«El hombre en busca de sentido» es el título de la obra más importante del neurólogo y psiquiatra Viktor Frankl. Es un libro autobiográfico en el que relata su experiencia en los campos de exterminio nazis. Es un libro durísimo y desgarrador, y a la vez alentador y lleno de esperanza.
El autor cuenta cómo pudo sobrevivir gracias a que encontró un sentido a su existencia. Y a partir de aquella experiencia temprana (era sólo un niño), creó posteriormente la Logoterapia, psicoterapia basada en la búsqueda de sentido de la existencia humana.
A menudo escucho en consulta : “mi vida no tiene sentido”, “ no entiendo para qué estamos aquí”, “ me siento vacío” o “ me siento solo”. A veces, éstas y otras afirmaciones similares reflejan dudas existenciales profundas que han acompañado al ser humano desde siempre. La trascendencia de nuestros actos, el sentido de nuestra vida, el miedo a la muerte…
Estos pensamientos pueden estar muy presentes. Y acompañan sensaciones de vacío, de desamparo y de desesperanza hacia el futuro.
La logoterapia, considerada una psicoterapia de corte humanista-existencial, enfoca el proceso terapéutico de cambio desde tres ejes:
Los 3 ejes de la logoterapia
- La libertad de voluntad: cada persona es libre de tomar sus propias decisiones y de dirigir su vida hacia donde desea. Todos poseemos esos recursos aunque a veces no lo creamos.
- La voluntad de sentido: el ser humano tiene características propias que lo hacen único, y no dependemos únicamente de lo exterior, de lo que nos sucede.
- El sentido de la vida: el hombre siempre trata de encontrar un sentido para su vida, es una condición del ser humano que no se pierde nunca.
En base a estas ideas básicas se desarrolla una psicoterapia centrada en ayudar a la persona a encontrar qué es lo que da sentido a su vida, a identificar sus miedos y temores y la manera en que los evita, superar la tendencia a reflexionar demasiado y a preocuparse por todo.
¿Sabemos cuál es el sentido de nuestra vida?
Para unos lo que da sentido a su vida puede ser ver crecer a sus hijos. Para otros, investigar la cura del cáncer. Algunos encontrarán la paz interior a través de los cuidados del otro, o de su trabajo.
No hay un sentido único. No hay un propósito universal. Cada ser humano es único y auténtico, no se parece a ningún otro. Su vida, sus circunstancias y sus relaciones también lo son.
Conocernos para entendernos. Entendernos para mejorar. Mejorar para sentirnos más plenos y equilibrados.
Dedicamos cantidades enormes de tiempo y dinero a cuidarnos por fuera, a acumular bienes y posesiones, a viajar, salir y disfrutar. Y sin embargo, a veces, nada de eso nos hace sentir plenos.
En ocasiones, nada es suficiente. ¿Por qué?
Tal vez aun no hayamos encontrado el sentido de nuestra vida.