Aunque la Kombucha está de plena actualidad, no se trata ni mucho menos de una moda pasajera. Es una bebida 100% natural que acusa furor en todo el planeta por sus múltiples y conocidas propiedades y beneficios para el organismo. Es la perfecta alternativa a los refrescos carbonatados y azucarados para hidratarse de forma saludable.
¿Qué es la Kombucha?
Es una bebida natural que se genera gracias a la fermentación natural de té y azúcar que lleva a cabo un cultivo de bacterias y levaduras llamada Scoby. Precisamente, durante al fermentación esta colonia se come la mayor parte del azúcar y genera burbujas que convierten la Kombucha en una bebida refrescante rica en vitaminas, minerales y ácidos orgánicos esenciales. Tiene propiedades probióticas, es apta para veganas y no contiene gluten. Son múltiples las propiedades de la kombucha y sus beneficios, que ya en la década de 1960, científicos suizos pudieron confirmar que aportaba su consumo:
- Es un probiótico natural. Activa los jugos gástricos y mejora el proceso de digestión y absorción de nutrientes. Además, ayuda a equilibrar la flora intestinal y combate el estreñimiento.
- Tiene propiedades antioxidantes y protege contra el deterioro celular.
- Ayuda a eliminar las sustancias tóxicas del organismo a través de la orina. Estimula las enzimas hepáticas optimizar las funciones hepáticas.
- Reduce la presión arterial y el nivel de colesterol malo (LDL) por lo que resulta beneficiosa para el sistema circulatorio y reduce el riesgo de enfermedad cardiaca.
- Ayuda al correcto funcionamiento del sistema inmunológico.
- Reduce los niveles de azúcar en sangre y es baja en calorías.
Por todo ello, la Kombucha se ha convertido en una bebida muy popular entre los amantes del fitness, los veganos, los celíacos y todas aquellas personas que optan por una alimentación saludable. Se puede consumir en ayunas, con las comidas o entre horas para hidratarse y sustituir el consumo de otras bebidas menos beneficiosas.
¿Cuál es el origen de la Kombucha?
Existe constancia documental de que hace más de 2.000 años los chinos ya consumían el té de kombucha por sus propiedades curativas. Sin embargo, su invención se atribuye a un monje tibetano llamado Kombu que descubrió sus efectos estimulantes y beneficiosos para el organismo al emperador de la dinastía china Tsin; por lo que su consumo se popularizó y se extendió por Japón, Rusia y posteriormente a Europa. Otras fuentes señalan a que también consumían Kombucha los guerreros samuráis. En cualquier caso e independientemente de su origen, esta receta milenaria ha sobrevivido al paso del tiempo ganando adeptos a sus propiedades. Existen Kombuchas de un amplio abanico de sabores: con frutos rojos, cítricos, té verde, manzana, etc. Para satisfacer los paladares más exigentes y no caer en el aburrimiento.
Para garantizar todas las propiedades de la Kombucha es importante confiar únicamente en fabricantes que la elaboren de forma artesanal respetando la receta milenaria y dedicando el tiempo y el mimo necesarios. Es recomendable que esté elaborada con la mínima cantidad de azúcar y con burbujas naturales. Además, las hay que solo utilizan ingredientes ecológicos, veganos y de proximidad para quienes además de cuidar su organismo, se preocupan por el planeta.