Hace algunos años, un grupo de psicólogos norteamericanos se dieron a la tarea de darle una lavada de cara a la ciencia psicológica.
Al principio, fue por intuición clínica. Más tarde, con mayor soporte empírico. El hecho es que descubrieron que ese estado que la gente describe como felicidad no es igual a ausencia de enfermedad.
Quienes se alinearon en lo que dio en llamarse Psicología Positiva, entendieron que no alcanza con mejorar lo que está debilitado.
La salud y, en definitiva, la felicidad dependen de lo que hacemos por alcanzarla. Para ser felices, hay que entrenarse y aprender habilidades nuevas.
Uno de estos investigadores fue el psicólogo americano Mihalyi Csikszentmihalyi. Él dedicó parte de su vida a investigar sobre las Experiencia Óptimas o de Flujo Psicológico (o flow). El flow es una de las emociones más intensas que uno puede experimentar y se describe como:
«Una sensación de que las propias habilidades son adecuadas para enfrentarse con los desafíos que se nos presentan, una actividad dirigida hacia unas metas y regulada por normas que, además, nos ofrece unas pistas claras para saber si lo estamos haciendo bien. La concentración es tan intensa que no se puede prestar atención a cosas irrelevantes (…). La conciencia de sí mismo desaparece, y el sentido del tiempo se distorsiona.»
Csikszentmihalyi, 1998
Lo que se dice es, básicamente, que cuando uno está trabajando en algo que le gusta, apasiona e interesa, el tiempo pasa volando.
La concentración en este estado es tan intensa que uno no siente nada de lo que sucede a su alrededor Y la sensación es muy agradable porque el desafío que la tarea presenta es grande, como lo son también nuestras habilidades para enfrentarla y resolverla.
Entonces… ¿Cómo puedo potenciar el Flujo Psicológico?
A continuación te cuento cómo puedes potenciar en cinco pasos tus experiencias óptimas, para tener más y de mejor calidad.
1. Identifica tareas que te apasionen
Lo primero es descubrir cuáles son aquellas actividades que más te motivan. Pueden ser hobbies, o bien, algún aspecto de tu actividad laboral o académica.
Tal vez disfrutas entrenando en el gimnasio o saliendo a correr. La clave es saber con seguridad cuáles son aquellas tareas en las que vale la pena gastar el tiempo.
2. Define un objetivo, una meta
Si bien uno puede disfrutar de diferentes tipos de actividades, no todas clasifican para experimentar el flujo psicológico.
Las verdaderas tareas que estimulan el flow son las que tienen cierta estructura, unas reglas que hay que seguir.
La clave está en conocer cuáles son los objetivos y los métodos y técnicas para alcanzarlos. No es lo mismo pintar por el placer de realizar unas pinceladas, que realizarlo siguiendo una técnica determinada. En el segundo caso, resulta más probable tener experiencias óptimas.
Esto es así, porque conocer las reglas de juego y cuáles son los objetivos que se persiguen, sirven como ganchos para mantenernos motivados en la actividad.
Por otro lado, nos presta una referencia a la cual mirar para saber si lo estamos haciendo bien o es necesario corregir algo.
3. Busca el equilibrio entre habilidad y desafío
Para que el tiempo vuele mientras estás concentrado en la tarea, es necesario que la misma sea desafiante. ¿Cómo de desafiante? Lo suficiente.
Está en relación directa con tus habilidades. Si resulta que eres muy habilidoso y los desafíos muy pocos, la consecuencia es que vas a aburrirte.
Mientras que si la demanda de la actividad está por encima de lo que puedes permitirte hacer, resultarás frustrado o ansioso. Una actividad que estimule la experiencia óptima tiene un adecuado balance entre ambos factores.
4. Entrena tu atención
Si las condiciones previas ya se cumplen, sería natural que te concentres con facilidad para la actividad en cuestión.
Puede pasar, sin embargo, que no puedas sostener tu atención por mucho tiempo. En ese caso, necesitarás entrenar tu capacidad para focalizarte y concentrarte en lo que estás haciendo. Esto puede realizarse con técnicas de relajación o meditación. La ansiedad es una mala compañía para el flow.
5. Presta atención a la retroalimentación
Finalmente, es de una gran importancia que no dejes pasar desapercibido las señales que la actividad te envía sobre tu desempeño.
Aquello que hacemos o eso que producimos, en particular si lo hacemos con técnicas específicas, nos dan claves para descubrir si lo estamos realizando de manera adecuada o no.
Para mantener la motivación en alto y que nuestra experiencia óptima fluya, es necesario que prestemos atención a esas claves.
Con una adecuada retroalimentación, seremos capaces de corregir nuestro rumbo si no lo estamos haciendo bien o de seguir la marcha en caso de que vayamos por buen camino.
Como consecuencia de esto deberías tener la sensación de que el tiempo pasa volando, sin llegar a ser consciente de lo que sucede a tu alrededor, ni mucho mismo de tus propios estados internos. Junto con esto debería aparecer un sentimiento de control tuyo sobre la situación.
En suma, una actividad de estas características, aunque no sea inherentemente placentera, nos permite gozar de lo que estamos haciendo. Es una clase de tareas que, haciéndolas, nos permiten agradecer que estamos vivos y que, finalmente, nos acercan a eso que llamamos felicidad.