Beneficios psicológicos derivados de un buen viaje

Algunos psicólogos han sido testigos de excepción al comprobar en sus pacientes el incremento de los niveles de bienestar y estabilidad emocional que han experimentado por lo general tras realizar un viaje.

Muchos de ellos al parecer reducían en gran medida sus miedos e inseguridades vitales tras salir más que satisfechos de una brillante experiencia turística. Uno de los destinos más comunes dentro de España es las Islas Canarias, enclave muy de moda  eligiendo el hotel Lopesan en Gran Canaria para disfrutar sobre todo de las cálidas y transparentes aguas de estas maravillosas islas, acompañadas por playas más que bien dotadas en términos visuales.

Si, por las circunstancias que rodean el hecho de viajar, la experiencia llega a poder considerarse satisfactoriamente como plena, será más fácil volver a casa con renovados estímulos que nos impulsen para regresar con fuerza a nuestra actividad diaria habitual.

A continuación, citaremos algunos de los beneficios psicológicos que puede condicionar positivamente efectuar un viaje.

  • Se potencia la perspectiva vital, ya que viajar resulta útil para relativizar esas cosas que por momentos nos preocupan y a enfocar con mejores perspectivas nuestro futuro venidero.
  • Puede ser buena oportunidad para encontrarnos con nosotros mismos. Al dedicarnos más tiempo en exclusividad, descubrimos de forma más sencilla cosas que no veíamos y a poner en su justo valor cada elemento de nuestra vida.
  • Nos preocupamos especialmente por vivir el momento, el presente al máximo grado de intensidad, aparcando la posible angustia momentánea.
  • Rompemos antiguos y negativos hábitos de pensamiento, soltando ciertas rigideces de mente que a veces nos encontramos en nuestra vida cotidiana. Estos estímulos contribuyen positivamente a la causa.
  • Nos hará personas más respetuosas y tolerantes. Al haber estado en contacto con gente totalmente desconocida y distinta, nos da una visión más cosmopolita del mundo en el que habitamos. Nos hace comprender en cierto modo que a unos miles de kilómetros pueden existir “mundos” completamente diferentes al nuestro.
  • Facilita relajarse y desactivar nuestro estrés del día a día. Viajar es un paréntesis intenso en nuestra rutina que nos pone las pilas con su cambio.
  • Si viajamos con alguien de confianza o que aspira a poder serlo, es buen momento para afianzar relaciones. Es posible que durante la experiencia se compartan bastantes experiencias intensas y que la relación salga bastante reforzada.
  • Activamos fortalezas de nuestra mente como la curiosidad, fundamentales para el cambio, alcanzar la felicidad, y en definitiva, realizarnos en la vida.
  • Incrementa las emociones positivas, especialmente en la ilusión previa a iniciar el viaje.
  • Te ayuda a resolver problemas. Al viajar se sale de la zona de confort, para enfrentarse a situaciones a las que no se están del todo acostumbrado. Puedes perderte en una ciudad paseando, llegar tarde a coger algún transporte urbano o peor aún, vuelo, perder documentación haciendo una excursión, y una innumerable lista de etcéteras. En resumidas cuentas, nadie está a salvo de un inesperado problemilla al que haya que hacer frente y que seguramente acabe siendo resuelto de manera feliz.

En definitiva, éstos resultan ser tan sólo unos pocos de los múltiples beneficios psicológicos que pueden conseguirse al concretar un viaje.

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