está pendiente de él.
Pero no se trata de hacer recaer toda la responsabilidad sobre los padres o cuidadores. Hay otros factores que también influyen:
- El temperamento del bebé (es más fácil crear un vínculo cercano si el bebé es tranquilo y apacible).
- Las condiciones favorables de la persona que cuida.
- El menor número de horas que el bebé pasa con un cuidador no parental.
La interacción de los factores anteriores, dará lugar a la formación del estilo de apego en el niño.
Te cuento a continuación cuáles son los estilos de apego y qué consecuencias tienen en nuestra vida.
Tipos de Apego
Los vínculos que desarrollan los niños con sus figuras cuidadoras se diferencian en su calidad. Por eso, hablamos de que existen diferentes patrones o estilos de apego, basados en un comportamiento diferencial que permanece estable a lo largo del tiempo.
Para discriminar cada estilo de apego, Mary Ainsworth desarrolló un procedimiento breve, que evaluaba la calidad del vínculo y que llamó «La situación extraña».
A través de esta situación experimental permitió situar a los niños en tres patrones básicos, a los que se añadió con posterioridad un cuarto patrón.
Apego seguro. Tener un estilo de apego seguro se relaciona con haber sido cuidado por personas que están disponibles, que son coherentes, emocionalmente estables y mantienen formas de relacionarse con su hijo armónicas y cercanas. La historia familiar a la que da lugar es satisfactoria, con un estilo educativo cálido a la vez que exigente y favorecedor de autonomía.
Apego Ansioso. Este tipo de apego se relaciona con tener cuidadores inconsistentes, incoherentes en su conducta con los hijos, inestables emocionalmente, con formas de relacionarse cambiantes. La historia familiar es más probable que sea insatisfactoria, con inestabilidad y estilos educativos sobreprotectores o incoherentes.
Apego Evitativo. Se ha relacionado con figuras hostiles hacia los niños o con dificultades para manifestar afecto. La historia familiar suele ser muy poco satisfactoria y las relaciones educativas son frías y hostiles, que pueden oscilar entre el autoritarismo y el abandono.
Apego Desorganizado. Se identifica con posterioridad. Es el menos frecuente y se relaciona con una posible psicopatología de los cuidadores. La historia familiar en este patrón abarca la desatención e incluso el maltrato. En consecuencia, los niños, desarrollan un patrón de sumisión para evitar la agresividad de los progenitores. La historia familiar resultante es muy insatisfactoria.
Consecuencias del apego en la edad adulta
Nuestros primeros vínculos afectivos condicionan cómo vamos a relacionarnos en la edad adulta y también cuál va a ser la forma en que veremos el mundo y nuestro futuro.
Haber tenido una base de seguridad en nuestra infancia, un contexto incondicional, disponible, eficaz y seguro, genera la expectativa de que nuestras necesidades van a estar cubiertas y de que tendremos a disposición los recursos necesarios para enfrentarnos a cualquier situación con éxito. Sobre esta base de seguridad y positividad, construiremos además nuestras relaciones sociales y afectivas.
Por el contrario, tener un contexto de cuidado inconsistente, genera desconfianza sobre si recibiremos o no los cuidados y el apoyo que necesitamos. Nos percibiremos como incapaces de promover protección y cariño y eso afectará a nuestro sentimiento de merecer amor y cuidados y por lo tanto a nuestra autoestima y a nuestra futura identidad como adulto.
Las personas con apego seguro, tienen, por lo tanto, más éxito en sus relaciones y más claridad en las decisiones que van tomando a lo largo de su vida.
Teniendo en cuenta lo anterior, creo que es de gran utilidad conocer esta teoría ¿Verdad?
Ventajas de conocer la teoría del Apego
Conocer la teoría del Apego nos proporciona grandes ventajas:
- Ser más conscientes a la hora de vincularnos con nuestros hijos, teniendo la posibilidad de crear un vínculo seguro con ellos.
- Identificar cuál es nuestro estilo de apego y saber cómo ha afectado a quiénes somos como adultos.
- Comprender nuestro comportamiento a nivel relacional y poder tomar la decisión de trabajar en él para mejorarlo.
- Entender mejor el comportamiento de las personas que nos rodean y su forma de relacionarse.
- Decidir profundizar más sobre la teoría para poder discriminar el estilo de apego de las personas que nos rodean e incluso elegir compañeros de vida más compatibles con nosotros.
Como conclusión, te animo a que profundices en el tema si el artículo te ha resultado interesante. Encontrarás que esta teoría se puede aplicar a la crianza de los hijos y también a la formación de los vínculos de pareja, dos áreas fundamentales en nuestra vida que podemos mejorar y trabajar y que afectarán de forma notable a nuestra satisfacción vital.