El phishing es una táctica que utilizan los ciberdelincuentes consistente en suplantar la identidad de un banco para obtener información confidencial de usuarios de entidades financieras y así atentar contra ellas robando su dinero.
Se trata de una práctica muy extendida y en la que, lamentablemente, siguen picando muchos consumidores. En estos casos no se trata de culpar a la víctima, sino explicar a la población cómo actuar ante estos ataques y poner todas las barreras posibles para evitar situaciones de este tipo.
Entidades como Bankinter recomiendan seguir varias indicaciones para no sufrir amenazas de este tipo. La primera advertencia es que los bancos jamás solicitan las credenciales confidenciales de los clientes para llevar a cabo una operación. A su vez, en los correos que se reciben solicitando credenciales de acceso hay que cerciorarse de que la dirección de envío es verdaderamente legítima.
Un tercer consejo es deslizar el ratón por encima de enlaces del correo electrónico entrante para comprobar la dirección de la URL a la que se dirige. Si no se reconoce algún elemento legítimo, es mejor no pulsar sobre el enlace.
Es importante desconfiar de premios, sorteos, ofertas de trabajo extrañas y avisos que a priori puedan parecer muy atractivos. Finalmente, el cliente nunca debe compartir sus claves, nombre de usuario ni contraseña con nadie, aunque la persona que solicita esta información se identifique como trabajador del banco.
Los efectos emocionales de un hackeo bancario en tu bienestar psicológico
A pesar de las advertencias, mucha gente sigue siendo estafada por intentos de fraude. Y aunque afortunadamente existen mecanismos para paliar el daño financiero que puede provocar este delito informático sobre la cuenta bancaria, hay víctimas que lo que más desasosiego les causa es el trauma psicológico.
La recuperación emocional es a largo plazo más dolorosa que el propio daño a su economía. Puede que los delincuentes consigan hacerse con algo de dinero, pero lo que realmente acaban destruyendo es la confianza de la víctima en su propia capacidad para manejar el correo electrónico o su cuenta bancaria.
En algunos casos se genera un trauma psicológico que afecta el bienestar emocional de esa persona. Con mucho trabajo, y también con tiempo, se puede recuperar un cierto nivel de autoconfianza y seguridad. Insistimos, el problema no es tanto ser víctima de un ataque, sino que se genere una falla en la capacidad para completar trámites bancarios de manera autónoma.
Estrategias psicológicas para superar el trauma de un ciberataque financiero
Las estrategias psicológicas para superar un intento de estafa de este tipo pasan, en primer lugar, por buscar asesoramiento legal. En el caso de Sello Legal Abogados y su equipo especializado en phishing, con Íñigo Serrano a la cabeza, recomiendan intentar recuperar la calma.
La jurisprudencia ya señala que es la entidad bancaria la que debe acometer medidas de seguridad suficientes para evitar ataques informáticos. Solo en caso de que exista negligencia grave del usuario será este el que responda antes el intento de estafa.
Sea como fuere, los propios bancos ya aconsejan, como vimos anteriormente con Bankinter, cómo se ha de proceder para no caer en estos timos y mantener a salvo la protección de datos. Íñigo Serrano, director de Sello Legal, al que hemos consultado como voz experta para redactar el artículo, pone también el foco en el apoyo psicológico.
Las personas que son víctimas de experiencias de este tipo no deben autoflagelarse. La revictimización es un grave error, pero para no llegar hasta él en ocasiones hay que buscar apoyo psicológico que refuerce la resiliencia emocional.
En resumen, una vez se ha sufrido un ataque de este tipo, lo importante es actuar sobre las dos vías: resarcir el daño financiero, que suele ser más sencillo; y trabajar mentalmente para que la persona en cuestión consiga manejarse con la misma soltura que antes del intento de estafa.
Reconstruyendo la confianza y la seguridad emocional tras un incidente de hackeo financiero
Los intentos de delito informático están a la orden del día y cualquier persona que maneje internet en sus quehaceres habituales son víctimas potenciales de esta situación. No existe ningún usuario de cuenta bancaria que esté libre de estos problemas.
Con este ponemos el foco en el exceso de complacencia y confianza que pueden sentir generaciones que creen ser nativos digitales. Hasta la persona que mejor se maneje con las redes sociales, las apps e internet en general puede ser vulnerable.
Por este motivo, es vital tratar de devolver a cualquier persona la sensación de fortaleza y seguridad. Por lo general, manejarse en internet con cuentas bancarias es seguro, solo hay que saber detectar las posibles grietas del sistema.E incluso cuando una persona sufre experiencias negativas con el phishing, el objetivo debe ser asumir ese error como una experiencia vital más de la que hay que aprender. La recuperación emocional lleva tiempo, pero es necesaria e imprescindible.