Se estima que más del 20% de la población trabajadora mundial presenta adicción al trabajo. En España la cifra ronda el 10%.
De manera tradicional, se ha hablado de la palabra “adicción”, vinculándola en su mayor parte con el consumo repetido de una o varias sustancias psicoactivas, hasta el punto de que el consumidor (adicto) se intoxica periódicamente o de forma continua, muestra un deseo compulsivo de consumir la sustancia (o las sustancias), tiene una enorme dificultad para interrumpir voluntariamente o modificar el consumo de la sustancia y se muestra decidido a obtener sustancias psicoactivas por cualquier medio. (OMS, 1994).
Pero no son las sustancias el único ámbito en el que podemos hablar de adicción, ya que según la misma Organización Mundial de la Salud, la adicción es “una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación.”
Vemos por tanto que el espectro de posibles adicciones es amplio y abarca no sólo una concepción biológica o química, si no también conductas y afectos (psicológica).
En relación a esto, en la versión más reciente del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5, el trastorno llamado “Juego patológico”, o ludopatía pasa a estar considerado un trastorno del control de impulsos, a ser incluido en el capítulo “Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos”, pues existe evidencia de que este comportamiento activa los sistemas de recompensa de una manera similar a las drogas de abuso, y además produce síntomas conductuales similares a los de los trastornos por consumo de sustancias.
Aunque aún no hay suficientes datos disponibles para avalar su inclusión formal, la adicción al trabajo es sin embargo una realidad, que causa numerosos problemas en las vidas de quienes la sufren.
La adicción al trabajo fue descrita por primera vez en 1968, cuando un profesor americano de religión, Oates, lo utilizó para referirse a su propio trabajo. Él mismo creó el término “workaholism”, vinculándolo así con el alcoholismo y las drogodependencias, y lo definió como una necesidad excesiva e incontrolable de trabajar incesantemente, que afecta a la salud, a la felicidad y a las relaciones de la persona.
Las dos características fundamentales que debemos tener en cuenta para la detección y valoración de la adicción al trabajo son las siguientes:
- Se produce cuando la actividad se convierte en una idea obsesiva, ocupando la mayor parte de la vida del trabajador.
- Habitualmente no es reconocida por el trabajador, suele ser la familia quien lo detecta, por el exceso de tiempo que el trabajo resta a la familia, y que acaba por desvincularse del adicto.
Este tema, ha sido estudiado desde dos disciplinas psicológicas.
Desde la psicología clínica, centrándose en el estudio de variables disposicionales y patrones de personalidad, se ha encontrando una estrecha relación entre la adicción al trabajo y el patrón de conducta tipo A, combinando las siguientes características:
- Poca valoración o desvirtuación de los logros, resultados o ideas ajenas.
- Expresión en términos autorreferenciales
- Afirmaciones arrogantes.
- Sobreimplicación y sobrecompromiso con la organización que forman parte.
No existe una personalidad exclusiva de la persona adicta al trabajo, pero sí suelen tener algunos rasgos comunes de personalidad como la necesidad de reconocimiento social de su trabajo y/o de poder, elevado perfeccionismo y baja autoestima, gran individualidad y narcisismo.
Por el otro lado, desde la psicología de las organizaciones, la investigación se ha focalizado en las consecuencias que puede ocasionar el estado de adicción de los trabajadores en el rendimiento laboral y social de los mismos. Así mismo, analiza la influencia, formación y expansión de los tipos de cultura organizacional actuales y su nexo con el problema, ya que la incidencia se está elevando.
Entre los factores de riesgo que encontramos influyen en el desarrollo de la adicción al trabajo encontramos: el sexo masculino (aunque en los últimos años se está extendiendo entre las mujeres); tener entre 35 y 50 años, profesionales liberales y mandos intermedios, el temor a perder el trabajo, la presión económica, la incapacidad para establecer prioridades, baja autoestima, un ambiente familiar problemático, la falta de afectos o relaciones sociales satisfactorias y un estilo educativo conservador.
En cuanto al propio entorno laboral influyen especialmente los problemas de asertividad en cuanto a negarse a peticiones de los jefes, la gran competitividad que existe en el mercado laboral, la falta de organización y las excesivas demandas.
La adicción al trabajo se caracteriza por la extrema actitud laboral (trabajan fuera de hora, fines de semana o en vacaciones), por la dedicación excesiva de tiempo (hay una pérdida del control sobre el tiempo empleado en el trabajo), por la compulsión y esfuerzo en el trabajo, por el desinterés hacia otras actividades fuera de lo laboral, por una implicación laboral desproporcionada, y por un deterioro de la vida cotidiana (familiar y social).
Los síntomas de la persona adicta al trabajo pueden agruparse en los tres grandes sistemas de respuesta:
- Cognitivos: ansiedad e irritabilidad, tristeza, necesidad creciente de trabajar más y dedicarle más tiempo al trabajo, preocupaciones relacionadas con el rendimiento laboral de forma persistente, intentos de suicidio.
- Fisiológicos: estrés, insomnio, dolores de cabeza, tensión muscular, disfunciones sexuales… A largo plazo estos síntomas pueden dar lugar a trastornos psicofisiológicos como la hipertensión, enfermedades gástricas, accidentes cardiovasculares y fomentar el consumo de sustancias.
- Conductuales e interpersonales: aparece una necesidad desmesurada de llevar a cabo muchas tareas,ocupando todo su tiempo en temas laborales relacionados con las mismas y con su consecuente degradación de relaciones sociales y familiares.
Es complicado que una persona que sufre adicción a algo, busque tratamiento, ya que por un lado suelen negar el problema y por otro, el no llevar a cabo su consumo, provoca un gran malestar físico, psicológico y emocional (síndrome de abstinencia).
Respecto a la adicción al trabajo, la complicación es aún mayor ya que, en la sociedad actual, el hecho de ser trabajador es considerado una virtud. Una particularidad de la adicción al trabajo que la diferencia de otras adicciones es que se alaba y recompensa a la gente por trabajar en exceso, esto casi nunca sucede con otras adicciones.
Debido al auge de esta sintomatología y del perfil de conducta adictiva en el ámbito laboral, es importante promover la sensibilización respeto al tema en la sociedad y especialmente en las empresas, así como poner énfasis en la importancia de la prevención para desarrollar respuestas alternativas y funcionales antes de que se instaure el cuadro completo.