Si vamos a dar luz pronto y, sobre todo, si es el primer bebé, solemos estar especialmente atentos a las experiencias de nuestros amigos y sus miedos de los primeros días. Siempre alguien nos contará la anécdota de que, en las primeras noches, se levantaban cada dos por tres para ver si su hijo o hija respiraba. No es una leyenda urbana, seguro que también lo habéis escuchado. Esa ansiedad puede ser reducida con un vigilabebés, si bien siempre queda algo residual que hará que tanto el padre como la madre sigan levantándose de todas formas y sin ningún motivo real.
Es inevitable. Ser padres es algo nuevo, algo distinto y va cargado de una multitud de emociones. El recién llegado cambia la vida, la transforma, cambian las prioridades y la actitud, pero pueden aflorar los miedos, las inseguridades y la ansiedad frente a lo desconocido. Porque no se trata de afrontar algo por primera vez, se trata de que ese algo es una vida humana y que depende por entero de nosotros, de nuestros aciertos y de nuestros errores.
En la primera fase, una vez se tiene al bebé en casa con toda la estela de felicidad, regalos y muestras de cariño de familiares y amigos, lo que más preocupa a la pareja por excelencia es el llanto, la alimentación y el sueño, en líneas generales, otros aspectos como el baño o los gases también suelen ocasionar varios quebraderos de cabeza al principio.
Sin embargo, la alimentación, el sueño y el llanto se encuentran siempre en el centro del debate entre la pareja, sobre todo durante el período de lactancia. Dar el pecho a demanda conlleva para las madres, a veces, una cierta carga de ansiedad, por miedo a no oír al bebé cuando llora o no ser capaz de identificar sus quejidos o movimientos. Si bien, el instinto maternal de la madre permitirá siempre oír los llantos del bebé y el instinto de supervivencia de éste le permitirá llorar todo lo alto que sea posible hasta ser atendido, existen sistemas como los vigilabebés que, al menos para la madre, sirven como un instrumento tranquilizador.
Además, éstos, en los últimos años han evolucionado mucho en calidad de sonido e, incluso, de imagen. Tener la posibilidad de ver al bebé constantemente, ayuda a los padres y madres a conciliar el sueño, estar más serenos y reducir la ansiedad.
Asimismo, estos sistemas se vuelven de mayor utilidad cuando tenemos visitas en casa y el bebé está durmiendo. Podemos cerrar la puerta del salón, evitar que las voces, la música o el ruido se propaguen por las demás habitaciones y puedan despertar al bebé sin tener miedo de no escucharle si llora o pide algo.
Tener momentos de relax con amigos, con familia o, simplemente, en pareja, es algo necesario para poder llevar la nueva situación de una manera constructiva y sana. La llegada de un bebé transforma muchos aspectos de la vida y el tiempo de aclimatación puede llegar a ser estresante. Es importante que nos tomemos nuestro tiempo, que pasemos ratos de ocio, descansando, ya que cuanto mejor estemos nosotros, mejores serán las sensaciones que transmitamos a nuestro bebé, mejor le cuidaremos y más felices seremos todos.