Los menores ante el Covid19: cómo transmitirles tranquilidad

La actual pandemia del COVID 19 ha traído a los hogares españoles una situación nueva de aislamiento y confinamiento que lleva a un distanciamiento social y “abandono laboral”, lo que genera:

  • Miedo a lo desconocido y a una situación que va cambiando día a día.
  • Miedo por la salud propia y la de sus familiares.
  • Miedo a contagiarse y a contagiar a los demás.
  • Incertidumbre por el tiempo que durará esta situación.
  • Miedo a la futura situación laboral y económica.
  • Exigencias mayores en el cuidado de menores y personas a su cargo.

Esta difícil situación puede producir:

  • Sentimientos de soledad, aburrimiento y frustración.
  • Aparición de síntomas depresivos con irritabilidad y alteraciones del ritmo del sueño.
  • Problemas de ansiedad en todas sus vertientes.
  • Mayor abuso de sustancias.

En el panorama anteriormente descrito se encuentran los menores, confinados a estar en casa viviendo en un ambiente de adultos con sus lógicos miedos.

¿Puede extrañar a alguien que junto con las personas mayores sea el colectivo más vulnerable?

Los menores precisan sentirse seguros a través de los adultos de referencia. En circunstancias normales conseguimos transmitirles dicha seguridad, pero ¿qué podemos hacer si ahora somos nosotros los que tenemos miedo?

Los menores van a reaccionar según lo que observen a su alrededor. Cuanto más tranquilos estén los adultos, mayor tranquilidad van a poder transmitirles.

Síntomas que pueden presentar los menores y adolescentes

Al principio del confinamiento, los menores lo vivieron como unas vacaciones, pero ahora ya empiezan a observarse algunas alteraciones. Tengan la edad que tengan, los menores pueden sentirse confusos o tener reacciones fuertes en esta extraña situación.

Algunos menores reaccionan de inmediato, mientras que otros podrán mostrar signos de dificultades mucho después. La manera en que los menores reaccionan y los síntomas comunes de sufrimiento pueden variar según la edad, sus experiencias previas y cómo enfrentan normalmente el estrés.

Menores de 3 años: Se vuelven más irritables, lloran más y reclaman más caricias.

Menores en edad preescolar: Regresión a etapas anteriores, rabietas y dificultades de sueño.

En menores de 7 a 10 años de edad: Tristeza, deseos de hablar o de permanecer callado, dificultad de concentración y somatizaciones.

En preadolescentes y adolescentes: Problemas de conducta con mayor oposición a las normas y a los límites. Dificultad de hablar sobre sus emociones y éstas pueden llevarles a tener más discusiones o peleas.

En menores con necesidades especiales: Pueden presentar una angustia más intensa y reacciones más fuertes ante la amenaza y mayor necesidad de palabras tranquilizadoras y de contacto físico

Medidas a tomar

Comunicación

Los más pequeños entienden y comprenden mucho más de lo que pensamos. Hay que decirles la verdad, siempre adaptada a la edad que tenga. Contarles cómo es el virus y las medidas a seguir.

Es habitual que la población joven considere menos serios los riesgos para la salud en general.

Es importante que hagan preguntas sobre aquellos temas que les preocupan. Siempre debemos contestarles y si no lo sabemos comentarles que lo indagaremos.

Expresar los sentimientos

Hay que animarles a decir lo que sienten. Para que ellos lo hagan, nosotros debemos expresar los nuestros de una manera sosegada.

Una forma divertida es que dibujen los sentimientos.

Mediante interpretaciones inventadas.

Establecer una rutina

Levantarse.

Estudios.

Actividades comunes.

Juegos.

Relación con sus amigos.

Comidas.

Sueño.

Mantenerse conectado socialmente

Gracias a las nuevas tecnologías se facilita que los menores conecten con sus amigos y con sus familiares.

Relajación

Técnicas de respiración profunda, meditación, relajación muscular o participación en actividades que le diviertan.

Túmbaros juntos, respirar cogiendo el aire profundamente por la nariz y echarlo despacio por la boca. Tomad conciencia de la relajación muscular del cuerpo y sin dejar de respirar profundamente, situaros en un lugar que os guste ( playa, montaña…) y centrar el pensamiento en él añadiendo todo tipo de detalles que os gusten. Así oxigenamos, nos relajamos y visualizamos

Hacer ejercicio en casa también le puede ayudar a mantener la forma y disminuir la tensión.

Hacer cosas que habitualmente le resulten entretenidas.

Y sobre todo trasmitirles la idea de que esta situación pasará y su vida continuará.

Beatriz Rodríguez Aisa
Médico psiquiatra, especializada en psiquiatría infanto-juvenil.