¿Cómo afectan las imperfecciones estéticas a nuestra salud mental?

Dejar de creer en los estereotipos impuestos por la sociedad, tiene grandes beneficios para nuestra salud mental. Aun así, es bien sabido que la cara es el espejo del alma, y vernos bien cuando nos miramos en el espejo, puede ayudar a mejorar nuestra autoestima y la seguridad que tenemos en nosotros mismos.

Tomar la decisión de someterse algún tipo de cirugía estética es algo que debe realizarse pensándolo muy bien, analizando todas las opciones y siempre poniéndose en manos de profesionales, que cuenten con un equipo médico experimentado.

Tener una baja autoestima, es decir, contar con una baja percepción de nosotros mismos, puede ocasionar problemas de depresión o ansiedad, entre otros. Las causas de una baja autoestima pueden ser variadas, siendo una de ellas las inconformidades que una persona pueda tener con su cuerpo.

La cirugía estética ayuda a mejorar nuestra autoestima con la finalidad de mejorar las partes de nuestro cuerpo que no nos gusta y que nos hace padecer inseguridades a la hora de desenvolvernos en nuestro día a día.

Las personas recurren a tratamientos como la blefaroplastia, una cirugía que se realiza para corregir el exceso de piel o las bolsas en los párpados superiores e inferiores, aportando a la mirada un aspecto más rejuvenecido y fresco. Mejorar sus cuerpos mediante este tipo de procedimientos y, en consecuencia, sentirse mejor consigo mismos, da lugar a un aumento de la autoestima de la persona.

Asimismo, hablar de nuestro cuerpo de una forma positiva resulta muy beneficioso y se relaciona con menores distorsiones cognitivas del cerebro, con una mayor satisfacción corporal y, en definitiva, con una alta autoestima.

Los casos más comunes por los que las personas recurren a la cirugía estética son, el paso del tiempo, a fin de tratar de evitar o paliar el envejecimiento. Otro motivo sería la cirugía estética reconstructiva, tras haber padecido enfermedades como por ejemplo un cáncer de mama. Y por último, la cirugía plástica estética, a fin de verse mejor a sí mismos, así como verse mejor ante la sociedad.

Cuidar nuestra apariencia física y querer vernos bien es algo positivo si nos ayuda a sentirnos felices, más plenos y a gusto con nosotros mismos. Sin embargo, hay una delgada línea entre la preferencia de cuidarse y pasar a esforzarse demasiado por cumplir con los cánones de la belleza actuales. Hay que tener en cuenta que, de ningún modo, la estatura o el peso de una persona puede convertirse en algún tipo de discriminación ni positiva ni negativa hacia una persona.

Un reciente estudio realizado arroja que un 36% de las mujeres de entre 13 y 20 años, ya sienten complejo por alguna parte de su cuerpo, llegando hasta a acomplejarse de algunas de sus zonas.

Debemos en todo caso evitar la presión social derivada de los estereotipos de belleza existentes en la sociedad, ya que de lo contrario, puede darse lugar la no aceptación de nuestro propio cuerpo. Cuidarlo, respetarlo y querer acercarnos cada día un poco más a nuestra mejor versión resulta algo positivo pero sin obsesionarnos con ello. Someterse a algún tipo de cirugía para vernos mejor tiene efectos muy positivos para nuestro cuerpo y esto, en consecuencia, tendrá efectos muy positivos para nuestra mente.

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