La psicología en el póker y en la vida

Aquellos que piensan que para ganar en el póker solo se necesita suerte, no conocen bien cómo funciona el juego. Podría darse el caso de que alguien que jugara por primera vez acabara ganando, pero solo sería eso, una posibilidad, nada que ver con la realidad.

Para jugar al póker hacen falta dosis de templanza, estudio, concentración y psicología, mucha psicología.

Los jugadores de póker profesionales eligen al juego de cartas como su forma de vida, alejándose de lo que supondría una jornada común de 40 horas. Pero en su jornada laboral, además de jugar torneos, un jugador de póker necesita prepararse dedicando tiempo al estudio de diferentes partidas, al desarrollo de la lógica y a prepararse psicológicamente.

La psicología es, en muchos aspectos, una cualidad imprescindible para el jugador de póker. El primero del que hablaremos se refiere a cómo el jugador de póker tiene que lidiar consigo mismo y, por lo tanto, con su propia psicología. Como un deportista de élite que está solo en la pista, el jugador de póker debe enfrentarse a sus propios fantasmas en la mesa de juego y, para ello, debe recurrir a diferentes estrategias:

La visualización positiva

Visualizarse antes de un campeonato con una actitud y estado de ganador. Imaginarse en un contexto positivo aumenta exponencialmente las opciones de ganar.

Afianzamiento

Se trata de repetir siempre un gesto cada vez que las cosas vayan bien y repetirlo en momentos de estrés o ansiedad. De esta forma, se engaña al cerebro que reaccionará con un sentimiento positivo cada vez que se realice el gesto.

El lenguaje corporal

El póker es una de las profesiones donde más se miente. Para el jugador de póker, es imprescindible analizar cómo reacciona su cuerpo dependiendo de las emociones que sienta para, de esta forma, poder dominarlo a su conveniencia y despistar al contrario.

El segundo de los aspectos en los que la psicología es imprescindible en el póker, es en lo referente a la relación del jugador con sus contrincantes: igual que debemos conocer nuestros gestos para controlarlos, debemos conocer los del resto de jugadores de la mesa para anticiparnos a sus jugadas.

Se trata de algo tan sencillo como la empatía, la capacidad de ponernos en el lugar del otro para entenderlo y poder sacar ventaja de ello. Una de las formas de comprender al adversario es observarlo antes de la partida. Se trata de observar detenidamente cómo reacciona el contrincante en diferentes contextos, analizar sus gestos tanto fuera de la mesa como una vez empezado el juego.

psicología y póker

Observar a los demás y entender sus reacciones es la única forma de que nos hagamos una idea clara y realista de lo que sucede o puede suceder. Pero, como cada persona y su psicología son únicas.

Hay que analizar cada caso de manera individual y sin generalizar. Por ejemplo, si un jugador habla mucho y luego en la mesa está callado puede ser: porque tiene malas cartas y está nervioso, o porque tiene una buena jugada y está ansioso. Habrá que ver cuál es su caso en particular y no generalizar con la reacción mayoritaria de los jugadores en esa situación.

El póker es una profesión en la que se tiene que mentir para sobrevivir, por lo que dominar las reacciones de nuestro propio cuerpo y las del adversario nos ayudará a tener ventaja en el juego. En esta infografía hecha por la casa de póker online Full Tilt Poker, se pueden comprobar las reacciones fisiológicas que tenemos cuando mentimos.

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El tercero de los aspectos donde la psicología influye en el póker es en lo que se refiere a la percepción de las cosas.

En el artículo Psicología y poker: la percepción y su influencia en el control de tu juego del jugador de póker Matthias Brandner, se habla de cómo nuestra percepción puede jugarnos una mala pasada. En concreto habla de dos puntos: cuando sobreestimamos nuestras habilidades, considerándolas mejor de lo que realmente son, y cuando vemos el resultado del juego de una manera equivocada.

Sobre el primer punto, Brandner habla de la necesidad de ser objetivos a la hora de valorarnos a nosotros mismos y a nuestro contrincante y de reconocer que, de la misma forma que podríamos ganar, perder está dentro de las posibilidades del juego y hay que aceptarla cuando llega.

En lo que se refiere a la manera de percibir el resultado, el artículo habla de la percepción selectiva. Esto se refiere a que los malos momentos siempre los recordamos más intensamente  que los buenos porque nuestra psicología tiende a fijarse más en los aspectos negativos. Esto nos lleva a percibir, de forma equivocada, que las malas rachas duren más que las buenas.

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La psicología en el póker es imprescindible para sobrevivir en el tapete verde y por eso, es una de las disciplinas para la preparación de un jugador de póker profesional. Pero además, cada vez más estudios señalan que las habilidades del póker se pueden extrapolar a la vida cotidiana.

En la Universidad de Harvard, por ejemplo, se imparte la asignatura de ‘Strategical Poker Thinking’ aplicada a las habilidades directivas.

Por otro lado, psicólogos como el terapeuta y coach emocional Carlos Limones llevan tiempo estudiando los aspectos de la psicología en el póker para encontrar de qué manera influyen en nuestra vida. En concreto, Limones encuentra muchos puntos de la psicología del póker que nos podrían ayudar a: ser más flexibles ante los cambios inesperados, más constantes para, por ejemplo, seguir una dieta, aprender a gestionar mejor el estrés y saber llevar situaciones que no dependen de nosotros.

Y así, en la vida como en el póker, no todo es cuestión de suerte y hay que tener mucha psicología para salir ganando.

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