Las características de una buena redacción son: claridad, sencillez, concisión, adaptación, precisión, orden,originalidad y corrección. Cada uno de estos elementos hace que un texto cumpla con su función de comunicar de un modo efectivo.
Si miramos la etimología de la palabra redactar, nos daremos cuenta que viene del latín “Redactum” que significa recopilar o poner en orden, y alude a la capacidad de organizar palabras para crear un párrafo con sentido.
Tener una buena redacción es fundamental para el desarrollo de un texto, sin importar si estamos hablando de un texto informativo, de un texto literario o de un ensayo o monografía.
Es por esto que cuando vamos a escribir, no solo debemos fijarnos en tener una excelente ortografía y buen uso de la gramática, sino que además debemos cumplir con las características de una buena redacción, para que el texto pueda ser comprendido de un modo más sencillo.
Las 8 Principales características de una buena redacción
Es claro que cada texto se desenvolverá de acuerdo con la intencionalidad del autor y el objetivo que se tiene con la escritura. Desde este sentido, pueden variar los recursos estilísticos y el tipo de lenguaje, pero si algo es claro es que, sin importar la naturaleza del texto este debe cumplir con las características de una buena redacción para que pueda conectar con el lector. En términos generales estas características son:
1. Claridad
Se denomina claridad a la capacidad de transmitir las ideas del modo más transparente posible. Esto quiere decir que el escritor debe tener la capacidad de organizar las oraciones de modo tal, que el lector pueda conectarse plenamente con la idea.
Teniendo en cuenta lo anterior, lo ideal es que el redactor tenga una excelente capacidad de síntesis, de modo que pueda transmitir un mensaje en el que el lector desde la primera lectura pueda comprender de qué se está hablando.
2. Sencillez
Entendemos como sencillez a la capacidad que tiene un escritor de transmitir un mensaje en palabras sencillas y con un tipo de lenguaje que pueda ser accesible a diferentes tipos de públicos. Cabe resaltar que aunque existen textos científicos o de temáticas que tienen metalenguajes especializados, la idea de cualquier buen texto, es que en las palabras más sencillas posibles se pueda comunicar el mensaje.
La sencillez no tiene nada que ver con la vulgaridad, sino más bien con la habilidad de usar las palabras comunes para transmitir cualquier tipo de idea. Todo esto con el fin de facilitar la comprensión de los textos.
3. Concisión
La concisión tiene que ver con la capacidad que tiene el escritor de sintetizar sus ideas sin irse por las ramas. Aquí juega un papel fundamental lo que conocemos como economía del lenguaje, que alude a la necesidad de expresar las palabras usando el mínimo de palabras necesarias y prescindiendo de los excesos verbales.
Se considera que un escritor cumple con las características de una buena redacción, cuando es capaz de transmitir las ideas necesarias, sin redundar, divagar o usar información que no aporta nada al sentido del texto.
4. Adaptación
Ligado al punto anterior, la adaptación tiene que ver con la capacidad que tiene un texto de adaptarse al lector. Esto se traduce en la habilidad que tiene el escritor para escribir un texto teniendo en cuenta el tipo de público que va a leerlo, partiendo de características como, el nivel educativo, el estrato socioeconómico y sus predisposiciones culturales.
Esto resulta más claro, si pensamos en que no es lo mismo escribir un texto para un anuncio publicitario, que hacer una ponencia para un congreso de psicoanálisis.
5. Precisión
Cuando hablamos de precisión, nos referimos a la habilidad que tiene un escritor para usar las palabras precisas a la hora de transmitir un mensaje. Con esto nos referimos a que por ejemplo, existen diversos sinónimos o palabras afines, pero solo hay algunas que deben usarse depende de determinado contexto.
De la misma manera, más que economía del lenguaje, es elegir los recursos y términos precisos que permitan transmitir el mensaje con efectividad.
6. Orden
Una de las características de una buena redacción tiene que ver con la habilidad del escritor para organizar tanto las oraciones como los párrafos en un orden lógico. La idea es que se pueda desglosar la información sistemáticamente, de modo que no se combinen ideas diferentes en un mismo apartado, o que se usen datos de modo aleatorio.
Desde este sentido, la idea es ir paso a paso, o incluso delimitar la idea en sus componentes y empezar a explicar uno por uno, de modo que sea más claro para el lector.
7. Originalidad
Un escritor decía que todo lo que se ha escrito son variaciones de una misma metáfora. No obstante si te pones a mirar, existen poemas de diferentes épocas que hablan sobre el amor, y aunque el tema sea el mismo, cada escritor lo aborda de un modo distinto, y eso precisamente es lo que dota de originalidad un texto.
A la luz de lo anterior, la originalidad tiene que ver con la capacidad de abordar un tema de un modo innovador, usando recursos y palabras que permitan plasmar las ideas de un modo creativo y que no suene a copia para el lector.
8. Corrección
La corrección es el último paso a la hora de redactar un texto. Después de plasmar tus ideas en el papel, no solo tienes que cerciorarte de que cumple con las características de una buena redacción, sino que además debes revisar que tanto la ortografía, como la sintaxis y la puntuación estén correctas.
Todo lo anterior es importante, para que la comprensión que tenga el lector del texto sea efectiva. Recuerda que una mala puntuación por ejemplo, puede transmitir una idea contraria a lo que queremos decir.
También es fundamental validar que desde el nivel semántica y semiótica se usen las palabras adecuadas, para que el texto cumpla con su objetivo.
Estas son las características de una buena redacción, si las aplicas en tus textos, estamos seguros de que tu nivel de escritura aumentará considerablemente.
Referencias bibliográficas
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