Nutrición Ortomolecular: Definición, Historia y Beneficios

La Nutrición Ortomolecular busca conservar una salud óptima y tratar las enfermedades variando las concentraciones de las sustancias que están normalmente presentes en el organismo y que son necesarias para una buena salud.

El término ortomolecular es un híbrido del griego orthós (derecho, recto, correcto) y del adjetivo molecular (perteneciente a las moléculas o concerniente a ellas), que deriva de la palabra latina molecula que es el diminutivo de moles (corpulencia o bulto grande).

Origen del término “ortomolecular”

El término se debe a Linus C. Pauling, doble Premio Nobel, de Química en 1954 y de la Paz en 1962.

La palabra “ortomolecular” fue utilizada por vez primera por Linus Pauling en su artículo “Psiquiatría Ortomolecular”, que fue publicado en la revista Science (160: 265-271) en 1968.

Antes de profundizar en el significado de este término, será de utilidad revisar algunos de los acontecimientos que condujeron a su introducción.

En 1949, Pauling y sus colaboradores publicaron un artículo en la revista Science que anunciaba el descubrimiento del origen de la anemia de células falciformes.

Se trata primera enfermedad que se describió como enfermedad molecular, debida a una anormalidad en la molécula de la hemoglobina, transmitida genéticamente. Dicho artículo demostraba que mutaciones genéticas únicas podían contribuir a desordenes que alteraban sistemas orgánicos y producían síntomas múltiples.

Predijo que debido al origen molecular de las enfermedades, se podrían encontrar vías para modificar la expresión y función de estos genes para prevenir el desarrollo de la enfermedad.

Desde entonces un gran número de otras enfermedades moleculares han sido descritas, como la fenilcetonuria, en la cual una deficiencia enzimática permite la acumulación del aminoácido fenilalanina en el organismo, conduciendo a problemas mentales y físicos.

La galactosemia es otra enfermedad molecular. En los niños que la padecen, se acumula el azúcar galactosa debido a la ausencia de una enzima, provocando manifestaciones mentales y físicas. Ambas enfermedades se producen debido a anormalidades en las cantidades o en las estructuras de enzimas.

Hacia el final de los años 50 Pauling había aumentado su interés en el papel de las enzimas en la función cerebral y, gracias a la financiación de la Fundación Ford, empezó a explorar las bases bioquímicas y moleculares de la enfermedad mental.

Aprendió acerca de los cambios en la función cerebral que preceden a la clara manifestación de las enfermedades carenciales por falta de alguna vitamina B (pelagra, anemia perniciosa, y beriberi).

Posteriormente tuvo conocimiento acerca del trabajo de dos psiquiatras, Abraham Hoffer y Humphry Osmond, que referían éxitos tratando esquizofrénicos con niacina, la vitamina B que previene la pelagra.

En el caso de fenilcetonuria, el tratamiento ha consistido en restringir la cantidad de fenilalanina dietética. De forma similar, la galactosemia puede ser tratada mediante la eliminación de la leche (que contiene galactosa) de la dieta.

Pauling citó estas estrategias como ejemplos de terapia ortomolecular, la cual definió en el artículo “Psiquiatría Ortomolecular” como “el tratamiento de las enfermedades mediante el suministro del medio ambiente molecular óptimo para la mente, especialmente la concentración óptima de sustancias normalmente presentes en el organismo”.

Posteriormente amplió esta definición para abarcar más allá del ámbito psiquiátrico y definió la medicina ortomolecular como “ la preservación de buena salud y el tratamiento de las enfermedades mediante la variación de las concentraciones en el organismo humano de las sustancias que normalmente están presentes en el organismo y son necesarias para la salud” y anotaba “el adjetivo ortomolecular es utilizado para expresar la idea de las moléculas correctas en la cantidad correcta”.

En base a esta definición, el tratamiento de la diabetes mediante la inyección de la dosis correcta de insulina y la prevención de bocio con yodo pueden ser ejemplos de medicina ortomolecular.

