El positivismo tóxico

¿Qué es la felicidad? 

Antes de seguir leyendo, dedicate uno minutos a responder las siguientes preguntas: 

¿Cómo le explicarías a un niño de 5 años qué significa felicidad? ¿Cuál sería tu propia definición de felicidad? 

Deseamos alcanzar la felicidad, esa felicidad con mayúsculas. Pero, ¿sabemos que significa felicidad? ¿en qué consiste la felicidad? 

Inicialmente, todos tenemos una idea muy clara de lo que es felicidad, pero si intentamos describirla, nos damos cuenta de que lo imaginamos pertenece más a un anuncio de la televisión, una historia de Instagram o unas vacaciones de una influencer.

Con suerte podremos decir que consiste en una sensación de bienestar, de paz, no tener problemas, preocupaciones… ¿Es posible vivir sin preocupaciones? ¿Serias feliz sin ellas? 

La felicidad es tendencia, productos que nos acercan a ella, viajes que nos aportan bienestar, relaciones que harán que todo huela a gominola… 

Pero no, la felicidad no es algo moderno. Hace más de dos siglos Aristóteles, además de hablar de ética, metafísica o poesía, habló de felicidad, concretamente de Eudaimonia. Sí, una palabreja no tan comercial. “El ser humano tiene como único fin ser feliz”.

En la actualidad los medios de comunicación te repiten hasta la saciedad “quiérete mucho” “tú puedes ser feliz”… como si fuese algo nuevo, o más aun como si ser feliz fuese una elección.

Depende de ti ser feliz, solo tienes que hacer deporte, meditar, sonreír…y 7 ideas más que seguro aparecen bajo un título similar a “los 10 pasos hacia la felicidad”. 

Entonces, ¿si no soy feliz, es porque no quiero? ¿yo elijo sufrir? 

Sí nos guiamos por estos mensajes que decoran tazas, felpudos, camisetas…conectamos con la culpa, olvidando la importancia de las circunstancias, no todo se soluciona meditando o haciendo deporte.

Es entonces, cuando ponemos el foco solo en sentirnos siempre bien, a pesar de las circunstancias, cuando caemos en la positivad tóxica. Evitando a toda costa tener emociones, pensamientos y recuerdos negativos, creyendo que así, ese momento difícil que estamos atravesando será menos negativo. Gran error. 

Eugene Gendlin, filosofo estadounidense fallecido en 2017 y conocido sobre todo por su trabajo en Focusing dijo “ignorarlo no lo va hacer desaparecer y reconocerlo no lo va a crear”. 

¿De qué sirve que te vaya mal con tu pareja y te centres en lo bien que te va en el trabajo? ¿Vas encontrar así solución a tu relación? 

Negar las situaciones conflictivas, incomodas, dolorosas, hace que nos enfrentemos a la vida de forma parcial. 

Estar mal es adaptativo. Las emociones, entendidas, como negativas (más correcto, llamarlas desadaptativas), son vitales para nuestro bienestar.  Cuando nos forzamos a no sentir, nuestro cuerpo habla, el problema se somatiza. Es insostenible reprimir de forma constante las emociones. 

El positivismo toxico se caracteriza por:

Atacar a las personas que expresan frustración, ansiedad o tristeza “Venga, no estes triste que todo depende de cómo se mire” “Si quieres, puedes hacerlo”.  Bueno… depende, de cuál sea el asunto problema.

No todo depende del como se mire, hay acontecimientos que de por sí, son negativos.  Y estamos en nuestro derecho de estar tristes y /o enfadados.  Ni podemos conseguir todo lo que nos propongamos, cada persona tiene unas limitaciones y tiene que ser consciente de ellas. 

Minimizar las experiencias de otras personas con verbalizaciones tipo “todo estará bien, hay que ser positivos”. Puede que todo esté bien o no, dependerá de cómo se gestione la situación en concreto. 

Fingir que todo está bien todo el tiempo. “Me han echado del trabajo, pero estoy bien, seguro que es por que algo bueno me espera.” 

Sentirse culpable de las emociones negativas. “no puedo estar triste por esto si soy muy afortunada por…” Las emociones hay que aceptarlas, vivirlas y gestionarlas. La negación o evitación de las mismas nos aleja de la realidad. 

Ignorar las cosas que te molestan. “es lo que es “

Causa culpa. El positivismo toxico te hace sentir culpable. Si la felicidad, es una decisión, si me siento mal, es mi culpa. 

Funcionar en base a frases comerciales, “si lo deseas de verdad lo conseguirás” “Todo depende de tu actitud o de ti” 

Creer que existen técnicas para ser feliz. Es parecido a confiar que con pastillas adelgazas. 

Con todo lo comentado, casi, podríamos decir que este positivismo toxico que invade, sobre todo, las redes sociales, es iatrogénico. Endulza tanto las situaciones problema, que no las vemos con perspectiva, alejándonos de la solución o de un enfrentamiento apropiado. 

Así pues, podríamos decir, que la positividad sana, no consiste en ignorar los aspectos negativos o negar las emociones desadaptativas, sino en centrarnos en las fortalezas y recursos para buscar alternativas. Evitando que las emociones, entendidas como negativas, se conviertan en sentimientos crónicos.

Sara D. Rodríguez
Licenciada en Psicología y Criminología.