Motivos psicológicos para recurrir a una rinoplastia

Cuando alguien tiene la determinación de someterse a una operación de cirugía estética, es importante considerar las motivaciones que se encuentran detrás de esa decisión.

La psicología y la psiquiatría ofrecen un panorama más amplio sobre cada caso concreto que debe ser tenido en cuenta, ya que de ello dependerá la satisfacción del paciente tras la intervención.

¿Cuáles son los motivos para realizarse una rinoplastia?

Podemos establecer una distinción entre dos grandes motivaciones que llevan a las personas a realizarse una intervención quirúrgica sobre su nariz, hablamos de motivaciones estéticas y motivaciones funcionales.

Motivos estéticos

Vivimos en un mundo que cada vez da más importancia a la imagen. Las redes sociales y la necesidad de tener un aspecto lo más perfecto posible está llevando a un incremento en el número de operaciones estéticas.

Por lo general, alguien cuyas motivaciones son estéticas tratará que su operación de nariz sea lo más discreta posible. En este sentido la rinoplastia ultrasónica es una técnica avanzada que remodela la nariz sin inflamación ni hematomas acortando el tiempo de recuperación, lo cual posibilita que muchas personas ni siquiera sean conscientes de que se ha producido una intervención.

Dentro de las motivaciones estéticas podemos establecer algunas distinciones:

  • Existe una deformidad objetiva pero la persona no está afectada psicológicamente. Estos pacientes son buenos candidatos para someterse a una operación de nariz con resultados satisfactorios, lo cual podría aumentar su autoestima y confianza en ellos mismos.
  • La deformidad está acompañada de padecimiento psicológico. En este caso convendría que un psicólogo evaluase el grado de afectación del paciente y si fuera necesario llevase a cabo un enderezamiento psicológico previo a la intervención. En algunos casos el paciente puede no ser del todo consciente de que su problema va más allá de una cuestión estética y por lo tanto no se produciría la satisfacción esperada tras la intervención. En ese supuesto el paciente podría comenzar un peligroso círculo vicioso de intervenciones sucesivas que incrementarías su malestar a largo plazo.
  • La búsqueda de la perfección. Al igual que en el caso anterior, las personas que buscan la perfección no son buenos candidatos a las operaciones estéticas porque, como todos sabemos, la perfección no existe y es algo subjetivo que obedece a criterios propios o incluso sociales, los cuales son cambiantes.

Desorden Dismórfico Corporal y Rinoplastia

No podemos finalizar las motivaciones estéticas sin hablar de la dismorfia corporal, considerada como un trastorno psicológico que produce una alteración de la imagen propia sobre algún aspecto del cuerpo que para otras personas resulta prácticamente imperceptible o no tiene la mayor importancia.

La realización de operaciones estéticas en este tipo de pacientes, especialmente las rinoplastias, generan situaciones problemáticas ya que sienten que el defecto no acaba de ser corregido. Detectar a tiempo si el paciente que tenemos delante sufre este trastorno será de suma importancia para garantizar la satisfacción tras la intervención y evitar otro tipo de alteraciones sociales o incluso económicas.

Motivos funcionales

La nariz es un órgano que tiene distintas funciones, entre ellas las más importantes son poder oler y respirar correctamente. Si por alguna razón existe una alteración funcional que impide realizar estas acciones de forma correcta, será necesario plantearse la necesidad de someterse a una intervención quirúrgica.

En caso de haber alguna alteración psicológica, normalmente será consecuencia de no poder disfrutar de una total funcionalidad de la nariz. Estos pacientes son grandes candidatos a experimentar una satisfacción total después de la intervención.

También existen algunos casos en que el problema funcional viene acompañado de una alteración estética objetiva. Aquí sí que suele producirse un sufrimiento elevado por parte del paciente que será necesario evaluar de forma previa a la intervención, al igual que cuando hablábamos de las motivaciones exclusivamente estéticas. No obstante, siempre que haya una alteración funcional, la necesidad de operarse no debería cuestionarse.

En resumen

Cualquier intervencion quirúrgica supone un cambio importante en la vida y por lo tanto es una situación potencialmente generadora de estrés. Antes de tomar la decisión de realizarte cualquier tipo de intervención (especialmente si obedece a motivaciones estéticas) es importante disfrutar de un estado de salud mental adecuado y equilibrado que garantice una satisfacción absoluta acorde a los objetivos perseguidos con la operación.

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