Pauling se fascinó especialmente por la vitamina C a mediados de los 60 y rápidamente reconoció que la ingesta de esta vitamina y, consecuentemente, su concentración en el organismo, influenciaba significativamente sobre la salud y la enfermedad.

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Pero es importante recalcar que, como se puede ver con los ejemplos explicados anteriormente, la nutrición ortomolecular no se basa únicamente en aportar dosis elevadas de un compuesto, ya que a veces lo beneficioso y necesario para la salud es la reducción de la cantidad de una sustancia en el organismo (por ejemplo, la homocisteína en una hiperhomocisteinemia).

Regulación óptima del organismo

La nutrición ortomolecular busca proceder a una regulación óptima del organismo, por lo tanto, la suplementación dietética aportando en la dosis adecuada nutrientes esenciales y “no esenciales” como vitaminas, minerales, ácidos grasos, aminoácidos, fibra y fitonutrientes, será una de sus principales herramientas.

El concepto de Nutrición Ortomolecular abarca un conjunto de investigaciones fundamentales, de técnicas terapéuticas y de prácticas de prevención que podemos resumir en:

  • La comprensión de los mecanismos bioquímicos del organismo: cómo son asimilados los nutrientes indispensables para la vida (aminoácidos, ácidos grasos, vitaminas, minerales, etc.) presentes en la dieta. Cómo son metabolizados (o sea, cómo son transformados químicamente para ser utilizables) en nuestro sistema celular y de qué manera su carencia provoca desórdenes fisiológicos, manifestados mediante variados síntomas.
  • La utilización de sustancias normalmente presentes en el organismo (nutrientes, enzimas, etc.) para tratar, en forma única o en conjunción con otras terapias, las diferentes enfermedades.
  • La utilización de esos mismos nutrientes con fines preventivos, buscando obtener condiciones de salud óptimas, al compensar las carencias provocadas por nuestra alimentación y nuestro estilo de vida.

Individualidad bioquímica

Aunque fue Linus Pauling el que acuño el término “ortomolecular” y popularizó el uso de la Nutrición Ortomolecular, la idea central de esta nueva visión etiopatogénica surge en 1956 a partir de la publicación del Dr. Roger Williams: “Biochemical Individuality: The Basis for the Genetotrophic Concept” (“Individualidad Bioquímica: Las Bases para el Concepto Genetotrófico”) quien demostró que las necesidades nutricionales de cada individuo son tan únicas como sus huellas digitales.

El Dr. Willians afirmaba que las “enfermedades genetotróficas” son aquellas debidas a una demanda de nutrientes específicos por encima de la media, determinadas por la individualidad genética, necesarios para facilitar la función óptima y prevenir enfermedades prematuras.

Debido a esta predisposición o característica genética, la persona tenía una serie de necesidades que, si no eran cubiertas, los resultados de dicha subnutrición se manifestarían como enfermedades en su edad media.

Él creía que la mayor parte de las enfermedades crónicas degenerativas relacionadas con el proceso del envejecimiento – enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y artritis- estaban relacionadas con “imperfecciones genetotróficas”.

En esta categoría incluía incluso el alcoholismo, las enfermedades mentales y muchos otros problemas. Todas estas enfermedades pueden originarse cuando no obtenemos de la dieta la cantidad óptima de nutrientes; él estaba convencido de que todas ellas se debían a un emparejamiento de genes y medioambiente.

Incluso llegaría a sugerir que las personas tomaran vitaminas y minerales a dosis superiores a las recomendadas por las autoridades sanitarias de su época.

Williams demostró que las necesidades nutricionales en individuos de una misma especie podían variar en una relación de 40 a 1. ¿Cómo puede ser esto posible?

Las variaciones genéticas determinan una actividad enzimática específica y por lo tanto diferente en cada individuo. Al ser las enzimas proteínas que conducen las reacciones bioquímicas, el nivel de la actividad enzimática en el organismo determina muchas cosas como la producción hormonal, el metabolismo de las grasas, el suministro de energía y la actividad antioxidante.

Las vitaminas y los minerales actúan como “cofactores” para la mayoría de las enzimas, lo que significa que son necesarios para que las enzimas puedan trabajar.

