Una rama de la psicología que se ve muy poco en los estudios de grado es la psicología criminal, poco por no decir casi nada.
La psicología criminal es una rama aplicada que relaciona diferentes variables psicológicas con los criterios que se definen como infracciones de la norma jurídica vigente.
Creerás que la psicología criminal trata de acusar al culpable, de buscar su implicación o de convencerle. Nada más lejos de la realidad, en concreto la psicología criminal se ocupa de investigar al presunto delincuente y conocer sus motivaciones para los delitos como las causas de la criminalidad por medio del estudio individualizado de su medio, edad sexo, personalidad, coeficiente intelectual y características cognitivas, buscando como meta principal la prevención del crimen, interesante ¿verdad?
¿Quieres conocer más sobre la psicología criminal?
Antes de nada hay que comprender que una persona es delincuente cuando viola una determinada norma jurídica, social o cultural imperante en la sociedad donde está inmerso.
La psicología criminal ha evolucionado mucho en los últimos treinta años, hasta el punto de conocer con bastante detalle los factores de riesgo que pueden hacer que un perfil se convierta en criminal, por supuesto hay factores con más peso que otros. Estos factores suelen ser en general:
Factores familiares
La familia es muy importante en la socialización del niño, especialmente en las primeras etapas de su desarrollo.
Factores como un gran tamaño de la familia, ausencia de progenitores, mal clima familiar o estilos de crianza autoritarios o inatentos se vuelven muy relevantes para conocer las causas. En estas etapas es donde se inculcan los valores, que luego servirán al futuro adulto para defenderse ante las malas influencias que encuentre en su vida, y no solo se inculcan verbalmente, sino también por aprendizaje vicario.
Factores escolares
Aunque el presunto criminal ya sea un adulto, su escolaridad es muy importante para conocer su motivación y causa, así como para prevenir futuros comportamientos criminales mediante atención psicológica.
La escuela representa un espacio donde fortalecer sus valores y habilidades cognitivas, experiencias negativas escolares, fracaso escolar, malas influencias, individualismo o competitividad en la escuela, se tornan también factores muy predictivos. También una falta de interiorización del concepto de ley en la escuela es un factor predisponente.
Factores ambientales
Aparte de la educación recibida tanto por la escuela como por la familia, el ambiente en que está inmerso el presunto criminal tiene un peso importante también, en los años cincuenta, se decía que la clase social correlacionaba negativamente con la delincuencia, es decir a más clase social menos probabilidad de ser delincuente, siendo demostrado esto mediante estadísticas.
Sin embargo a día de hoy se ha puesto al descubierto que existe un sesgo en la justicia que hace que las clases sociales bajas se vean más desfavorecidas, quizás por una falta de posibles, lo que hace que las clases altas puedan contratar mejores abogados.
Actualmente se habla de que la influencia del ambiente en el criminal ocurre mediante sus grupos de pares, es decir su familia, o su grupo de amigos, si los grupos de pares delinquen, portan armas, o consumen drogas son un fuerte predictor de delincuencia como una de las posibles causas
Otro factor ambiental que no debemos olvidar, son los medios de comunicación, y la información que ejercen en las personas en riesgo. Hay que cuidar al máximo la información que se difunde para no crear estigmas sociales que arrastren a los individuos a la delincuencia.
No hemos de olvidar tampoco la parte genética, y es que determinados comportamientos que quizás no acaben de ser definidos como delincuencia, pero sí como antisociales tienen una base genética.
Investigadores han llevado a cabo estudios que asocian la delincuencia juvenil con las interacciones entre variables genéticas comunes, más específicamente entre las enzimas MAO-A, el BDNF, y 5-HTTLPR.
Los resultados publicados en la revista Agressive Behavior, por el doctor Boutwell llegaron a la conclusión de que ciertas personas están más predispuestas a relacionar el castigo físico con una propensión de las víctimas hacia la agresividad, lo que podría explicar por qué no todos los niños maltratados desarrollan tendencias antisociales, ya que no todos ven un castigo físico de esa forma.
En base a estos estudios, se habla también de que ciertas combinaciones genéticas podrían predisponer a un comportamiento antisocial.
Si esta predisposición genética la unimos a los factores familiares y escolares de los que hemos hablado antes, tenemos la respuesta a la pregunta que nos hacíamos en la entradilla.
¿Un delincuente nace, o se hace?
La respuesta para mí es que se hace, o lo hacen, pues aunque genéticamente este predispuesto a un comportamiento antisocial, si esta persona no tiene experiencias que le lleven a pasar ese umbral, lo más probable es que nunca en su vida cometa un delito, o al menos un delito mayor.
En cambio si esa persona predispuesta, sufre algún tipo de maltrato, tiene malas compañías, o una mala educación se vuelve muy posible que esas sean las causas que le lleven a ser criminal.
En conclusión, la psicología criminal es una rama, que aún necesita muchísima investigación, especialmente en el campo de la genética, donde seguramente aún tenemos muchísimas variables que descubrir. No obstante el conocimiento que tenemos actualmente ha demostrado ser de gran eficacia en su aplicación práctica.
No solo en la “caza” de delincuentes, sino también en la prevención de la criminalidad, este ejemplo lo podemos ver comparando la calidad de la educación y la criminalidad en los diferentes países del mundo.
Vemos como países con una gran calidad educativa como son los países nórdicos apenas tienen delincuencia permitiéndose el lujo de tener a sus policías desarmados, mientras que países de centro américa o africanos donde no se invierte en educación los índices de criminalidad son superiores.
Por lo que conociendo estos factores tenemos en nuestra mano el poder prevenir la “creación” de estos futuros delincuentes, pudiendo llevarles a una vida donde la delincuencia no sea una opción.