Probablemente hayas oído hablar del efecto Pigmalión o la profecía autocumplida. ¿Sabías que este efecto afecta a tu vida más de lo que crees?
Los antiguos griegos dieron origen al sobrenombre del efecto Pigmalión a través de la leyenda mitológica de Ovidio. Según esta leyenda un escultor llamado Pigmalión se enamoró de Galatea, una de sus creaciones. Pigmalión estaba tan ciego de amor que trataba a la escultura como si fuera una mujer real. Finalmente por mediación de la diosa Afrodita, Galatea llegó a cobrar vida.
Autores como Rosenthal, Jacobson, Merton o Swan, han estudiado el fenómeno y han hecho varias revelaciones.
¿Qué es exactamente el efecto Pigmalión?
La profecía autocumplida o efecto Pigmalión es un suceso que puede llegar a cambiar a otra persona. Se trata de la expectativa que una persona tiene sobre alguien, que se ve reforzada con mensajes y llega a hacerse real.
En función de las expectativas que tengas de una persona, tu manera de actuar y dirigirte a ella será diferente. Por el contrario si no confías en que pueda conseguir sus objetivos, no le darás tantos mensajes de apoyo.
Por tanto, tus expectativas y la confianza que tengas en tu pareja contribuirán en cierta medida a su éxito o fracaso. Si esperas algo bueno, si confías en esa persona, le motivarás hacia el éxito y conseguirás infundirle seguridad y confianza.
Todo se debe a la creencia de quien lo predice y la forma en que actúa según lo que juzga. La otra persona va absorbiendo progresivamente esta información hasta considerarla real y sentirse como se pronosticó.
Esto puede ocurrir en sentido positivo elevando la autoestima y alcanzando grandes logros. También puede ocurrir al contrario y afectar negativamente haciendo que la autoestima baje. Es aquí cuando el comportamiento que podría llevar al éxito se extingue dando paso al comportamiento no deseado. El efecto Pigmalión es un efecto rebote de una predicción que una vez hecha pasa a convertirse en realidad.
¿En que aspectos de la vida nos puede afectar el efecto Pigmalión?
El Efecto Pigmalión en el ámbito educativo
El efecto Pigmalión se ha estudiado bastante en el ámbito educativo. Se ha comprobado que las predicciones de los maestros han hecho cierta la profecía autocumplida en muchos de sus alumnos.
Suele darse cuando un profesor prevé si un alumno va a tener éxito o fracaso. Al comunicárselo, el alumno cree la valoración de tal modo que acaba haciéndose real, fuera verdadera o no la predicción.
Por ejemplo, si un profesor selecciona cuatro alumnos al azar, independientemente de su historial académico y su rendimiento, enfatiza que serán unos alumnos exitosos y se comporta con ellos de acuerdo a tal hipótesis, esto será así.
Los alumnos absorberán como una esponja todas las valoraciones que se hacen de ellos. Las tomarán por ciertas sintiendo que es así y actuando como tal. Entonces, estos cuatro alumnos superarán con éxito sus estudios.
Confía en la superación de tus alumnos y seguramente sus resultados mejorarán.
El Efecto Pigmalión en el ámbito Laboral
En el ámbito laboral ocurre lo mismo y muchos empleados se ven afectados por ello. Todo jefe tiene una concepción a priori de cada uno de sus empleados e inconscientemente les tratan según ese patrón.
Si un jefe o compañero considera que un trabajador no va a rendir lo suficiente o no va a desempeñar convenientemente su trabajo, le transmitirá esta sensación, frenará su progreso y efectivamente su rendimiento será el esperado, aún esto es mayor si el empleado recibe continuas críticas o se cuestiona su trabajo.
Para favorecer a la empresa y al propio trabajador, lo más provechoso sería tener fe en él. Así como reforzar sus progresos por pequeños que sean y transmitirle alientos de superación.
Da una oportunidad a tus empleados y confía en ellos. Seguramente el efecto pigmalión actuará en beneficio del trabajador y de la empresa.
El Efecto Pigmalión en el ámbito Social
En todos los grupos sociales se instauran normas culturales que responden a un patrón implícito. Estas ideas definen el comportamiento de todos nosotros. Aprendemos por imitación y absorbemos información que nos impulsa a actuar como creemos que es de esperar según lo establecido.
Por ejemplo, solemos asociar a las mujeres comportamientos delicados, sentimentalismo o afán por la belleza. Por el contrario relacionamos formas más rudas, actitudes protectoras y poca muestra de sentimientos a los hombres.
¿Y si vivieras en la sociedad del medievo o en lugar de vivir aquí y ahora? ¿A qué patrones responderías según lo que esperan de ti?
Si cambia la perspectiva sociocultural modificamos nuestras actitudes.
