¿Alguna vez has tenido un sueño lúcido?
Los sueños lúcidos son esos sueños en los que te das cuenta que estás soñando. Personalmente me ocurren con cierta frecuencia. La mayor parte de las veces suelo despertarme a los pocos segundos de ser consciente de que estoy soñando. Es algo dificilmente controlable. De repente soy consciente de que la realidad que estoy viviendo y sintiendo forma parte de un sueño y el choque cognitivo es de tal magnitud que automáticamente me despierto.
Sin embargo me resulta igualmente asombroso lo contrario, es decir, no ser consciente de que estoy soñando, verme a mi mismo volando y no cuestionar la realidad. Poder ver la Estatua de la Libertad desde la terraza de mi bungalow en Torrevieja y no darme cuenta que eso es algo completamente imposible. En esas ocasiones me despierto y realmente me pregunto cómo es posible que mi mente no haya podido «detectar» tanta incoherencia. No entiendo cómo es posible que mi consciencia no haya podido cuestionar la inverosimilitud de las situaciones que he soñado.
Tras estudiar el tema 3 de Psicología Social referente a los esquemas sociales, creo haber encontrado una posible explicación a la falta de atención de nuestra mente cuando soñamos.
Los esquemas sociales
Los esquemas sociales se definen como «abstracciones mentales que se activan de forma espontánea cuando nos encontramos con estímulos relacionados con ellos. Además funcionan como un filtro que nos permite percibir y recordar la información más importante e ignorar la que no es relevante».
Cuando nos encontramos con información inconsistente con esos sistemas podemos resolver esta discrepancia confirmando los esquemas que teníamos previamente desarrollados y rechazando la información inconsistente.
Es decir, cuando algo no se ajusta al sistema de creencias que tenemos fruto de la experiencia, automáticamente lo descartamos. Sin embargo en los sueños no ocurre esto. En los sueños no comparamos la realidad que estamos viviendo con nuestra experiencia almacenada, ya que si lo hiciésemos automáticamente seríamos conscientes de una tremenda incoherencia.
Quizá la explicación a todo esto sea que los esquemas sociales no funcionan a nivel onírico. La utilización de estos esquemas tiene una función evolutiva y adaptativa que es totalmente innecesaria que se produzca cuando estamos durmiendo.
En nuestro día a día es importante saber que si nos lanzamos de un edificio podemos sufrir daños, la falta de esta información pondría en peligro nuestra vida. Sin embargo en los sueños podemos prescindir de esta información ya que nuestra vida no corre peligro, sea cual sea la situación. El sueño sirve para que la mente y el cuerpo descansen, por lo tanto cualquier trabajo «extra» es completamente innecesario y las estructuras sociales no se ponen en funcionamiento por una mera cuestión de ahorro de energía.
He leído experiencias sobre personas que han intentado inducir los sueños lúcidos a voluntad. Dicen que tras mucha práctica han llegado a tener grandes avances y logrado aumentar la frecuencia. Aparte de vivir nuevas experiencias perseguían otro tipo de objetivos como aprovechar el tiempo, estudiar horas extra para un examen dentro del mismo sueño…etc.
Incluso estos logros pueden explicarse desde un punto de vista adaptativo: si un organismo centra su atención y sus esfuerzos en lograr un objetivo (ser consciente dentro del sueño) su atención descenderá ante otro tipo de situaciones que probablemente sean más importantes para su adaptación al entorno. Como consecuencia, los esquemas sociales comienzan a activarse durante el sueño para que su atención vuelva a focalizarse en lo verdaderamente importante para la adaptación y supervivencia.