Juegos de mesa; tu gran aliado para gestionar la frustración de tus hijos

Pensar en los juegos de mesa de nuestra infancia es una manera de traer al presente algunos recuerdos y sentimientos de esa época.

Rememorar la forma en la que mi abuelo me enseñaba a barajar las cartas, las tardes de verano con juegos de mesa clásicos como el parchís o las primeras partidas en familia al Carcassonne o al Cluedo son una forma de reencontrarse con momentos felices de nuestro desarrollo como seres humanos.

Los juegos de mesa son muy beneficiosos para trabajar ciertas habilidades educativas como la estrategia, la memoria o la creatividad, pero también lo son para el desarrollo de habilidades de regulación social y emocional.

Para compartir una partida a un juego de mesa (ya sea competitivo o cooperativo), el niño tiene que escuchar pacientemente las reglas del juego, respetar los turnos, aceptar la derrota, etc. En definitiva, los juegos de mesa enseñan a resolver problemas, a tolerar la frustración y a potenciar las habilidades comunicativas.

Las reglas son las reglas y la partida empieza basándose en una aceptación de las mismas. Esto significa que el niño tiene que lidiar con esos sentimientos de frustración o tristeza cuando tiene que esperar su turno, así como cuando le toca perder.

Una de las cosas más positivas de los juegos de mesa es que la mayoría de ellos están muy estructurados, lo que favorece la regulación emocional.

Con más práctica, estos sentimientos se volverán más fáciles de manejar y el niño empezará a familiarizarse con ellos, sobre todo si detrás hay también grandes dosis de diversión.

Podemos utilizar los juegos de mesa como una forma de aliviar el nivel de estrés y también pueden ser una gran alternativa a las tardes de videojuegos.

¿Qué hacer si tus hijos no aceptan la derrota?

¿Tus hijos a menudo se enfadan y lloran cuando pierden?. ¿Esto te abruma y no sabes cómo manejar el tema?.

Aunque no es el fin del mundo, seguro que esta actitud te preocupa y te gustaría poder ayudarles.

La clave puede ser enseñarles que no se trata de ganar, sino de divertirse. Este es un aprendizaje que les acompañará durante toda su vida.

Una buena idea para introducir a los niños que no asimilan bien la derrota en el fantástico mundo de los juegos de mesa son los juegos cooperativos, aquellos en los que todo el mundo juega contra el propio juego, en lugar de contra los demás.

Introduce dinámicas positivas en las que los participantes resten importancia a la derrota o a la victoria y hagan hincapié en la participación y la diversión.

Asegúrate de que todo el mundo choca los cinco con los demás al final de la partida, felicitándose mutuamente por el buen juego, independientemente del resultado.

Procura proponer juegos de mesa con cierto factor de suerte, en los que todos tengan una oportunidad de ganar.

Fomenta el principio de que ganar es divertido, pero jugar lo es mucho más.

Trasmite la idea de que no se puede ganar siempre y de que hay que alegrarse por el ganador.

Busca la raíz de la frustración, para poder abordarla lo mejor posible. Algunos de los motivos que puede llevar a un niño a llorar después de una partida son:

  • Sintió que la partida no fue justa.
  • Sintió que el juego no fue divertido.
  • Necesitaba algún tipo de premio para levantar el ánimo después de un mal día.

Juegos de mesa competitivos vs juegos de mesa cooperativos

¿Te preocupa gestionar emociones como la frustración o la ira a través de juegos de mesa competitivos?. Si es así, echa un vistazo a algunos de estos juegos de mesa colaborativos y descubrirás que no siempre tiene que haber vencedores y vencidos para pasar una agradable velada con dados, cartas, tableros y meeples.

Los juegos de mesa cooperativos están diseñados para que los jugadores trabajen en equipo, en lugar de enfrentarse entre sí.

Las familias al completo pueden divertirse y aprender trabajando por un objetivo común, de manera que todos ganen o todos pierdan.

Podemos trabajar la frustración del niño si éste comprueba que todos se han esforzado de forma conjunta por conseguir algo y que los demás participantes no se enfadan si no han alcanzado la meta común. Algunos ejemplos de juegos de mesa cooperativos que funcionan a la perfección con los pequeños de la casa son:

  • Pistas Cruzadas
  • Misión Secreta
  • Paleo
  • Zombie Kidz
  • Piggy Forest

Evitar la posibilidad de perder no permite un crecimiento emocional completo. Los juegos de mesa son una excelente manera de mostrarles que el proceso puede ser divertido y que el resultado final (ya sea ganar o perder) no afecta a su día a día.

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