Un estudio ha demostrado que cuando aprendemos información nueva y a continuación nos dormimos, facilitamos la implantación de esta información en la memoria a largo plazo. Es decir, dormir después de estudiar aumenta las posibilidades de que recordemos el material estudiado.
El estudio
Para realizar el experimento, la psicóloga Jessica Payne de la Universidad de Notre Dame contó con la participación de 207 estudiantes. El experimento consistía en recordar el significado de una serie de palabras que eran nuevas para ellos.
Se realizó una división de todos los participantes en 2 grupos. El Grupo 1 debía aprender las palabras a las 9 de la mañana. El Grupo 2 haría lo propio a las 9 de la noche.
La siguiente fase del experimento tendría lugar 12 horas después del aprendizaje. En esta fase cada grupo debía recordar lo que había aprendido 12 horas antes.
Los participantes del Grupo 2 mostraron un índice de recuerdo muy superior al Grupo 1. Es decir, aquellos estudiantes que habían aprendido las palabras a las 9 de la noche y a continuación se fueron a dormir recordaban mejor el significado de las palabras 12 horas después.
Explicación
Dicho de forma resumida, la memoria declarativa es aquella que hace referencia a hechos y acontecimientos. Este tipo de memoria puede ser dividida en memoria semántica (qué significan las cosas – «ese hombre vestido de azul es un policia») y memoria episódica (cuándo ocurren las cosas, «Esta mañana he aparcado en la calle de al lado»). En nuestro día a día hacemos un uso continuo de ambos tipos de memoria sin apenas darnos cuenta.
Según los investigadores, los sujetos del Grupo 1 (los que habían realizado el estudio a las 9 de la mañana) todavía tenían todo un día por delante después del aprendizaje. Es posible que el recuerdo de las palabras (12 horas después y sin haber dormido aún) se viera contaminado por el uso de la memoria declarativa durante todo el día.
En una fase posterior del experimento volvieron a medir el recuerdo 24 horas después del primer estudio. De esta manera se aseguraban que ambos grupos hubieran dormido una noche completa y además hubieran estado despiertos durante una jornada normal. En este caso no hubo diferencias en cuánto a la cantidad de palabras recordadas y dieron resultados muy parecidos.
Conclusiones
A riesgo de equivocarme saco las siguientes conclusiones de este estudio:
1. Cuando falten muchos días para el examen:
No importa realmente el momento del día en el que decidas estudiar. Tanto si estudias por la mañana como por la noche, la cantidad de material recordado irá descendiendo con el paso de los días. Hay varias maneras de evitar que suceda esto y puedas recordar mejor aquello que has estudiado.
2. Cuando falte 1 día para el examen:
Es mejor aprender material nuevo la noche de antes. Pongamos por ejemplo que hoy es domingo y mañana por la mañana tengo un examen de 8 temas. Durante las últimas semanas he estado estudiando los 7 primeros temas, sin embargo no he tenido tiempo de empezar aún con el 8. En ese caso (y siempre según el experimento) va a ser mejor ponerme con el último tema durante la noche del domingo (de 7 a 11 por ejemplo).
Después me iré a dormir y mañana por la mañana tendré los contenidos más frescos en mi memoria. Por supuesto que lo ideal habría sido estudiar por la mañana y volver a hacer un repaso por la tarde/noche, pero hablamos de un supuesto en el que vamos mal de tiempo y tenemos que elegir el momento más beneficioso y productivo para nuestro aprendizaje.
Creo que muchas personas ya hacemos esto de forma innata. Es decir, somos conscientes de la fragilidad que tienen los materiales nuevos en la memoria. Por esta razón preferimos aprenderlos lo más cerca posible a la fecha del examen, durante la noche de antes o incluso madrugando para estudiar la misma mañana del examen.
¿Entonces cuándo hay que estudiar?
Cada uno debe encontrar su propia respuesta a esta pregunta. Por un lado estudiar por la mañana tiene el problema analizado en este estudio. Por otro lado estudiar por la noche después de un día de trabajo tampoco es fácil ya que estaremos cansados y nuestra capacidad de atención será menor.
Creo que lo mejor en estos casos es hacer pruebas mediante ensayo/error para conocernos a nosotros mismos y observar cuándo aprendemos mejor.
Los datos objetivos respecto a la cantidad de material recordado son importantes. Sin embargo no debemos olvidar nuestras sensaciones subjetivas, es decir, cómo nos sentimos nosotros dependiendo del momento en el que estemos estudiando.