Complejo de Edipo: Cuando el niño se enamora de su madre

El complejo de Edipo en los últimos tiempos parece ser un conocimiento de manejo popular, pero ¿Realmente sabes lo que significa o cómo opera a nivel mental? ¿Es cierto que el niño se enamora de su madre?

Estos y muchos mitos rodean el concepto, por lo que es momento de acudir a la fuente original: Freud y el Psicoanálisis.

En primera instancia trataremos de definir el concepto en los términos menos técnicos posibles, luego hablaremos un poco de cómo opera a nivel real.

¿Qué es el Complejo de Edipo?

Lo primero que debemos aclarar es que el Edipo en el psicoanálisis se refiere a un momento natural en el desarrollo psíquico humano.

El complejo de Edipo se configura a raíz de un mal cierre de dicho momento, o a un mal manejo en el sentido de las relaciones interpersonales del niño.

Términos previos

Lo primero es quitar el mito de que con el Edipo nos referimos solo a los niños, esto es una ambigüedad puesto que para Freud y el psicoanálisis, mentalmente no existe una diferenciación de género, por lo que aplica para niños y niñas.

Ahora bien, para definir el Edipo, debemos hacer claridad sobre algunos aspectos de la vida mental del niño. Lo primero es que el niño tiene una carga pulsional, esto quiere decir que tiene unas necesidades por resolver.

Estas necesidades se refieren a estados emocionales enfocados a la relación con el mundo, estos pueden ser impulsos vitales o impulsos sexuales.

Los impulsos vitales se refieren a los aspectos de la supervivencia con correlato fisiológico, como el hambre, el frío y el calor.

El segundo aspecto relacionado a las pulsiones sexuales se refiere a la relación del niño con los objetos y a la satisfacción que estos le producen.

En el adulto este aspecto de la pulsión sexual es sencillo de observar pues basta con ver cuantos objetos se convierten en fuente principal de satisfacción. En muchos casos suele ser «Mi auto» «Mi trabajo» «Mi honor» «Mi mujer» «Mi hijo» etc.

Momento Edípico

En primera instancia el niño interactúa con el mundo siempre a través de su madre o cuidador y es ésta la que cumple las veces de objeto idealizado.

Esto quiere decir que la madre satisface a totalidad las pulsiones tanto vitales como sexuales, en el sentido de que es proveedora de alimento, calor y afecto. Además de ser la única presencia constante en sus primeros momentos de vida.

Debido a esto, la madre se yergue para el infante como un objeto idealizado y en la mente de este, la madre es de su exclusiva demanda y albedrío.

El momento Edípico es cuando el niño se entera de que la madre no es un objeto de su pertenencia exclusiva, sino que sus afectos, tiempo, y lo más importante su atención pertenecen a alguien más.

Podemos equiparar la dificultad de asimilar este momento, con que te dieras cuenta hoy  de que tu pareja de hace 5 años tiene a alguien más y que no puede seguir siendo tu pareja exclusiva. Difícil ¿No?

Cómo opera el complejo de Edipo

Ahora bien, el complejo de Edipo se da cuando hay una pobre transición en este sentido. En un estadio ideal de la función edípica, el niño entenderá rápidamente que su madre no es su objeto exclusivo. Cuando hablamos de esta misma relación entre la niña y su padre hablamos del complejo de Electra

Normalmente notamos el inicio del Edipo cuando el niño empieza a demostrar celos frente al afecto demostrado a su madre. Impide que otros la besen o abracen, se enoja si nota que su madre consciente a otro niño o a una mascota.

En un transito normal el niño se dejará cada vez más de su madre y su tendencia será a la exploración y el conocimiento del mundo sin importar mucho lo que pase con su madre.

Si se está configurando un complejo de Edipo, es probable que el niño no se aleje de su madre más que a corta distancia, mostrará fuerte angustia ante la separación y cada vez mostrará actitudes más agresivas para proteger su posición ante la madre.

El niño comienza a volverse cada vez más agresivo y posesivo ante personas que se acerquen a su madre, no permite que le toquen y se enoja si esta le da afecto a otras personas.

La agresividad finalmente se puede enfocar en la misma madre ante la impotencia de no poder obligarla a acceder a sus solicitudes.

El niño puede mostrar especial afección ante el padre o hermanos considerando a estos como figuras que amenazan con quitarle su objeto absoluto.

Complejo de Edipo: el deseo de la madre y el nombre del padre

Para entender mejor cómo opera el momento edípico y el tránsito al complejo de Edipo, es necesario echar mano de dos nuevos términos, «El deseo de la madre» y «El nombre del padre»

El deseo de la madre

El deseo de la madre se refiere a la intensión de toda madre suficientemente buena, de convertirse en objeto absoluto para el infante. Es decir, satisfacer todas sus necesidades de manera efectiva.

El deseo de la madre cubre todos los aspectos pulsionales tanto los vitales como los referentes a los objetos de satisfacción, en este caso ella misma.

El nombre del padre

El nombre del padre por otro lado es el descubrir del infante de que hay un mundo más allá del mundo que la madre crea para ella. El nombre del padre en este sentido introduce para el niño la ausencia de un objeto fijo y le muestra que hay un mundo por descubrir.

Cómo entender mejor el tránsito al Complejo de Edipo

Teniendo en cuenta lo visto anteriormente, el deseo de la madre tiende a la protección absoluta del infante, lo aleja del mundo y no le entrega las herramientas para conocer el mundo, quedando como objeto absoluto del niño.

El nombre del padre está llamado a poner fin a esto, mostrando al pequeño que la madre no es su objeto y que al alejarse de su madre hay un mundo por explorar.

Este momento en todo caso es difícil tanto para los padres como para el infante, pero es absolutamente necesario para el correcto desarrollo psíquico.

El complejo de Edipo se da cuando el nombre del padre no logra superar el deseo de la madre, siendo imposible hacer entender al niño que su madre no es su objeto y que debe salir al mundo y crear nuevas relaciones objetales.

Normalmente este tránsito es una cuestión bastante más difícil cuando no existe el nombre del padre, ya que el deseo de la madre tiene la potestad absoluta.

¿Quién es la madre y quién el padre?

Para cerrar este tema, es necesario hacer la salvedad de que madre y padre en este sentido son términos que definen una relación interpersonal y no una relación biológica.

Es decir, la madre es aquella persona que hace las veces de cuidador y figura de afecto principal, y el padre es quien hace las veces de figura de afecto complementaria y es mediador en los asuntos del niño.

Para el infante no es difícil establecer quién es su figura materna y quién o quiénes son sus figuras paternas, esto no es un estado ideal sino una conclusión basada en la observación del comportamiento infantil

Esperamos te quede claro qué es y cómo opera el complejo de Edipo, sabemos que es un tema un poco difícil de digerir por lo que te invitamos a dejar todas tus duda en la caja de comentarios.

Karla Arango
Editora, correctora de estilo, investigadora literaria y poeta.