Siempre he escuchado que de todos los animales, el perro es el mejor amigo del hombre. Dada su naturaleza de sentir amor incondicional y lealtad hacia su dueño. Convirtiéndose así en su fiel soldado, guardián y compañero.
Hoy quiero compartir con ustedes a través de este post, otra teoría acerca de la amistad profunda e insustituible entre perro y hombre. Voy a referirme a la relación hombre y mente, pudiendo ser esta última su mejor amiga y no el perro.
Desde que somos pequeños, nuestros padres nos transmiten a través de sus experiencias sus miedos, triunfos y fracasos. Todos ellos son incorporados de forma inconsciente en nuestro modo de ser y pensar.
Todo esto influye de algún modo en nuestra personalidad, única e irrepetible, la cual siempre va a tener elementos funcionales o disfuncionales, relativos al entorno donde se desarrollaron nuestras primeras vivencias como seres pensantes, díganse el hogar, la convivencia con otras personas y la relación que seamos capaces de establecer con el mundo exterior.
Tanto las vivencias transmitidas como las adquiridas, van a influir inevitablemente en la percepción que tiene el individuo acerca de la vida, almacenando toda esa información en su mente.
Convertidas en emociones y luego en sentimientos, suelen aparecer sin invitación en nuestros pensamientos cotidianos que cuando son positivos, entonces vale la pena decir que el mejor amigo del hombre es la mente y no justamente el perro. Los buenos pensamientos son el resultado de una mente bien alimentada y favorecen las condiciones para crear la armonía perfecta entre cuerpo y mente.
¿Qué pasa cuando una mente está mal alimentada?
Sin lugar a dudas señores, puede convertirse en el peor enemigo del hombre. Además de ser lo que comemos, también somos lo que pensamos. Los pensamientos negativos pueden generar enfermedades psicosomáticas afectando a nuestra salud mental y corporal.
En los años que tengo de experiencia como profesora de música he tenido la posibilidad de interactuar con muchas personas, sobre todo con estudiantes y profesores, en los centros educacionales donde he trabajado.
Ese contacto interpersonal que se produce de profesor a alumno, propicia que se establezcan lazos afectivos que contribuyen a la formación de valores, pudiendo ser estos positivos o negativos.
Por eso es de vital importancia para los docentes mantener una actitud positiva ante la vida. No solo somos portadores de conocimientos sino también de emociones y sentimientos convertidos en pensamientos, los cuales transmitimos a nuestros estudiantes de manera consciente o inconsciente.
¿La inseguridad está relacionada con los pensamientos negativos?
La respuesta a la pregunta es afirmativa. Pero también depende de varios factores y uno de ellos está justamente relacionado con la personalidad del individuo. Tanto es así, que se puede ser una persona positiva y sentir en algún momento de la vida inseguridad para enfrentarse a un problema.
Una persona positiva o negativa es ante todo un ser humano; lo que hace la diferencia es la actitud que asuma el individuo. Dicho en otras palabras: se trata de ocuparnos de cómo resolver el problema y no preocuparnos por el problema.
Para eso debemos educar nuestra mente alimentándola con pensamientos positivos. Esto, lo podemos lograr a través de ejercicios muy sencillos, los cuales se pueden realizar a diario y no le van a robar a su tiempo más de cinco minutos; por el contrario, le van a facilitar su vida.
Para lograr efectividad en los ejercicios, lo primero que debemos aprender es a desconectar nuestra mente de esos pensamientos clasificados como basura. ¿Cómo podemos lograrlo?
Eliminando los pensamientos chatarra que no son más que esos pensamientos repetitivos que muchos seres humanos alimentamos a diario y que no son para nada saludables, ni mucho menos necesarios.
Le pido que a continuación usted haga una lista mental y trate de clasificar sus pensamientos. Vamos a comenzar por los innecesarios, esos que se refieren a lo que ya no tiene solución y que usted los conoce mejor que nadie.
