Odontofobia: el miedo a ir al dentista

La odontofobia es el miedo irracional y persistente a ir al dentista. Hay personas que son conscientes de los problemas que comienzan a aparecer en su boca, desde unas encías sangrantes y la aparición de caries hasta la acumulación de sarro. Sin embargo si estos problemas no son suficientes para que la persona acabe dando de paso de acudir al dentista, es entonces cuando hablamos de una fobia.

Detrás de esta fobia se esconde el objeto temido que no es otro que el miedo a experimentar dolor. Por esta razón son cada vez más las técnicas y procedimientos que se preocupan porque el paciente esté lo más relajado posible y el dolor apenas sea perceptible. En este sentido, los implantes dentales sin cirugía son un gran avance que no requiere de una incisión. Todo ello se traduce en mayor comodidad del paciente junto a un postoperatorio sin dolor ni molestias. Además la intervención es más rápida y sencilla que en las intervenciones tradicionales.

Otro procedimiento que alivia el dolor del paciente consiste en la aplicación de anestesia digital por ordenador. Esta clínica dental de Móstoles afirma que uno de los principales miedo de los pacientes es el dolor como consecuencia del pinchazo de la anestesia.

Para evitar este problema, la anestesia digital por ordenador administra de forma controlada la anestesia en la boca mediante una bomba digital controlada por un ordenador. Gracias a ello el líquido se infiltra de forma paulatina y siempre por debajo del umbral del dolor del paciente. Este proceso dura varios minutos, en comparación con los pocos segundos que dura la infiltración tradicional de anestesia mediante inyección.

A pesar de todos estos avances y esfuerzos con el objetivo de que el paciente sufra lo menos posible, cuando hablamos de una fobia como es la odontofobia en este caso, el componente psicológico va a tener un peso considerable. Para estos casos más extremos, también existen soluciones disponibles para aliviar el sufrimiento del paciente. Hablamos por ejemplo de la sedación consciente cuando el miedo y la fobia no es manejable o cuando es necesario realizar más de cuatro implantes por intervención.

¿Cómo distinguimos la fobia de la ansiedad?

De forma general la cita con el dentista no es algo apetecible a priori, eso entra dentro de la normalidad. Sin embargo en algunas ocasiones este miedo o ansiedad se vuelve patológico y es entonces cuando hablamos de una fobia.

La principal diferencia entre fobia y ansiedad consiste en el grado de evitación que hace la persona. Una persona puede tener un grado de ansiedad elevado por asistir al dentista y aún así hará un esfuerzo y acabará asistiendo a su cita. Sin embargo una persona con una fobia al dentista hará todo lo posible por evitar la cita, aunque para ello su salud se vea comprometida.

En el caso de la odontofobia, los estímulos que teme la persona se circunscriben a todo el contexto del dentista, desde los olores a distintos fármacos, la visualización de las herramientas o los sonidos que emiten los utensilios. Como hemos comentado anteriormente, detrás de todo ello se esconde el miedo al dolor.

El problema es que se puede crear un circulo vicioso ya que la ansiedad que manifiestan estos pacientes se traduce en una hipervigilancia hacia todos estos estímulos y una hipersensibilidad al dolor. Es decir, a mayor ansiedad mayor tensión muscular y por lo tanto mayor experiencia de dolor. En los casos más extremos puede producirse el miedo a sufrir un ataque de pánico durante la intervención, es lo que se conoce como «miedo al miedo».

La odontofobia está muy relacionada con un tipo de fobia denominada «fobia a la SID» (sangre-inyecciones-daño). Es muy común que una persona que tenga fobia al dentista también experimente un grado de ansiedad elevado ante las visitas a hospitales en general, la visualización de la sangre o la posibilidad de sufrir daño.

Tratamiento para la odontofobia

Al igual que ocurre con la mayoría de las fobias, la exposición en vivo paulatina es la que mejores resultados ofrece para superar este problema. El proceso consiste en dar una serie de pasos escalonados de forma que el miedo vaya desapareciendo de forma paulatina.

En este sentido se podría empezar por situaciones muy poco amenazantes como simplemente acompañar a alguien al dentista, para luego ir subiendo de nivel mediante una revisión bucal hasta una higiene y por último una intervención.

Para manejar la exposición también son muy útiles distintas técnicas de relajación y respiración que facilitarán la exposición del paciente a todos los estímulos temidos.

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