¿Qué es la Educación Emocional? Definición y características

La educación emocional se ha puesto de moda en las aulas, en la televisión y en nuestras casas. Todo el mundo habla de educación emocional, pero ¿sabemos lo que es? ¿qué lugar ocupa en nuestra vida?, ¿qué importancia le damos a las emociones?. En definitiva, ¿somos conscientes de cómo estamos educando en emociones?

Aunque no seamos del todo conscientes, en un mismo día podemos experimentar una gran variedad de emociones. Si reflexionamos sobre estas emociones, comprenderemos que hacen más oscura o dan luz a nuestra vida.

Con un ejemplo podremos entender de qué estamos hablando: si nos vemos envueltos en un atasco por la mañana o, sin querer nos mancharnos de café la blusa en el desayuno, estas situaciones propiciarán que lleguemos tarde al trabajo o a que los niños sean impuntuales en el colegio.

Todo esto puede que nos provoque una combinación de emociones, rabia, frustración, tensión… Con este cóctel de emociones, seguidamente nos enfrentamos a otras situaciones cotidianas, como por ejemplo, llevar a nuestros hijos al colegio, hacer frente a una reunión o acudir a nuestro lugar de trabajo.

Si reflexionamos e intentamos averiguar cómo nos enfrentaríamos a esas situaciones o con qué actitud respondemos a estos contratiempos, podríamos descubrir cómo manejamos nuestras emociones ante situaciones cotidianas. Pero no somos conscientes de cómo reciben nuestras emociones la gente que nos rodea, cómo responden ellos ante ese comportamiento nuestro, cómo manejan sus propias emociones que dicho comportamiento le provocan.

¿Qué nos sucede al sentir una emoción?

Al sentir una emoción nuestro pensamiento se conmueve y concibe a su vez percepciones congruentes con dicha emoción. Por esta razón es común ver a una madre contenta, porque ha tenido una buena jornada laboral elogiando a sus hijos a la salida del colegio o restándole importancia a una mala nota en un examen de su hijo y animándole a mejorar en el siguiente.

Un ejemplo contrario sería la reacción de la misma madre enfadada porque le ha llegado una factura inesperada a la que hacer frente, ante la misma situación de una mala nota, seguramente la madre se enfadará y castigará a su hijo.

Estos escenarios no son más que un reflejo de nuestro día a día, que sin lugar a dudas, guiarán los comportamientos de nuestros hijos y marcarán su forma de ver el mundo. Desde que nacemos nuestra capacidad de sobrevivir depende de nuestras emociones. A través del llanto o de la sonrisa nos comunicamos dando muestra de rechazo, miedo, frustración o aceptación, alegría, tranquilidad.

¿Por qué los padres tenemos que educar en emociones a nuestros hijos?

Si de pequeños experimentamos emociones positivas con frecuencia, esto nos ayudará a que desarrollemos una personalidad extrovertida, optimista, segura y con una elevada autoestima.

Conocer las emociones, darles nombre, conocer sus funciones y beneficios, nos ayudará a relacionarnos con los demás, a saber actuar ante una situación desagradable, a recuperarnos más rápido de las emociones negativas, a expresar nuestros sentimientos sin herir a otras personas, y expresarlos libremente para agradar a las personas a las que queremos.

Por eso educar en emociones a nuestros hijos es tan importante ya que les ayudará a tener un desarrollo emocional adecuado más óptimo en sus momentos cotidianos como en sus momentos más decisivos o más importantes.

Funciones de las emociones

Son muchos los padres que me preguntan en consulta sobre cómo han de reaccionar ante una emoción mala de sus hijos, en un principio yo les pregunto qué significan las emociones malas y luego les pregunto si conocen las funciones de las emociones.

A modo personal considero que no hay emociones buenas o malas, pero sí hay emociones más positivas o más agradables que otras. Pero como padres, maestros y abuelos tenemos que preparar a nuestros hijos para que sean capaces de sentir y vivir todas las emociones, prepararles para que conozcan todas las emociones y que sepan manejarlas y así las vivirán acorde al momento que están viviendo.

Las emociones preparan nuestro organismo para realizar la conducta más apropiada para una determinada situación. Por ejemplo si tengo un conflicto con alguien y siento rabia o frustración, mi conducta y mis gestos irán acompañados de esa emoción, con lo cual sería normal que yo grite y gesticule muy rápido. Esta sería la función adaptativa de las emociones.

Muchas veces las emociones nos empujan hacia una meta. Si nuestro hijo ha sacado una mala nota y se siente frustrado, podemos ayudarle a que oriente esa frustración hacia el esfuerzo, así podrá mejorar su nota en el próximo examen. Ésta sería la función motivacional de las emociones.

La función social se basa en la expresión emocional que actúa como una señal que informa al resto del grupo del estado emocional de una persona, de esta forma los demás se pueden anticipar a su actitud.

Redacción
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