Mi hijo tiene celos de su hermano, ¿Qué puedo hacer?

¿Tu hijo tienes celos de su hermano?

Utopías aparte, la llegada de un niño pequeño a la casa no siempre es esperada ni recibida con alegría por los hermanos mayores.

Nos gustaría que así fuera, dado que nos quitaría una fuente de estrés y preocupación. Queremos a nuestros hijos y deseamos que se sientan bien, es normal; pero en la vida habrán de atravesar por situaciones en la que las emociones cómodas y las incómodas se entremezclen: y, ésta, es una de ellas.

Para entender esto, es importante que nos demos cuenta que pertenecemos al grupo de los mamíferos. La mayoría de los mamíferos experimenta un estado de alerta cuando se producen cambios en el entorno, de ello ha dependido muchas veces su supervivencia: lo nuevo puede ser muy bueno, pero también puede ser algo peligroso que todavía no conocemos. Por este motivo, cuando va a ocurrir algo nuevo, podemos experimentar desazón e incertidumbre.

Tú sabes que vas a seguir queriendo a tu hijo mayor cuando nazca su hermanito, pero él no tiene recorrido para saberlo, tal vez hasta haya escuchado información contradictoria por parte de algún amigo, y por todo ello es posible que esté de morros o se porte mal ante la llegada del nuevo bebé.

Además, la mamá deja de poder llevarle en brazos porque su barriga no lo permite, o está más cansada y necesita reposo y no puede jugar tanto con él; tal vez hasta se encuentre mal físicamente, o esté enferma.

Cuando llega el momento, la mamá o los papás desaparecen y el hermano mayor se queda a cargo de otras personas para que el bebé pueda nacer, y la casa y el hospital se llenan de cosas nuevas y regalos para el recién nacido.

Todos hablan de él, de lo bonito que es, de las caritas que pone, de a quién se parece… le hacen carantoñas y gracias. Después, ya en casa, el bebé llora, requiere atención constante, a veces exclusiva, los papás están cansados y pasan sueño, y pueden estar más irritables. Reconozcámoslo, esto puede ser inquietante para un niño que ha estado acostumbrado a recibir amor y atención por parte de padres y familia.

Cómo ayudar a tu hijo a prepararse para este cambio

Partiendo de esta realidad, podemos hacer mucho para ayudar a nuestro hijo a reducir su incertidumbre y a abrirse a otras interpretaciones sobre lo que está ocurriendo, o va a ocurrir, en claves que no sean de amenaza sino de enriquecimiento. Vamos a daros algunas claves que pueden marcar la diferencia.

La prevención

Sabiendo que los cambios estresan y generan incertidumbre, puedes facilitar a tu hijo mayor mucho la faena si no haces coincidir el nacimiento del hermano con otros cambios en su vida, como el cambio de habitación, la retirada del pañal, la introducción de una extraescolar o el cambio de vivienda.

Otro aspecto que puede ser útil, y mucho, es la ayuda logística. Si puedes repartir el trabajo con alguien de confianza, familiar o de fuera, y dedicar momentos a solas y de calidad con tu hijo mayor, la transición será mucho más fácil. De este modo tu hijo podrá disipar los miedos que pudiera tener de que la llegada del hermano iba a suponer que no le hicieras caso.

Incluir a tu hijo mayor en pequeñas tareas con el bebé también resulta de ayuda si lo planteas como un juego: puede ayudarte a enjabonarle los pies, o a ponerle los peucos, cualquier cosa sencilla que comparta contigo. Porque lo que quiere es precisamente eso: compartir tiempo contigo y asegurarse de que sigues queriendo estar con él.

Los celos son emociones incómodas pero normales

Puede parecer una perogrullada, pero en ocasiones no caemos en pensar que los celos no son, ni más ni menos, que una emoción.

Dentro de las emociones que podemos experimentar los seres humanos, están las emociones agradables y las emociones incómodas: y ambas son importantes, adecuadas y aceptables. Las emociones negativas no están aquí para fastidiarnos la vida, sino para ayudarnos a afrontar situaciones, así que será buena idea que te las permitas tú y que se las permitas a tu hijo también.

Puedes hacerle un gran favor a tu hijo explicándole lo que son los celos, permitiéndole hablar de ellos, diciéndole que son normales y que a ti también te han pasado a veces.

Sin embargo, le harás un flaco favor si le dices que no debe sentirse celoso, o que tiene que querer mucho a su hermanito, o que los celos son algo feo. Mejor que exprese, hable, pinte… y saque su emoción de celos abiertamente. Si no, se sentirá culpable o malo por tenerlos, la reprimirá y su conducta empeorará, además de que su autoestima y aprendizaje emocional quedarán comprometidos.

Las conductas que expresan celos

Nuestras emociones, tanto las agradables como las desagradables, nos llevan a actuar de una manera u otra. Podemos canalizarlas de manera que favorecen la convivencia y el crecimiento personal o de manera que nos conduzca a problemas.

A veces los niños no saben cómo dar una salida adecuada a su emoción de celos y es posible que rompan cosas, insulten, exploten en rabietas, traten mal al bebé o tengan regresiones (volver a hacerse pipí, comportarse como un bebé, no querer comer solo…) .

Tras explicarles que no es malo sentir celos, les podemos ayudar a buscar alternativas sanas para expresarlos, como hablar con los papás, dibujar, expresar su rabia a través de juego… Si no os resulta fácil encontrar alternativas o enseñárselas, una visita al psicólogo infantil os dará ideas que pueden enderezar un camino que ha empezado a torcerse entre los hermanos. Una inversión muy rentable.

Otra emoción incómoda: el enfado

Un hermanito pequeño en casa no sólo puede despertar celos, sino también cantidades ingentes de frustración y enfado. Justo cuando ibas a jugar con tu hijo mayor, el pequeño llora, o se hace daño. Justo cuando acaba de construir la torre de bloques, el pequeño pasa como una apisonadora y se lo tira todo.

Tu hijo puede pasar de estar acaramelado con el bebé, de querer cuidarle y bañarle, a odiarle vivamente. Estas emociones son normales y siempre tienen su antecedente: mira lo que acaba de ocurrir y entiende a tu hijo mayor. P

Puede llegar a ser muy frustrante que te llenen de papilla el precioso dibujo que acabas de hacer a tus papás o que de desordenen la fila de coches que te ha llevado diez minutos hacer. Puedes hacerle un favor a tu hijo explicándole que eso que siente es enfado o frustración, que es normal que lo sienta, que tú también lo sientes a veces… y ayudarle a dar una salida a esa emoción más allá de la agresividad.

Con todo, ya sea porque no habéis podido hacer lo anterior, o porque el bebé nacido es de alta demanda o el mayor especialmente frustrable o sensible, en ocasiones las conductas de celos son difíciles de manejar. Si es así, por más cansado que estés, te recomendamos tener unas sesiones con un psicólogo infantil, te evitarán cansancio, luchas y malestar futuros.

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