Antes de que empieces a leer el artículo quiero invitarte a ver el siguiente vídeo (dura un minuto):
¿Qué te lleva a pensar lo que te cuento en el vídeo?
Seguramente en estos momentos estés lleno de dudas y te esté costando tomar una decisión.
Entiendo que no te resulte fácil ya que hoy más que nunca la mayoría de nosotros vivimos rodeados de objetos. Nuestras casas, armarios, estanterías,… están repletas de cosas que vamos acumulando a lo largo de los años y que aunque un día tuvieron su razón de ser y su utilidad, posiblemente ya no sea así.
Analicemos por qué pasa esto:
- Las posesiones y los objetos nos dan seguridad. Esto es algo que podríamos poner entre comillas puesto que habría que ver con más detalle este aspecto ya que principalmente se trata de una sensación subjetiva que en la mayoría de los casos tiene que ver principalmente con el apego.
- ¿Qué es el apego? Es un concepto que viene de la maravillosa Teoría del Apego que desarrolló el psicólogo John Bowlby para estudiar el tipo de vinculación afectiva que establecemos de pequeños con nuestras figuras de referencia y cómo nuestro estilo de vinculación emocional se refleja posteriormente en las relaciones que establecemos con otras personas en la vida adulta.
Retomando el tema… ¿qué es el apego hacia un objeto material? Es la vinculación afectiva y emocional que establecemos con una cosa físicamente palpable caracterizada por la carga emocional y simbólica que depositamos en ella.
- Por ejemplo: Piensa en un muñeco que te regaló tu madre cuando eras pequeño. A simple vista, alguien desde fuera ante su presencia vería una figura sin más, pero para ti es algo diferente, es algo más que eso, puesto que cuando ves o recuerdas ese juguete te viene a la cabeza la imagen de tu madre cuando te lo regaló, las veces que jugabas con él, además es probable que tu mente asocie recuerdos de tu infancia y se despierten en ti emociones y sentimientos de antaño, etc.
- La vinculación con los objetos que hemos visto en los dos primeros puntos hace que nos cueste deshacernos de muchas de las cosas que tenemos aunque ya no las utilicemos y sepamos positivamente que no las vamos a usar más.
¿Para qué tendrías que desapegarte de algunas de tus pertenencias?
Voy a darte tres motivos que me parecen fundamentales:
1#- Dar cabida a nuevas cosas que están por venir. Aunque te parezca difícil de creer, si vives rodeado de cosas que ya no te sirven y que ocupan tanto física como mentalmente tu espacio vital, poco sitio va a quedarte para acoger todo lo nuevo que puede ofrecerte la vida. Así que si deseas abrirte a aires nuevos y futuras experiencias, abordar este tema es el primer paso.
2#- Reconectar contigo mismo. Si el ambiente en el que te mueves está cargado de objetos, poco espacio te va a quedar a ti para encontrar quietud mental para ver con claridad quien eres, qué quieres y crear algo nuevo, ya sea un proyecto, realizar un hobbie, etc.
Y es que a partir de una hoja en blanco es cuando vas a encontrar un lugar para escribir tu historia actual y mirar qué hay dentro de ti. Tú vas cambiando con el tiempo, también tus gustos, inquietudes y sin la presencia de espacios vacíos a tu alrededor te va a resultar más difícil conectar con tu esencia y reencontrarte.
3#- Vivir más ligero de equipaje. Cuando vamos más ligeros sentimos mayor libertad.
Quizás estés pensando…:
“Sí Laura… esto que me cuentas parece fácil pero en realidad cuando me pongo a hacer limpieza no sé de qué deshacerme ni por dónde empezar… ¡Me resulta muy difícil!.”
Veamos…
¿Cómo puedes hacerlo?
Las pertenencias que nos acompañan a lo largo de nuestra vida están repletas en nuestro imaginario de recuerdos, anhelos, ilusiones y fantasías que si no somos conscientes de ellas y las miramos de frente y con detenimiento, no vamos a lograr distinguir y vamos a seguir acumulando cosas.
Es más fácil de lo que parece…
En un artículo y vídeo que publiqué hace tiempo vimos un plan de acción para deshacerse de las cosas que ya no sirven. Puedes verlo aquí
Pero hoy quiero centrarme más en la parte que se esconde detrás de este asunto, ya que por mucho que te propongas dar o tirar ciertas cosas, sino trabajas las emociones y sentimientos que te vinculan a ellas, esta tarea te va a resultar mucho más compleja y puede ser que tires la toalla incluso antes de empezar.
7 pasos a seguir:
- Busca un objeto que te parezca importante y que tengas guardado en un cajón y que haga mucho tiempo que no utilizas.
- ¿Ya lo tienes? Cógelo… Te espero.
- Míralo y di en voz alta porqué lo sigues guardando.
- Verbaliza qué despierta en ti ese objeto. Qué emociones, recuerdos, esperanzas…
- ¿Te das cuenta que lo que te viene a la mente está precisamente ahí, en tu mente, y no aparece físicamente en el objeto?
- ¿Crees que podrías seguir manteniendo ese recuerdo sin su presencia?
- Si tu respuesta a esta última pregunta es SÍ, por ahí ya tienes vía libre para actuar.
– Si tu respuesta ha sido NO, te propongo realizar una fotografía a ese objeto para que puedas guardarla en un álbum de recuerdos y que de esta manera te resulte más fácil deshacerte de él.
A veces guardamos cosas con la esperanza de utilizarlas algún día sin valorar el precio que pagamos por ocuparnos espacio durante años. Cuando son muchas cosas al final uno no sabe ni dónde están y posiblemente no las vuelva a usar. ¿No te ha pasado que buscabas algún día algo que sabías que guardabas y no lograste encontrar?
¡No te asustes! Son siete pasos que al principio te parecerán un poco lentos de realizar pero cuando ya lo hayas puesto en práctica con varios objetos, los vas a interiorizar y automatizar, y la toma de decisión la realizarás más rápidamente y con mayor agilidad.
Te propongo un RETO: Elimina hoy de tu hogar al menos 3 objetos.
La teoría sin la práctica no sirve de nada… ¡Pasa a la acción!
Y para acabar, recomendarte una película que vi hace años y que tiene como telón de fondo el tema que hemos visto hoy: “La seguridad de los objetos”