¿Quién no ha sentido celos alguna vez?
Y no pasa nada. Los celos son una emoción, y como todas, son naturales, humanas. El problema aparece cuando la emoción se apodera de nuestra conducta.
No pasa nada si me siento triste y si lloro. Sí que pasa cuando la tristeza me impide levantarme de la cama. No pasa nada por sentir miedo, ¡todo el mundo siente miedo!, pero sí que pasa cuando el miedo hace que evite ciertas situaciones que deseo afrontar.
No pasa nada si me siento momentáneamente celoso porque mi pareja presta más atención a otras personas. Incluso le puedo comentar a modo de chascarrillo lo mucho que me encanta que quede con su compañero/a de trabajo, y entonces ella o él me dirá que estoy celoso, yo descubriré una sonrisa de “me has pillado”, y él o ella me pellizcará el moflete mientras me dice “Ayyy, celosillo”, y ambos nos reiremos un rato.
Pero en muchas ocasiones… la escena no es tan tierna. Y ahí sí que pasa, ahí sí.
La celotipia
La celotipia, “enfermedad de los celos”, se asemeja bastante a un Trastorno Obsesivo Compulsivo. Muestro una obsesión irracional sobre que mi pareja me va a dejar o me la van a “quitar”, y para reducir la ansiedad que me provoca esa idea que me genero yo mismo, realizo una serie de actos compulsivos, que en el caso de los celos se manifiestan en conductas de control: le miro el móvil, le pregunto constantemente con quién está, no le dejo salir con otras personas…
Estas conductas de control de los celotípicos generan conflictos y malestar emocional, además de lo que se conoce como profecía autocumplida: si mi pareja no se siente bien dentro de la relación, porque no dejo de controlarla, acabará saliéndose de ella, por lo que seré yo mismo quien finalmente estará provocando el mal que trataba de evitar.
Los celos enfermizos son difíciles de cambiar porque el disparador de aquellos es un rasgo de la personalidad: la inseguridad. Pero siempre digo que lo difícil cuesta un poco más que lo fácil. No hay excusas, ser celoso es malo para la relación, para la persona a la que amamos y para uno mismo. Así que vale la pena ponerse en marcha para conseguir el cambio. Aquí va una serie de consejos para empezar a trabajar:
1. Empieza a conocerte más y a valorarte mejor
La inseguridad celotípica viene precedida por un déficit de autoestima. Detecta tus fortalezas y permítete tener defectos. No tenemos que ser perfectos para que alguien nos quiera.
2. Grábate esta idea a fuego en la cabeza: tener una relación no implica tener a alguien
Las personas no somos pertenencias. Estar en pareja no significa que ninguno de los dos deba someterse al otro ni sacrificar su libertad.
3. Fomenta tu capacidad empática
Pregúntate si a ti te gustaría que te mirasen el móvil o que te prohibieran salir con alguien o vestir de tal manera. ¿Cómo te sentirías? ¿Querrías continuar en una relación así?
4. Usad estrategias de comunicación eficaces
En lugar de lanzar reproches o críticas constantes a la otra persona, exprésale tus sentimientos de una manera honesta y trata de resolver los conflictos de un modo asertivo.
5. No te valgas del chantaje emocional
Es una llamada más a la profecía autocumplida: haciendo sentirse mal a la otra persona en pos de objetivos egoístas, sólo conseguirás que le provoque rechazo mantenerse en la relación.
6. La confianza es el pilar de una relación sana
Y ese pilar se construye apartando suspicacias infundadas que sólo llevan a que la otra persona no nos cuente nada por miedo a nuestra interpretación, y claro, siendo sinceros. Pero…
7. ¡Cuidado con el sincericidio!
No tenemos por qué contar todo ni demandárselo a la otra persona. Cuando estamos en una relación, no perdemos nuestro derecho a tener una vida privada y un pasado.
8. Toma conciencia de que la libertad es buena para la pareja
Los estudios indican que la mejor relación entre dos personas es aquélla en la se cuida el espacio compartido al tiempo que no se abandona el espacio exclusivo.
9. Haz interpretaciones más realistas de los acontecimientos
Si se retrasa será porque ha surgido un imprevisto, si se viste así será porque le gusta sentirse sexy. Hacer otro tipo de interpretaciones… ¿ayuda?
10. Y si todo lo anterior no es suficiente… ¡ponte en manos de un profesional ya!
La celotipia no es un problema que deba ser subestimado. Como dije, provoca conflictos y malestar que además, se pueden perpetuar de una pareja a otra.
Por supuesto que nuestra pareja nos puede ser infiel o un día inesperado decirnos “¡se acabó, lo dejo!”. Pero, ¿no crees que si en lugar de controlar a la otra persona, centramos nuestras energías en crear y mantener una relación en la que ambos nos sintamos bien, seguros, libres y queridos y respetados por el otro, las probabilidades de que aquello suceda disminuyen considerablemente?
Lo malo siempre puede suceder, es verdad. No ganamos nada pensando que va a pasar. E intentemos al menos, no provocarlo nosotros. Abrazos.