Hoy vamos a hablar sobre el Mito de Casandra, quién da nombre al, quizás, poco conocido como “Complejo de Casandra” y qué relación tiene con los estigmas de la imagen femenina y con la mujer.
Este síndrome se aplica desde la psicología, política y la ciencia y fue nombrado por el filósofo francés Gaston Bachelard en 1949.
El mito de Casandra
Dentro de la mitología griega, concretamente en la Ilíada de Homero, nos encontramos con la historia de Casandra, hija de Hécuba y Príamo, los reyes de Troya. Casandra, en griego antiguo, significa literalmente «la que enreda a los hombres».
Fue una sacerdotisa de Apolo. Con él, pactó la concesión del don de la profecía, a cambio de ser su amante y tener encuentros carnales. Casandra accedió al don pero rechazó a Apolo.
Este, se ofendió profundamente maldiciendo a la sacerdotisa escupiéndole en su boca. De esta manera, toda predicción de Casandra serían ciertas, pero bajo la incredulidad de todas las personas.
Fue entonces cuando Casandra predijo la caída de Troya siendo totalmente ignorada, estigmatizada y excluida por los demás. Su voz no fue escuchada. Esto creó en ella un gran dolor y, sobre todo, frustración al saber que sus predicciones eran ciertas, pero a pesar de ello, nunca fueron creíbles por nadie. Ningún ciudadano dio crédito a sus pronósticos.
Aunque Casandra previó la destrucción de Troya, la muerte de Agamenón y su propia desgracia, fue incapaz de evitar todas y cada una de esas predicciones, siendo futuras tragedias anunciadas. A todo ello, no tuvo el apoyo de nadie. Hasta tal punto en que, su familia creía que estaba loca y, en algunas versiones, la mantuvieron encerrada, creando una profecía autocumplida, ya que aquellos hechos la hicieron enloquecer.
Cuando hablamos sobre este Mito y, en consecuencia, sobre el Complejo de Casandra, estamos hablando de aquellas personas que, como la protagonista griega, creen que pueden predecir el futuro pero sin tener la capacidad de poder cambiarlo.
Una especie de intuición que acaba convirtiéndose en Efecto Pigmalión. Pero, en este caso, es importante centrarnos en la respuesta del entorno ante las advertencias de Casandra, desde un punto de vista de género y no tanto en la sensación o la relación con la intuición.
¿Qué nos dice este mito de Casandra sobre los roles de género y la imagen de la mujer?
Más allá de las predicciones, el Complejo de Casandra muestra, desde un nivel social y antropológico, la sociedad patriarcal que llevamos siglos arrastrando. Puesto que, cuando hablamos de esa parte más intuitiva del ser humano, se relaciona directamente con la feminidad.
Y, esta feminidad, a la vez, está muy vinculada, desde el patriarcalismo, con la sumisión, el silencio y el rechazo o incredulidad.
Este fenómeno que se representa a través del Mito de Casandra, nos explica la invisibilidad de las mujeres como protagonistas presentes en muchos de los sucesos históricos que han existido hasta día de hoy en diferentes ámbitos. Dónde sus voces, no han sido escuchadas.
Nos muestra el papel tan marcado que ha tenido el patriarcado en relación a los méritos de las mujeres.
El final del mito, habla sobre cómo Casandra fue entregada cual mercancía al rey griego Agamenón. Siendo, una vez más en la historia, la visualización y la idea de la mujer como un cuerpo. Como un objeto. Dando referencia a la cosificación del cuerpo femenino. Hecho que, a día de hoy, sigue sucediendo en el mundo.
Esta imagen de la feminidad, continúa en el siglo XXI. Muchas mujeres se encuentran con juicios sociales, en los que el éxito no tiene cabida más allá de una cosificación. Nos encontramos ante una lucha por eliminar los roles de género y todos aquellos estereotipos que envuelven a todo aquello considerado como femenino.
El complejo de Casandra sigue estando muy presente en la figura femenina, puesto que, muchas mujeres tienen la sensación de sentirse infravaloradas en muchos ámbitos, principalmente a nivel laboral.
Este complejo, genera que las personas construyan su propia identidad a base de prejuicios ya existentes, como la invisibilidad que se mencionaba anteriormente. Este fenómeno, conlleva a que las mujeres dependan de la aprobación del entorno, responsabilizando su autoestima para con los demás.
Consecuencias del Complejo de Casandra
Las personas que pueden sentirse identificadas con este complejo, tienden a tener sentimientos de infravaloración constantes y sienten un afán por demostrar su valía.
Lo cual, se convierte en paradójico ya que, al poner el foco en los demás para demostrar su autovalía, nunca sienten una realización completa, puesto que, tanto la valía como la autoestima, únicamente pueden depender de uno mismo.
Al depender de los demás en relación a sus éxitos, también se genera un perfeccionismo muy estricto que lleva a la insatisfacción constante.
Toda esta serie de características, producen que la persona nunca se considere “suficiente” ni válida y deposita todos sus logros en la aprobación de los demás. Esto, puede generarnos invalidación e inestabilidad emocional sin escuchar sus necesidades desde su propio bienestar.
De esta manera, lo que se consideraba en un principio un rechazo externo, pasa inevitablemente a ser un rechazo interno.
¿Qué podemos hacer?
Es importante tener una serie de características y factores en cuenta:
- Tu estima y valor, depende única y exclusivamente de ti
- Para que sientas la aprobación de los demás, es primordial ser tú misma quién se apruebe, se acepte y se comprenda tal y como es.
- El entorno influye, pero el poder lo tienes tú. Es decir, más allá de los juicios sociales o de aquellos que te rodean, puedes trabajar tu autoestima.
- Es importante que valides tus emociones, creencias y autoescucha activa. Por tanto, es vital que sea la propia persona quién haga un trabajo de crecimiento personal para que pueda autovalidarse por sí misma y ser la persona protagonista de su vida. Nadie más que tú sabe el potencial que tienes. Tan sólo debes aprender a trabajarlo y, sobre todo, validarlo.