Cantidades más elevadas de algunos cofactores específicos pueden “empujar” la actividad enzimática. Por ejemplo, una persona puede necesitar 2 mg de vitamina B5, mientras otra necesita 80 mg para alcanzar el mismo nivel de cierta actividad enzimática.

Es obvio que todos vivimos en diferentes condiciones medioambientales y estamos sometidos a diferentes estreses, por lo que esto determinará a su vez diferentes necesidades nutricionales.

Los estudios demuestran que nuestra capacidad para detoxificar una gran variedad de toxinas ambientales depende, en gran parte, de ciertos nutrientes claves. Las personas expuestas a elevados niveles de polución pueden sufrir demandas incrementadas de nutrientes específicos (por ejemplo, personas expuestas a altos niveles de metales pesados como el plomo o el mercurio).

De la misma manera, las necesidades nutricionales variarán si se está enfermo, embarazada, se practica deporte con intensidad, según la edad de la persona, si se ingieren medicamentos de forma regular, se fuma, etc.

Todo esto nos orienta a dar cada vez más relevancia a una evaluación individual, o al menos más específica, de las necesidades nutricionales de cada persona. Una correcta nutrición individualizada es uno de los factores más importantes a tener en cuenta a la hora de mantener la salud y prevenir futuras patologías.

Psiquiatría ortomolecular

Uno de los primeros médicos que comenzó a aplicar estos principios fue el Dr. Abraham Hoffer. Como psiquiatra que además poseía un doctorado en química orgánica, el Dr. Hoffer en los años 50 aportó una perspectiva sin igual de la enfermedad mental.

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Hoffer descubrió en la orina de esquizofrénicos una serie de compuestos únicos resultantes de la oxidación de la adrenalina. Asimismo, descubrió que dichas sustancias producían toxicidad en el sistema nervioso central.

Como resultado de estos descubrimientos, el Dr. Hoffer propuso que ciertas formas de enfermedades mentales se deben no por experiencias negativas en la temprana niñez, sino como consecuencia de una química cerebral alterada.

Desarrolló la hipótesis del adrenocromo, la cual refería que podía existir una conversión excesiva de adrenalina en adrenocromo (compuesto de color rojo, resultante de la oxidación de la adrenalina) en el organismo de los esquizofrénicos.

Encontró que dosis aumentadas de las comunes vitaminas B, niacina y piridoxina, podían tratar estas condiciones en algunos pacientes esquizofrénicos.

Los científicos en aquella época afirmaron que dicha sustancia no se producía en el organismo. Sin embargo, en la actualidad se ha demostrado que dicho compuesto puede ser sintetizado en el organismo y se han desarrollado varios métodos para medirlo en sangre.

Una vez más, la síntesis de una nueva idea que incorporaba la individualidad bioquímica genética, la regulación nutricional de la expresión génica, y la fisiología funcional supuso un paso adelante en el campo de la psiquiatría basada en la biología, la psiquiatría ortomolecular.

Medicina para el siglo XXI

Estos tres investigadores han sido los pioneros de la denominada Nutrición Ortomolecular.

El reconocimiento de que nuestros genes no determinan nuestras enfermedades, sino que determinan tendencias y que en nuestras manos está crear el ambiente óptimo para la salud, según nuestra individualidad particular, representa un cambio en el pensamiento dentro del mundo científico.

Pero… ¡oh sorpresa! Otras formas de medicina como la tradicional china y la ayurvédica de la India, así como la oligoterapia y la homeopatía ya contemplaban este tipo de planteamientos mucho antes. Los razonaban utilizando términos como Jing prenatal o esencia congénita, Qi original o Yuan Qi o Qi prenatal, doshas y prakruti, diátesis, miasma, terreno, constitución, etc.

Tan sólo es cuestión de tiempo que se integre este concepto en la práctica de la medicina de cualquier tipo.

“El microbio no es nada, el terreno lo es todo” – Louis Pasteur

Mikel Garcia
Experto en Nutrición Ortomolecular y Medicina Biológica.