10 beneficios de la frustración y cómo empezar a superarla

Desde que se sentó, supe que traía malas noticias. No me equivoqué. Estaba a punto de dejar el proyecto que le había costado años de trabajo. ¿El motivo? Estaba pasando por una “mala racha.”

Yo escuchaba y pensaba que era algo pasajero, que ella tenía mucho potencial, que con un par de ajustes su negocio iba a crecer. Pero era difícil convencerla. Marta no podía ver lo que yo. Se sentía fracasada, estaba presa de la frustración.

Es normal que en diferentes momentos de la vida la frustración nos visite. Se presenta cuando aquello que soñamos, o por lo que hemos trabajado, no se da. Es parte de lo que nos toca vivir. ¿Qué podemos sentir frente a ella? En mayor o menor medida:

  • Un fuerte desencanto por la vida.
  • Desilusión, que nos atrapa en la parálisis emocional.
  • Las ganas de “salir corriendo y dejar todo botado”.
  • Dudas con respecto a nuestras capacidades.
  • Tendencia a enterrar los sueños.
  • Ganas de atarnos a nuestra zona de confort.
  • Incremento de los miedos.

La frustración puede convertirse en nuestro peor enemigo. Podría introducirnos en un círculo vicioso de miedos y fracasos. Si alimento el desencanto y actúo en consecuencia, provoco más fracasos que a su vez, alimentan la frustración.

La frustración puede ser nuestra amiga

Si hacemos una encuesta, probablemente a nadie le guste sentir frustración. Sin embargo, hay otra cara para esta moneda.

Lo que muchos no tienen en cuenta, es que bien administrada la frustración puede traer múltiples beneficios:

1. Puede ayudarnos a desarrollar sensatez y prudencia, en el tanto nos permite analizar por qué las cosas no se dieron. Esto sin culpa y sin miedo. Se trata de comprender las razones.

2. Podemos enfocar el fracaso como un nuevo reto, lo cual nos permite replantearnos la estrategia y renovar nuestra visión. (La otra opción es tirar la toalla y esto no aplica para personas que desean alcanzar los sueños.)

3. Nos agudiza los sentidos. Nos damos cuenta de que podemos fallar y nos saca de nuestra zona de confort. Cuando estamos alerta podemos desarrollar nuestro máximo potencial.

4. Contribuye a formar el carácter, a crear una voluntad firme. Cada caída nos pone frente a la posibilidad de seguir nuestro trabajo con disciplina y compromiso.

5. Es fuente de aprendizaje en tanto podamos identificar las áreas de mejora y tomar las medidas necesarias para adquirir los conocimientos necesarios. También aprendemos más sobre la vida y sobre nosotros mismos.

6. Nos permite madurar, asumir la vida con realismo. No siempre todo va a salir bien. Esto implica desarrollar la capacidad de estar siempre relanzando nuestros retos y darle a las cosas su justa dimensión.

7. Paradójicamente, puede ser una fuente de motivación cuando dejamos el orgullo a un lado, nos permitimos reconocer las carencias, para fortalecer la visión que tenemos de nuestros proyectos.

8. Te permite conocerte mejor. Te impulsa a la introspección, a tratarte con misericordia y comprensión. Sobre todo a ser muy honesto con voos mismo acerca de nuestras fortalezas y debilidades.

9. Lo anterior implica desarrollar confianza en sí mismo, al margen de la crítica y las consecuencias que esta muchas veces implica. Podés aprender a evitar la autoculpabilización y los miedos sin sentido.

10. La frustración puede impulsar a actuar. Es el camino para transformar nuestros sueños en acciones que propicien el poder vivir la vida que soñamos, a partir del trabajo que realizamos.

Entonces, ¿qué eliges?

La vida tiene que ser abrazada en todos sus capítulos, en todos sus colores. A veces serán claros, otras veces oscuros. A veces con miedo, a veces con alegría. Estamos claros en que no existe una vida perfecta.

Pero a menos que tengamos una condición como la depresión, que ya es otro tema y amerita un tratamiento profesional, podemos elegir enfrentar las frustraciones con esperanza y valentía.

Renunciar a nuestros sueños porque algunas cosas salieron mal, es vivir preso de nuestros fallos. Renunciar a nuestra capacidad de moldear nuestra historia es dejar de ser protagonistas de todo lo que podemos construir.

  • ¿Estás dispuesto(a) a abrazar la frustración como la fuente de tu motivación?
  • ¿Te vas a permitir ver la frustración como momento de análisis y de crecimiento emocional?
  • ¿Estás listo para que la frustración se presente en el día a día de tu vida, como un inquilino del que no te puedes deshacer?

Espero que puedas permitirte soñar y creer que lo mejor está por venir, al mismo tiempo que trabajes duro para llegar a tus metas.

La fragilidad emocional

Uno de los efectos más severos que he encontrado como consecuencia del mal manejo de la frustración es desarrollar una excesiva “fragilidad emocional.”

Cuando nos hemos topado una y otra vez con el muro de la frustración, es normal que vivamos en clave de “No”. Esto atrofia nuestros procesos de desarrollo puesto que nos estanca en las dudas y el miedo.