Las pretensiones sociales profetizan cómo hemos de ser según la situación social en que nos encontremos. A veces las etiquetas sociales constituyen a las personas.
El Efecto Pigmalión en el ámbito Personal
El efecto Pigmalión es uno de los mayores influyentes en el desarrollo personal. Día a día nos comportamos según la imagen que creemos que tienen los demás sobre nosotros. Como consecuencia adquirimos un rol para responder acorde a esa percepción.
Si calificas a un compañero, familiar o amigo de descuidado y actúas en base a esa consideración, lo estarás reforzando. Como consecuencia, la otra persona creerá fielmente que así es y no se preocupará por mejorar.
Sin embargo, si a esa misma persona le comunicas con frecuencia lo responsable que es, se esforzará en no defraudarte y en mantener la visión que tienes de ella.
Lo que esperas de una persona (positivo o negativo) hace que te comportes de manera diferente en tu relación con ella. Por ejemplo, si estás convencido de que tu pareja puede aprobar las oposiciones, le animarás y le dirás cosas como: “Ánimo, tu puedes conseguirlo, confía en ti, te estás preparando para esto y puedes lograrlo” y además le ayudarás haciendo la cena, arreglando la casa o yendo a la compra para que no pierda el tiempo ni se distraiga de sus estudios.
A través de del efecto Pigmalión nos comportamos, en mayor o menor medida, tal y como profetizan los demás. Impulsar la propia confianza a partir de terceros o por nosotros mismos es determinante para ser lo que somos. Así desarrollaremos las cualidades positivas y desecharemos el temor de tener cualidades desagradables.
¿Cómo salir del efecto Pigmalión?
Algunos consejos para que la temida profecia autocumplida no te limite
- Replantéate las expectativas en tu beneficio.
- Cambia la perspectiva. No podemos ver lo que no existe. Cuando quieras alcanzar algo no veas obstáculos, observa el camino libre y fácil de andar.
- Refuerza tu propia conducta y no permitas que te afecten las conductas de otras personas.
- Busca razones por pequeñas que sean para autoafirmarte y lograr la creencia deseada.
- Crea un clima emocional favorable contigo mismo y con los de tu alrededor.
- Cree en lo que quieres y lo crearás.
- Desafíate y desafía a los demás.
Tú puedes cambiar lo que quieras. Aprovecha y utiliza el efecto pigmalión beneficiosamente. Trata a una persona como crees que puede llegar a ser y se convertirá en ello. Confía en lo que tú puedes llegar a ser y lo conseguirás.
“Tanto si usted cree que puede, como si cree que no puede, está en lo cierto” (Henry Ford).
Conviértete en el efecto Pigmalión de alguien
¿Alguna vez has sentido que una persona confía en ti más de lo que tú mismo haces?
Se trata de esa persona que te anima a seguir adelante. Te impulsa a que confíes en tus capacidades de superación. Elogia tyuhabilidad para seguir aprendiendo y enfrentándote a retos y hace que saques lo mejor de ti mismo. Si ahora mismo tienes alguna persona en mente… ¡enhorabuena! Tienes un Pigmalión.
Es muy posible que en alguna ocasión hayas tenido ese apoyo y motivación en tu vida. Intenta recordar quién te ha dado apoyo y ánimo. Quién ha confiado en ti y gracias a quién en algún momento te has esforzado para conseguir tus objetivos.
Puede que hayan sido tus padres, tus hermanos, algún profesor, un amigo… Puede que te hayan dado la confianza que necesitabas sin que hayas sido consciente de ello.
De igual forma tú puedes convertirte en el efecto Pigmalión de las personas que te rodean. De tus hijos, amigos, compañeros de trabajo, etc. Para lograrlo puedes animar, apoyar y reforzar a los tuyos para que consigan sus metas. No se trata de dar falsas esperanzas, decir lo que la persona quiere escuchar o generar falsas expectativas.
Consiste en demostrar que confías en sus capacidades y en su esfuerzo para conseguir lo que se propone. Que el camino puede ser difícil pero que el trabajo merece la pena. Piensa en qué situación se encuentra esa persona y en qué puedes decir o hacer tú para motivarle.
Y si no salen las cosas como se esperaba no hay por qué tirar la toalla, se puede seguir intentando. Se pueden buscar otras alternativas o caminos, pero siempre estarás detrás para ayudarle y animarle.
Es muy posible que esta persona no sea capaz de ver su propio potencial. Que se haya metido en la espiral del “no puedo” y se sienta sola. Sin embargo, gracias a tus palabras de ánimo le infudirás el valor necesario para seguir intentándolo.
Te animo a convertirte en el efecto Pigmalión de alguien. No sólo por el efecto positivo que vas a tener en esa persona y en su vida. Sino porque va a contribuir a mejorar esa relación. Además el bienestar que vas a sentir al ayudar a alguien es un sentimiento que merece el esfuerzo.