¡Entonces se dará cuenta que hay muchos de sobra! Ahora le pregunto: ¿si usted sabe que su mal no tiene cura, para qué se apura? ¡Con esa actitud lo único que logramos es añadirnos una preocupación más!
Si ya hemos identificado cuales son los pensamientos que no necesitan ocupar un espacio en nuestras mentes, vamos a potenciar los considerados necesarios, dándole un orden de prioridad.
Siempre debemos tener en cuenta que el día tiene solamente 24 horas y tenemos que ser capaces de distribuir las actividades diarias en jornadas, sin descuidar la atención especial que requiere la mente para un mejor funcionamiento, que es igual a decir: cada cierto tiempo en el día, debo poner en OFF mi mente y a través actividades de relajación, alimentarla adecuadamente para que no engorde.
Las actividades pudieran ser las siguientes: hacer algún ejercicio de meditación; escuchar una música suave que no resulte estridente al oído; observar el paisaje natural que le rodea concentrando su atención en los colores, sobre todo, en la gama de los verdes.
También resulta muy eficaz hablar de temas agradables, tratando que no tengan que ver con el trabajo o la actividad que se estaba realizando.
Le aseguro que de esta forma, usted estará educando adecuadamente su mente y no le quedara de otra, que pensar en positivo.
También es muy importante tener una autoestima saludable, ya que no podemos amar a nadie sino somos capaces de amarnos a nosotros mismos, siendo esta cualidad el plato fuerte que no debería faltar jamás, en una dieta bien balanceada para lograr una salud mental con calidad.
A veces ocurre, que nos vemos en la necesidad de levantar espiritualmente a alguien que se encuentra ante una situación límite y siempre repetimos la misma frase: “Trata de pensar positivamente y podrás conseguir esto o aquello, ¡tienes que poner de tu parte!”
Creo que, antes de decirle a alguien “pon de tu parte” tenemos que verificar que existe esa “parte”. Porque está probado y demostrado que no podemos dar lo que no tenemos.
Imaginemos una situación. Supongamos que usted, con muy buena voluntad, quiere ayudar a un amigo o familiar a resolver un problema económico, pero no cuenta con la solvencia necesaria para cubrir el préstamo. ¿Podría ayudar a esa persona? ¡Pues claro que no!
Pues así pasa cuando le decimos a alguien ¨pon de tu parte¨ y esa parte no existe o está debilitada por una mala alimentación u obesidad mental. El efecto psicológico es el mismo.
Yo soy de las personas que sabe del valor que tiene ser positivo, sobre todo cuando suceden acontecimientos inesperados, esos a los cuales no estamos preparados para recibir.
Hace dos años yo perdí físicamente a mi madre. Me encontraba trabajando fuera de mi país. Para cualquier persona que sale de su casa y deja a un ser querido aparentemente bien de salud, le resulta traumático recibir a su regreso una noticia de tal magnitud.
Los efectos psicológicos que se generan en el doliente ante un evento inesperado de esta naturaleza, si no los sabe o no los puede manejar, suelen ser fatales, sobre todo si el individuo no asume una actitud ante el problema.
No debemos escatimar esfuerzos para entrenar la mente, suministrándole a diario el mejor alimento espiritual que seamos capaces de construir o generar desde el corazón, con amor y alegría.
En la vida de cualquier ser humano, los imprevistos siempre van a estar presentes y a veces no basta con tomar ciertas medidas. ¡Ocurren y ya, como fatalidades del destino, sobre todo, para darnos una lección!
No debemos dejar que termine el día sin decirles a esas personas que amamos cuán importante son en nuestras vidas. Además debemos de estar agradecidos con todo lo que ya tenemos y no sufrir en demasía por lo que nos pueda faltar.
«Para ver un mundo en un grano de arena y al cielo en una flor silvestre, sostén al infinito en la palma de tu mano y a la eternidad en una hora» William Blake