Quisiera proponerte hacer una revisión, a partir de estas preguntas:

  • ¿Por qué tienes que verlo todo en negativo?
  • ¿Por qué ante la exigencia usas la victimización?
  • ¿Por qué negarte a crecer, simplemente porque no quieres escuchar que puede haber alternativas para aquello que no te ha salido bien?
  • ¿Qué te aporta desistir sin antes hacer una revisión profunda?
  • ¿Por qué ante un argumento razonable, tienes una reacción emocional compleja?
  • ¿Consideras que estás dispuesto a crecer?

Para una persona que está muy frágil emocionalmente, puede ser complicado responder a estas preguntas. También lo es reponerse ante la pérdida de las ilusiones.

Todos tenemos derecho a nuestras emociones: a expresarlas y a vivirlas. Pero necesitamos identificar cuando a partir de ellas estamos creando complicaciones que nos alejan progresivamente de nuestras metas, sueños e ilusiones.

En este punto, al que cualquiera podría llegar, es necesario actuar. En muchos casos es necesaria la dirección de alguien capacitado. La guía de un profesional puede ayudarte a ver el panorama completo y encontrar una salida.

Es realmente importante que, frente a los hechos, tengamos la capacidad de ver las cosas tal y como éstas son. Es la única forma de poder crecer y ver la vida desde una óptica sana.

¿Fragilidad o berrinche?

Creo que de una u otra forma nosotros sabemos cuándo hacemos un berrinche para evitar asumir nuestras responsabilidades o simplemente para no asumir que no nos da la gana cambiar.

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La fragilidad malentendida puede convertirse en un mecanismo de defensa. Desde ahí te niegas a crecer y a buscar ayuda. Esto por supuesto siempre nos va a doler, porque aquello que no nos gusta, se va a repetir una y otra vez.

Expresar emociones no es una debilidad, es normal y necesario. Pero convertir esto en un berrinche nos hace personas frágiles y complicadas. Esto desde ninguna perspectiva nos va a ayudar a nuestros procesos de crecimiento integral.

Esta actitud surge a raíz de la frustración. Pero el concepto que te estoy proponiendo en este artículo es ver la frustración como fuente de la motivación. Requiere hacer un esfuerzo y con o sin ayuda hacer un cambio de visión.

Si te das la oportunidad de ver la vida en positivo, no de forma idealista, sino con argumentos, aprendiendo de cada experiencia, un error no es un fracaso, es una experiencia de aprendizaje.

La frustración debe ponernos frente a la realidad. Pero tenés que tener cuidado, si te engañás a vos mismo construyendo una verdad que se acomoda a tus emociones desordenadas.

La honestidad: un punto de partida

¿Por dónde empiezo? ¿Cómo convierto la frustración en una experiencia sana, positiva, constructiva? El primer paso es un recuento honesto de la situación y asumir la responsabilidad. Te invito a iniciar haciéndote estas preguntas:

  • ¿Qué ganas con construir una verdad que no se ajusta a los hechos?
  • ¿Qué te trajo hasta aquí?
  • ¿Cuáles son tus justificaciones?
  • ¿Por qué te permites escucharte solo a ti mismo?
  • ¿Hasta dónde van a llegar tus autoengaños?

Construir una verdad a medias sobre hechos que son objetivos y convencerse todos los días de ella, termina siendo angustiante y doloroso. En el silencio de tu reflexión sabes cuál es la verdad.

A fin de cuentas, tú eres el protagonista de tu historia.  Hay quienes culpan a otros de los que les pasa en la vida. Pero si lo piensas bien, tú siempre eres quien elige en el último momento. Asumir la verdad nos ayuda a:

  • Entender qué pasa. Es más sencillo encontrar nuevas estrategias para enfrentar la vida si partimos de la realidad por cruda que sea.
  • Reconocer nuestras cuotas de responsabilidad, sin darle vuelta una y otra vez a las emociones. El reto es determinar el por qué algo no se dio de forma sencilla y buscar cambios basados en hechos y no en emociones.
  • Tomar buenas decisiones en el tanto tenemos más claro el por qué y el para qué de cada acción que vamos a emprender.

La sabiduría emocional no es un idilio. Todos podemos aprender de cada acción, de cada situación, si nos acercamos a la fuente de la humildad que nos hace ver nuestros errores sin culpabilizaciones sin sentido.

En suma, la libertad interna crece cuando vemos las cosas como son. Asumir la realidad te permite establecer estrategias concretas de acción.

Ante hechos que nos causan dolor y frustración, como una primera elección, está bien que podamos construir una verdad, pero esta sólo nos llevará a la puerta de la confusión, la tristeza, la duda y la contradicción.

Los cambios nacen cuando somos claros con nosotros mismos, y podemos dejar de lado justificaciones baratas, que lo único que hacen es dañar nuestro corazón.

¿Llevas tiempo en esto? ¿No crees que llegó el momento de decir no más?

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Rafael Ramos
Ayudo a personas y parejas a crecer a través de terapia.