Acabas la carrera de psicología después de años estudiando el comportamiento humano y te preguntas ¿Y ahora qué? Llega ese momento tan esperado y a la vez puede que incluso aterrador. El momento de poner en práctica todos los conocimientos adquiridos y ejercer de tu profesión y, seguramente, vocación. Llega la hora de afrontar tu primer paciente en terapia.
Es cierto que, durante la carrera, se estudia muchísima teoría sobre el comportamiento, la conducta humana, los procesos mentales, cómo funciona el ser humano con cada una de sus estructuras de personalidad y se da todo tipo de conocimiento respecto a una infinidad de casos que podemos llegar a encontrarnos en consulta.
Pero, lo cierto es que, cada persona es un mundo, y debemos tener en cuenta las particularidades e individualidades de cada ser humano.
Por ello, una de las claves principales a la hora de afrontar tu primer paciente es tener apertura, naturalidad y trabajar la propia confianza y seguridad como profesionales. Ya que, como dice el dicho, “el mar en calma no hizo experto al marinero”.
De ahí que, la formación es constantemente continua en el campo de la psicología, ya que, dentro del enfoque de cada psicoterapeuta, debemos ir construyendo nuestra propia identidad como profesionales e ir formándonos para ampliar conocimientos y la manera en la que nos sintamos más cómodos trabajando.
La profesión de la psicología implica, no sólo muchísimos conocimientos y estudios, sino que, también hay una gran parte de responsabilidad muy importante que debemos tener en cuenta, ya que, estaremos ante una persona que nos va a mostrar todo su mundo interior y nos va a compartir su intimidad.
Por ello, es importante tener en cuenta varios factores, ya no únicamente con el primer paciente, sino, con todas y cada una de las personas que van a poner toda su confianza en nuestras manos, como profesionales, pero, sobre todo, como personas.
Llegados a este punto, cuando un profesional de la psicoterapia va a dar su primer paso, es totalmente humano que aparezcan un sinfín de dudas, miedos y la temible incertidumbre. Puesto que, como todo en la vida, la primera vez marca un antes y un después tanto en nuestra vida profesional como personal.
¿Qué factores debemos tener en cuenta?
Uno de los objetivos clave a la hora de iniciar un proceso y, sobre todo, de afrontar a tu primer paciente en terapia psicológica es generar un buen setting terapéutico. Es decir, generar un vínculo entre psicoterapeuta-paciente en el que la persona tenga un espacio único y seguro en el que haya empatía, respeto y confianza.
Es importante que el paciente sienta que puede expresarse libremente y experimentar un contexto de seguridad en el que pueda explorar todo lo que sea necesario para su propio proceso.
Estos aspectos a tener en cuenta por parte del terapeuta deben basarse en una buena presencia. Es decir, la escucha activa es esencial y debemos tener en cuenta qué nos está trayendo a consulta ese paciente y qué necesita. Una de las claves principales es la empatía y la comprensión.
A través de la comprensión, es importante trabajar el no juicio. Ya que, como comentábamos anteriormente, cada persona es un mundo y tiene sus vivencias que le han traído hasta el punto en el que se encuentra. Por ello, mostrar un espacio de total seguridad y confianza también será clave y esencial a la hora de poder afrontar ese primer paciente.
Por ello, a pesar de que en la carrera se da mucho hincapié en las clasificaciones y estructuras de personalidad, debemos tener en cuenta que estamos ante un ser humano único. Como profesionales nos puede ayudar muchísimo en nuestro propio trabajo a la hora de dar pautas y saber cómo proceder durante el proceso de terapia, pero es importante no caer en estigmatizaciones ni en etiquetas que pueden convertirse en juicios, sobre todo, las primeras veces.
Qué debo hacer antes de tener mi primer paciente
Una de las principales claves y requisitos a la hora de llevar pacientes es tener una buena red de apoyo de profesionales. Para ello, una de las mejores herramientas, son las supervisiones con profesionales que tienen más experiencia.
Te ayudarán a conocer más herramientas y pautas a la hora de gestionar las sesiones, además de poder tener un espacio en el que poder compartir cómo te sientes con cada una de las personas a las que acompañas. Nutrirte de otros profesionales con el mismo o distinto enfoque que tú es muy enriquecedor.
La autocrítica, sobre todo, en los primeros casos es fundamental. Como explicaremos posteriormente, debemos filtrar qué tipo de casos podemos llevar y cuáles no. Al inicio, debemos escoger y reconocer aquellos procesos en los que sintamos más seguridad o tengamos más conocimientos, ya que, principalmente al inicio, habrá casos en los que no podremos manejarnos y no sería beneficioso ni para el profesional ni para el paciente acompañar en estos procesos.
Defínete como profesional
Una de las primeras cosas importantes incluso antes de tener a tu primer paciente es saber quién quieres ser como profesional. Es decir, si acudieses a terapia por primera vez ¿Qué te gustaría encontrarte? ¿Cómo te gustaría que te tratasen? ¿Qué querrías saber?
Es importante ponerse al otro lado de la terapia, ya que, puede ayudar muchísimo a definirte como profesional. Por ello, te invito a que te preguntes ¿Qué valor tienes como profesional? ¿Qué puedes ofrecer a tus pacientes?
Para ello, también debes saber con qué tipo de pacientes y casos quieres trabajar. Ya sea a nivel de especialización y el tipo de terapia con el que te sientas más identificado a la hora de trabajar, como comentábamos anteriormente.
De la misma manera que, un médico no puede atender todos los casos que existen en patologías, en psicología ocurre lo mismo. La experiencia te ayudará a saber hacia qué camino quieres dirigir tu profesión y especialización.
Pasos para afrontar la primera consulta
Uno de los primeros pasos a la hora de afrontar tu primer paciente es dar una buena acogida. Es decir, de una manera u otra, el paciente debe sentirse acogido y que seas un buen anfitrión procurando que la persona se sienta cómoda en todo momento.
Una vez se haya realizado este primer paso previo, es importante que puedas resolver cualquier tipo de duda o explicación sobre cómo funciona el proceso terapéutico, ya que, para muchos pacientes, también puede que sea su primera vez y los nervios suelen estar presentes, principalmente, en la primera toma de contacto.
El motivo de consulta y la demanda son las dos grandes claves para saber si podemos acompañar en el proceso terapéutico o no. Por tanto, la sinceridad y el autoconocimiento son dos grandes factores a tener en cuenta.
Otro factor fundamental para mí es la gratitud y el reconocimiento. Como hemos comentado anteriormente, quizás para muchos pacientes también es su primera vez y reconocer y agradecer a todas y cada una de las personas que comienzan un proceso de terapia es imprescindible ya que, están poniendo todo su mundo interior en tus manos y tú serás la guía que les acompañará en uno de sus viajes más importantes como es la terapia.
Nadie nace enseñado y, a través de cada caso, irás aprendiendo conocimientos y capacidades para ir creciendo como profesional. Y no hay mejor maestra que la experiencia.