La importancia de saber escuchar

Hoy mismo he leído en El Diario Norte que El psiquiatra Luis Rojas Marcos asegura que «hablar y narrar» es una herramienta curativa muy importante porque pone palabras a los sentimientos y así ayuda a entender el dolor psicológico.

Y no es la primera vez que lo leo, es importante hablar de cómo nos sentimos, de lo que nos pasa. “Hasta una hoja de papel se levanta mejor entre dos”, sin embargo, no es tan fácil que alguien nos escuche o saber escuchar.

Veamos este ejemplo:

Dos vecinas se encuentran, una lleva a su recién nacido dormidito en el cuco, y la otra va con su hija de pocos años. Así que la mamá más experimentada le dice: -¡Hombre, qué bien! Ya tienes a tu bebé en casa, ¿Qué tal todo, qué tal el parto?

La otra contesta: – Sí, por fin salió mi bebé, y el parto, muy doloroso, pero merece todo la pena por ver a mi niño aquí. Lo que se me ha quedado fatal es el suelo pélvico, se me escapan gotas de pipí y no quiero ser la típica mujer con pérdidas de orina jaja.

La primera responderá jajaja, jo, sí, lo mío sí que fue traumático, estuve no sé las horas de dilatación y al final para nada, me hicieron cesárea. Y continúa hablando sobre su amarga experiencia.

Es bastante frecuente obviar la preocupación de alguien, una de ellas estaba diciendo que estaba preocupada por sus problemas con el suelo pélvico y la otra estaba más preocupada por contar su propia experiencia que en escuchar atentamente a su vecina.

A menudo no nos percatamos que cuando alguien habla de algo, aunque simplemente lo mencione en broma, es algo que tiene en mente y a lo que hay que darle su papel. Es muy sabio el dicho, entre broma y broma, la verdad asoma.

Errores frecuentes son:

  • Obviar la preocupación del otro como en el ejemplo y contar mi experiencia.
  • Cambiar de tema radicalmente. ¿Y tu marido cómo está?
  • Restar importancia. (Eso es una tontería, no va a pasar nada)
  • Dar consejos y soluciones. (Tú lo que tienes que hacer…)

No hace falta ser terapeuta para ser un buen conversador, prestar atención e interés por la narrativa del otro.

Algunas cosas que pueden ayudarnos son:

  • Tener claro que siempre que alguien menciona algo de alguna manera piensa en ello, le preocupa o interesa.
  • Profundizar un poco en el tema. Siguiendo con el ejemplo podríamos preguntar: ¿Y qué te ha dicho la fisio? ¿Tienes buenas expectativas? ¿Y por qué pasó eso?
  • No restar importancia. Para todo el mundo son importantes sus vivencias y sentimientos, aunque a nosotros nos hayan pasado cosas más graves, esa persona tiene necesidad de contarlo en ese momento y necesita acompañamiento. Podría servir: Lo entiendo, para ti es muy importante. Te preocupa sobre todo…, Te hacía ilusión…
  • Evitar dar soluciones. La mayoría de las personas ya han pensado en ellas pero no pueden o no saben cómo hacerlo. Sí que puede servir hacerle preguntas que inviten a pensar y reflexionar sobre cosas que podrían ayudar en nuestra opinión. ¿Y qué podrías hacer tú? ¿Si tuvieras dinero/tiempo podrías hacerlo? En el ejemplo se me ocurre preguntarle: ¿Has pensado en hacer ejercicios para fortalecer el suelo pélvico? ¿Hay fisioterapia que se encarga de esos problemas?

Si en alguna ocasión nuestro interlocutor se muestra reacio a dar detalles sobre algo que le preocupa, sólo tenemos que respetar su espacio, su tiempo, pero también dejarle claro que estamos encantados de escucharle cuando quiera o pueda hablar de ello.

Así podemos enriquecer y ayudar sin ser terapeutas, hablar con un amigo, contarle nuestras cosas resulta así liberador.

Redacción
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