La profesión médica es elegida por estudiantes con buenos expedientes académicos pese a la mayor duración de sus estudios y la inestabilidad laboral a la que aboca el sistema MIR, al menos durante los primeros años de ejercicio, por lo que está claro que es una opción que se escoge en la mayoría de los casos por un acentuado sentido vocacional.
Desde hace décadas las facultades de Medicina tienen las notas de corte más altas y dejan fuera a muchos aspirantes, que han de decantarse por otra formación más o menos concomitante, optar por la privada o bien probar suerte en la EvAU (o EBAU dependiendo de la comunidad) del año siguiente.
Seis años de grado más el MIR
Si tenemos en cuenta que el título de Graduado en Medicina supone un mínimo de seis años de esfuerzo, y que la obtención de la especialización médica comporta el ejercicio como médico interno residente en un hospital o centro acreditado de dos a cinco años, cabe preguntarse qué motiva a los alumnos más brillantes a elegir este camino tan arduo.
De acuerdo a estudios como el de la revista Educación Médica predominaría un sustrato altruista, que por fuerza ha de imperar atendiendo a que pasan muchos años hasta que un médico tiene una plaza en un centro de salud público; y puede plantearse compatibilizarla, por ejemplo, con otro trabajo en una clínica privada.
El prestigio de la profesión médica
Con todo, no todas las recompensas son materiales, y está claro que la profesión médica tiene una aureola de prestigio desde el mismo momento que su acceso está vedado a los mejores expedientes, por no hablar de la influencia en la elección que puedan jugar las ganas de seguir la tradición familiar, produciéndose aquí un fenómeno parecido al que ocurre en la judicatura.
A ello se une la valoración social, no siempre bien retribuida ni unánimemente practicada, resultando eso sí una de las profesiones de las que se puede tener la absoluta seguridad de que más va a presumir una abuelita.
La visión que aparece en las películas y series de televisión
Además, hay infinidad de series y películas de médicos que han contribuido a forjar en el imaginario colectivo que se trata de uno de los trabajos más nobles y apasionantes que existen, y hasta incluso sexys, aunque a mucho personal sanitario abocado a hacer guardias interminables en un sitio tan difícil como un hospital su trabajo le puede parecer de todo menos glamuroso.
Lo que sí que es cierto es que la gran variedad de especialidades médicas que hay, y que abarcan ámbitos que van desde la psiquiatría hasta la medicina legal y forense, sí que da pie a deducir que puede haber un amplio espectro de motivaciones y expectativas profesionales concretas detrás de la elección de una carrera como esta.
En cualquier caso, lo que resulta indudable es que debería haber una mayor armonía entre el prestigio social y la retribución que recibe todo el personal sanitario en general, toda vez que ya se perdió hace mucho tiempo también el eco de los aplausos prodigados en los balcones.