La evaluación neuropsicológica infantil, clave en las dificultades de aprendizaje

La dislexia, la disgrafía, la discalculia y los trastornos del lenguaje son algunas de las dificultades específicas de aprendizaje (DEA) más comunes en la escuela. En la actualidad, se estima que uno de cada 10 estudiantes presenta alguno de estos problemas en la infancia, generando un sentimiento equivoco de insuficiencia.

En este contexto, la evaluación neuropsicológica representa un instrumento clave a la hora de comprender las necesidades de los más jóvenes, permitiendo a los especialistas detectar qué funciones cerebrales funcionan mal y proporcionar un plan de ayuda.

La neuropsicología permite identificar las debilidades y fortalezas del estudiante. A través de este tipo de evaluación integral, los profesionales pueden sacar conclusiones que se basan en una forma de análisis sistémico y organizado. De esta manera, se utiliza un enfoque científico que incluye comentarios de los padres y de los profesores, así como todos los registros médicos educativos y pertinentes.

¿En qué consiste la evaluación neuropsicológica infantil?

Generalmente, los jóvenes que requieren este tipo de intervención son estudiantes que han pasado por múltiples evaluaciones de diferentes profesionales. Por ello, el neuropsicólogo debe registrar estos informes y considerarlos a la hora de evaluar al menor y su contexto.

La evaluación contextual es clave en este proceso. Así, el profesional encargado se entrevistará con los padres sobre la historia de su hijo, centrándose en los antecedentes educativos, médicos y sociales. De igual manera, el entorno más cercano del menor, en el que se incluye la escuela y la familia, deberá completar un cuestionario que le permitirá al especialista entender al niño desde diferentes perspectivas.

De esta forma, este proceso no solo incluye una evaluación sobre las fortalezas y debilidades del estudiante, sino también una perspectiva global que se centra tanto en sus antecedentes como en su situación actual a través de instrumentos como test, entrevistas y escalas.

La información obtenida a lo largo del proceso se integra junto a la historia clínica y los datos de observación de la conducta, teniendo en cuenta la evaluación neurológica y neuropsiquiátrica. Como resultado, el especialista conseguirá una aproximación global que le permitirá llegar a un diagnóstico más preciso, planteando una intervención más adecuada.

Las claves de la evaluación neuropsicológica infantil

El neuropsicólogo generalmente evaluará diferentes áreas del pensamiento y del comportamiento. En ese sentido, se incluyen las habilidades intelectuales, cognitivas y de comunicación social, así como los niveles socioemocionales, adaptativos (cómo funciona en su día a día) y de logro.

De esta manera, la evaluación neuropsicológica nos permite:

  • Identificar las fortalezas y debilidades de las habilidades intelectuales: el lenguaje, la atención y concentración, las habilidades motoras, la capacidad de planificación y organización y la gestión del tiempo, entre otras.
  • Confirmar el presentimiento de los padres de que realmente sucede algo.
  • Conocer lo que subyace a esas dificultades de aprendizaje y de vida del propio estudiante.
  • Señalar las necesidades educativas.
  • Discutir las debilidades frente a las deficiencias.
  • Proporcionar un plan de ayuda de forma empírica.
  • Evaluar el progreso del estudiante a lo largo del tiempo.
  • Proponer adaptaciones para el aula y la realización de exámenes, basadas en la evidencia científica.
  • Identificar desafíos de aprendizaje, pensamiento, emocionales y sociales para aquellos estudiantes con trastornos médicos.
  • Colaborar con los profesores y médicos para determinar metas y objetivos precisos en la intervención.

La sociedad, en general, depende de individuos que sean capaces de transmitir y comprender correctamente la información, manejar su atención y controlar sus emociones.

Por ello, es fundamental detectar las dificultades de aprendizaje de forma precoz, con el objetivo de prevenir consecuencias negativas en el futuro de los estudiantes. Así, es importante contar con una hoja de ruta diseñada por un neuropsicólogo especializado, facilitando la vida académica y social de estos jóvenes.

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