Uno de los males más comunes en buena parte de la población son los dolores en las articulaciones, a menudo causados por patologías, como la artrosis. Aunque recurrir a los analgésicos es uno de los recursos más efectivos, hay otras medidas que se pueden tomar para complementar como los alimentos antiinflamatorios.
Las afecciones en los huesos y en la musculatura son un mal muy común en la mayoría de las personas. Problemas como la artritis o la artrosis suelen causar inflamaciones recurrentes, que pueden ser muy dolorosas para quien las padece.
Y aunque es cierto que los analgésicos son un factor fundamental para aliviar los síntomas, hay algunas otras medidas que también pueden ser de gran ayuda, e incluso, influir en un cambio significativo.
La artrosis, un mal común
Uno de los males a los que se enfrenta buena parte de la población es la artrosis. Se trata de una patología que lesiona el cartílago capilar o, en otras palabras, el tejido que recubre las articulaciones, lo que termina causando una gran inflamación de la zona. Esta inflamación genera dolores que pueden incluso devenir en una incapacidad funcional.
Uno de los medios para su uso con el fin de aliviar la sintomatología de las afecciones articulares, es la acemetacina, una sustancia antiinflamatoria no esteroidea, analgésica y antipirética, especialmente recetada para trastornos como la artrosis y el dolor lumbar. En caso de requerir más información al respecto, en http://farmaciainformativa.com/c-aines/acemetacina/ está todo lo que se necesita saber.
El correcto funcionamiento de los huesos es indispensable para moverse y realizar las tareas más básicas, por eso, el hecho de que la estructura del esqueleto se vea tan afectada presenta molestias que van más allá de lo físico, y que en muchas ocasiones termina impactando también en el estado de ánimo de la persona.
Una cura natural para los dolores
Los medicamentos antiinflamatorios y analgésicos son parte de la base para reducir los dolores articulares, de todas maneras, hay otros cuidados que también pueden cambiar la situación notablemente. Mantener una dieta cuidada es uno de los recursos más confiables a emplear a la hora de hacer frente a las patologías de los huesos, ya que hay muchos alimentos antiinflamatorios.
Entre ellos, el pescado graso (como el salmón o las sardinas), por su alta concentración de ácidos grasos omega-3, donde la ingesta de nueces o semillas de chía también puede ayudar. Es preciso evitar alimentos que aporten a subir el colesterol, como las carnes rojas, y sustituirlos por los antes mencionados.
Además, las calabazas, las zanahorias, los albaricoques, los cítricos y los pimientos rojos, brindan buenas cantidades de vitamina A y C al cuerpo, algo esencial para aumentar las defensas contra los agentes químicos que degeneran el cartílago capilar. El brócoli, las espinacas y la col también deben ser incorporadas a la dieta, por ser ricas en vitamina K.
Todos estos alimentos antiinflamatorios son, además, cruciales para disminuir los dolores musculares, que normalmente vienen de la mano de los trastornos en las articulaciones, y que pueden generarse en la zona de las piernas, de los brazos o en el tórax.
Este último puede resultar alarmante para quien lo padece, y aunque no hay que desesperar, sí es importante consultar con un especialista para determinar la causa específica. En caso de necesitar más datos acerca de la importancia que tienen los músculos de la caja toráxica, se puede consultar en https://tucuerpohumano.com/c-sistema-muscular/musculos-del-torax/.
En definitiva, cualquier tipo de dolor anormal o recurrente es motivo suficiente para reservar una consulta con un médico profesional, ya que éste podrá dar un diagnóstico acertado del mal que lo aqueja.
De todas maneras, nunca está de más establecer un cambio en los hábitos alimenticios, y respetar los tiempos del organismo para recomponerse. Son cuidados que, por muy simples que parezcan, pueden mejorar considerablemente la calidad de vida.