A lo largo de nuestra vida vamos a tener que convivir, queramos o no, con personas problemáticas.
¿A qué llamamos personas problemáticas?
Existen muchos tipos de personas problemáticas. Este tipo de personas pueden ser envidiosas, negativas, falsas, manipuladoras, descalificadoras, etc. Se trata de individuos dañinos que tienden a complicarnos la existencia y que pretenden influir en nuestras decisiones y comportamiento.
“El arte de vivir, se compone en un 90% en la capacidad de convivir con personas que no puedes soportar” (Samuel Goldwin)
Podemos hacer una síntesis de cuales son las características de estas personas que viven entre nosotros, básicamente, para complicarnos la vida: son personas que sólo saben hablar de sus logros, no saben escuchar, desalientan cualquier proyecto o ilusión que les comentas, se enojan y gritan con frecuencia, te intimidan y coartan tus sueños, son inflexibles, te culpan de sus problemas, siempre quieren tener razón, menosprecian tus ideas, etc. Ante esta clase de actitudes tendemos a ser cautelosos, vivimos la interacción con ellos incluso con cierto miedo y sentimos alivio cuando desaparecen.
“Los seres más mediocres pueden ser grandes sólo por lo que destruyen” (André Maurois)
No vamos a tratar aquí de analizar por qué estas personas se comportan así, pero podemos afirmar, que su manera de ser está reflejando, la mayoría de las veces, un mundo interior con problemas (frustración, baja autoestima, envidia, celos, inseguridad, resentimiento, etc) a los que sin duda deberían poner solución.
“…mala gente que camina y va apestando la tierra…” (Antonio Machado)
El comportamiento de toda esta gente que nos causa problemas y malestar resulta muy difícil de soportar y nos genera, muchas veces, malestar psicológico. Es preciso protegernos, establecer ciertos límites en la relación con estas personas para poder “sobrevivir”. Evidentemente no vamos a poder cambiar a estos individuos, pero sí podemos cambiar nuestras actitudes y comportamientos hacia ellos.
¿Cómo ponemos límites sin hacer daño, pero sobre todo, sin lastimarnos a nosotros mismos?
1. Potencia tu autoestima
Es tu mejor “arma”. No dependas de las valoraciones que hacen de ti los demás. Confía plenamente en tus capacidades y comportamientos. Lo que tú piensas sobre ti debe ser más importante que la opinión que tienen los demás. La necesidad de aprobación ajena puede llegar a ser un problema. Debes creer en tu potencial. Recuerda que la única persona que puede “limitar” lo que eres capaz de hacer, eres tú mismo.
2. Intenta rodearte de las personas que te quieren de verdad.
Evita a las personas problemáticas. Parece obvio, pero muchas veces no nos atrevemos a cortar con ciertas relaciones que no nos aportan nada o que sólo nos aportan aspectos negativos. No dediques tu tiempo a las personas que no merezcan la pena. Intenta rodearte de personas que te alienten y motiven para conseguir tus metas y sueños
3. Potencia tu asertividad.
La asertividad es una habilidad social que consiste en aprender a defender tus decisiones ante otros. Debemos ser capaces de decir “NO”, de hacer valer nuestros derechos de una forma correcta y con habilidad social.
4. No quieras cambiar a nadie, sólo cambia quien decide cambiar
Debemos realizar cambios en nuestra conducta, encaminados a interaccionar de la forma más productiva posible con toda esa gente problemática. No te detengas a evaluar ni a intentar entenderlos, no merece la pena.
5. Tómate sus críticas y comportamientos inadecuados utilizando el humor
El sentido del humor te servirá para desdramatizar la situación y desarmará a quien intente hacerte daño.
Para terminar, una frase que a mí me parece muy acertada con relación a toda esa gente problemática, y que debe servir como recurso definitivo…
“Perdonar es no tener demasiado en cuenta las limitaciones y defectos del otro, no tomarlas demasiado en serio, sino quitarles importancia, con buen humor, diciendo: ¡sé que tú no eres así!”