Cuando sientes que ya no puedes más

Piensa por un instante en cómo te relacionas con tu familia. ¿Qué está ocurriendo? ¿Sabes de dónde vienen los problemas?

“…He deseado tantas veces terminar con todo y marcharme lejos, necesito desaparecer. Lo peor de todo esto es que no se da cuenta de que ya no puedo más, algún día exploto…”

¿Te suena? Seguramente que sí, es un discurso muy frecuente en personas que están saturadas de responsabilidades. Hay momentos en la vida en los que aunque te empeñes en continuar hacia delante no puedes.

Veamos esto continuando con este mismo ejemplo con el que hemos inícialo el artículo. En la familia Mendiburu la madre (45 años) es la cabeza de familia, que se hace cargo de toda la organización familiar: Trabaja dentro del hogar, mantiene la casa y supervisa a sus 2 hijos (6 y 10 años) y a su marido (51). A este último “no hay que darle disgustos, porque necesita descansar, ha trabajado mucho durante años y no puede estresarse ya que tiene el corazón débil”. No se le puede mencionar ningún problema, y es ella la que se encarga de solucionar todo.

Él acepta este rol, y no demanda un mayor espacio en la vida familiar ni en la toma de decisiones. Los hijos, participan de esta regla y se apoyan en la madre. Podemos ver cómo este mito sobre la fragilidad y tendencia al estrés del padre es un potente organizador de la rutina familiar, que gira en torno al padre. Nadie cuestiona en la familia el mito, ni concibe la posibilidad de cambio.

¿Qué pasaría si esta madre enfermase? Perdón, he redactado mal la pregunta, en realidad lo que quería escribir es lo siguiente ¿Esta mamá se permite enfermar? ¿Qué pasaría con los miembros de su familia si ella tuviera que ausentarse del hogar y decidir cuidarse por un tiempo?

No, no me refiero a tener dos horas libres a la semana para practicar su hobby favorito, me refiero a irse unos días de vacaciones para desconectar, para ver su situación desde otra perspectiva. Y la gran pregunta, ¿qué ocurriría si finalmente decidiese dar el paso, piensas que serían unas vacaciones o el inicio de un cambio muy significativo en la vida de todos los miembros de esta familia?

Cuando ya lo hemos intentado todo

Seguramente estarás de acuerdo conmigo en que estas son algunas de las preguntas que nos hacemos cuando estamos cansados de buscar alternativas para solucionar los problemas familiares.

El arte de la evaluación en psicoterapia con las familias, consiste en descubrir qué impide a la familia alcanzar la solución. ¿Qué más puedo hacer? Es lo primero que se te pasa por la cabeza ¿verdad?, pero una vez más continúas con el problema de cada día. Seguramente a veces has pensado ¿Y si el problema no es mío? ¿Y si el problema es de mi pareja, mi hijo, mi madre, etc?

Pues bien, cuando el problema le corresponde a otros y sin embargo nosotros sufrimos, porque directa o indirectamente nos influye tenemos que pensar que estamos metidos en el problema y por lo tanto debemos tomar decisiones para salir de ahí. Tu familia y tú debéis aportar un cambio en estas relaciones que están estancadas y ya no funcionan.

La psicoterapia te ofrece la posibilidad de salir de esa situación siempre y cuando las personas implicadas quieran solucionar el problema. ¿Qué pasa si los demás no quieren? Sencillamente lo que ocurre es que tú empiezas a cambiar y a tener lo que quieres y la otra persona continúa con el problema.

A veces tomar distancia es necesario para ayudar a la persona que quieres. Es un acto de amor, dejar ir, que cada cual tome dirección sin presiones y ataduras. Su visión será más clara cuando mire hacia dentro y vea lo que necesita y pueda pedirlo, buscarlo y conseguirlo. ¿Y mientras tanto? Mientras tanto cada uno tiene la opción de tener lo que realmente desea y no acostumbrarse a lo que realmente no queremos.

¿Qué tengo que hacer para solucionarlo?

Cuando prevalece lo material (coche, piso, ropa, regalos, herencias)  y se quedan a un lado las cosas que realmente importan (tertulias, abrazos, caricias, amor, cariño, escucha activa) aparece el problema. ¿Cómo evitamos esto? SINTIENDO. Un sentimiento es un estado del ánimo que se produce por causas que lo impresionan, y éstas pueden ser alegres y felices, o dolorosas y tristes.

Si quieres sentir alegría y felicidad con esa persona con la cual estas en conflicto intentar hacer caso a lo que tú sientes es la mejor alternativa. No es sólo dar un beso de buenos días. No es sólo dar un beso de buenas noches. No es sólo decir te quiero. Se trata de dar un beso de buenos días largo, que cada hora sea un recuerdo, una expectativa en común, un deseo de otro beso largo.

Se trata de dar un beso de buenas noches largo, que te abrigue y te mime, que te abrace y te cuide. Se trata de mirarse a los ojos y dedicarse tiempo, no hace falta hablar, solo hace falta tiempo pero de calidad y ahí descubres cuanto te quieren. Un abrazo que recomponga, que no te asfixie.

Animo a las personas que vienen a mi consulta a que se paren a pensar que es lo que quieren y qué desean sentir de verdad. El problema reside en cómo trata de resolverlo cada pareja y/o familia, así que si estas en este proceso  valora si es la adecuada.

Protege con cariño y amor a todos los miembros de la familia. Con caricias, besos, abrazos, muestras de cariño. Disfruta. Haz las cosas que te hagan realmente feliz, los días que están cargados de responsabilidades dejan poco tiempo para el disfrute, intenta disfrutar cada día de cosas que realmente te gusten, porque de esta forma el resto de tu familia te vera feliz. Comparte tiempo todos los días.

Dedicaros momentos de calidad cada día, una vez que ya hayas preguntado qué tal el día, las clases, el trabajo, piensa que cosas no sabes de tu pareja o tu familia, dedícale tiempo a los tuyos. Ríe. Planea un día con tu familia, haz un plan para divertiros en el que las risas formen parte del plan. Sueña. Ponte nuevas metas, nuevos retos y motívate con estas nuevas expectativas.

Conclusión

El amor esta en las cosas simples, empieza por ellas tanto dando como recibiéndolas. Es posible que cuando te centres en estas pequeñas cosas descubras un sentimiento dentro de ti que te haga reflexionar. Esto significa que ya algo está cambiando, de momento en la forma en la que sientes.

Deja que fluya y escucha a tu sentimiento, intenta hacerle caso y lucha por lo que quieres. Recuerda que la mejor forma de relacionarse adecuadamente es mediante la palabra. Los problemas se entienden hablando y no callándose

Iratxe Vilariño
Licenciada en Psicología Universidad de Deusto.