Siempre nos gusta caer bien. Pero en ocasiones, se torna fundamental, dar una buena impresión a alguien, encajar en un grupo o gustar a un jefe de cara a la búsqueda de empleo.
Existe un factor influyente que determina nuestra imagen de cara a los demás, relacionado con los estereotipos mentales y la memoria, y que es conocido como el “efecto primacía y reciencia” y el “efecto halo”, ligado al anterior.
¿Qué es el efecto de primacía y recencia?
Se trata del efecto que se produce a la hora de recordar algo, según la posición en la que recibamos la información. Según este efecto, recordamos mejor lo primero y lo último o más reciente, y peor lo intermedio.
Por ejemplo, si nos dan una larga lista de palabras:
“ ambulancia, árbol, altavoz, pera, pez, bombilla, nube, reloj, bufanda, sol, leopardo, felicidad, carne, cable, amarillo, uña, salón, vaso”
Tendemos a mantener en nuestra memoria a corto plazo más fácilmente las palabras del principio de la lista y las últimas. Esto no solo ocurre con ejercicios memorísticos, también sucede cuando conocemos a personas o vamos a un lugar por primera vez. Siempre recibimos una primera impresión que nos marca y compone nuestros pensamientos, ya sea porque asociamos la impresión a algo o alguien que ya conocemos o empujados por las sensaciones recibidas en el momento.
La suma de las primeras sensaciones recibidas y las últimas, quedan fijadas en nuestra memoria, y a partir de estas ajustamos mentalmente la información, creando una imagen, que puede ser o no acertada. Esta composición mental creada a partir de el efecto primacía y recencia, ocurre por otro efecto asociado, conocido como “efecto halo”.
Estos efectos fueron probados por Atkinson y Shiffrin, quienes hablaron de la retención en la memoria a corto plazo (MCP) y a largo plazo (MLP). Ambos fenómenos tienen efecto en la MCP, pero en el momento en que interponemos una actividad intermedia, los recuerdos que quedan más fijados en la MLP, son los del efecto primacía, es decir, recordamos mejor lo primero que hemos visto, oído o sentido.
¿Qué es el efecto halo?
Se trata de un suceso que tiene lugar cuando evaluamos algo o alguien a partir del conocimiento de un rasgo y emitimos una posterior generalización. Por ejemplo, si nos presentan a alguien que nos parece atractivo (rasgo positivo), tenderemos a asociar otras características también positivas hacia esta persona, y seguramente tengamos una mayor tendencia a acercarnos que a quien nos haya transmitido, en un primer momento, un rasgo negativo.
¿No os ha ocurrido alguna vez, haber conocido a alguien que expresó un gesto malcarado y habéis decidido que no os caía bien?, ¿O en alguna ocasión, habéis mostrado desgana por entrar a algún lugar, porque vivisteis allí una experiencia desagradable la última vez que fuisteis y no os dejó buena impresión?
A veces hay que dar segundas oportunidades, no siempre tenemos las mismas vivencias, aunque repitamos en un lugar donde antes hayamos vivido algo poco agradable. Y tambien podemos conocer a una bellísima persona cuando no estaba pasando por su mejor momento. Si nos dejamos arrastrar por estos efectos, podemos estar equivocándonos.
¿Cómo nos influyen estos efectos?
Si nuestra misión es que nos contraten para un trabajo, o encajar en algún grupo, es de primordial importancia, causar una primera buena impresión, ya que esta desencadenará en los otros, una serie de ideas asociadas que formaran un esquema de cómo eres, a consecuencia de los efectos anteriores. Es importante cuidar esta primera impresión, porque no hay segundas oportunidades para una primera impresión.
Hay que tener también en cuenta, otra teoría, que apunta que, además de las primeras impresiones y las ultimas (o más recientes), los rasgos que más se recuerdan, son los más llamativos o los que se pueden asociar con otra cosa. Si tomamos la lista que emitíamos al principio, la palabra más llamativa, probablemente, sea “felicidad”, ya que es un estado de las personas y todas las demás son cosas que podemos ver, por tanto, se desvía de la lista y será más fácil recordar. Y por otro lado, sol y nube, son palabras relacionadas, que se pueden asociar y recordar más fácilmente.
Teniendo en cuenta las teorías señaladas, hemos de cuidar mucho como nos presentamos a una entrevista o ante un grupo, y si, a causa de los nervios hemos hecho algo indebido, procurar finalizar causando una buena impresión para dejar actuar a nuestro favor al “efecto recencia”.
Es conveniente también, destacar algún rasgo positivo o habilidad relacionada con el puesto a desempeñar, actitud positiva y sonriente, y despedida amable. De este modo, reforzaremos el buen recuerdo o modificaremos a nuestro favor una posible primera impresión errada, y dejaremos al entrevistador, o al grupo, un “buen sabor de boca”.