El 2 de mayo se celebra el Día Internacional contra el Acoso Escolar, una lacra social que sigue afectando a muchos niños en España y el mundo. Todos tenemos la responsabilidad de combatir el bullying en sus diferentes formas.
En España, uno de cada cuatro niños entre 6-8 años sufre acoso escolar.
“Son muy pequeños, es cosa de niños” ,“deberías hacer a tu hijo más fuerte …” , “es demasiado sensible…” “Así se hará fuerte…”, “que aprenda a defenderse…”
Esto es solo un ejemplo de alguna de las verbalizaciones que se pueden oír por boca de algún que otro padre cuando tienen que enfrentarse a los daños causados por sus hijos a otros compañeros.
Nadie quiere que su hijo sea el malo de la película, reconocer que algo no funciona en el proceso madurativo del menor, y no negar el problema, es el primer paso hacia una educación satisfactoria.
Es duro reconocer que tu hijo es un acosador, pero aplaudirle o ignorar conductas dañinas hacia otras personas, es una forma de fomentar una personalidad adulta desadaptativa.
Si entre tus preocupaciones como padre se encuentra el crear un adulto feliz, funcional, sano psicológicamente y eres un padre con capacidad crítica, no de esos que culpan al árbitro cuando el balón de su hijo no llega a la portería, las siguientes líneas te interesan.
Síntomas del perfil del acosador en una edad temprana
Falta de empatía: niños poco sensibles ante el sufrimiento de otras personas o animales. No muestran preocupación hacia el mal de un compañero o tristeza ante el daño de un perro, por ejemplo.
Poca tolerancia a la frustración y alta competitividad. En edades tan tempranas, dónde más se manifiesta este rasgo es el juego o en conversaciones espontaneas donde el niño tiende a mentir para no sentirse inferior “yo también he ido a ese parque”, por ejemplo.
No respeta limites, ni normas. Tiene dificultad para convivir de manera respetuosa y le resulta divertido ir en contra de las indicaciones.
Utiliza cualquier medio posible para llamar la atención: se inventa una historia para ser el protagonista de la conversación, hace bromas inoportunas…
No muestra capacidad de autocrítica. Niños con dificultades para reconocer el fallo en sus actuaciones. Se manifiesta en conductas de vida cotidiana, dónde buscan siempre un responsable externo de aquello que no ha salido como se esperaba. “yo pinto bien, es la pintura que no tenía punta.” Característica que va ligada a la imitación de patrones de conducta vistos en el círculo más cercano. El padre culpa al profesorado del suspenso del hijo, a las compañeras de la actitud desafiante de la hija, al entrenador de las escasas capacidades del hijo para encestar….
Niños y niñas actúan diferente cuando acosan. La violencia llevada a cabo por los chicos es fundamentalmente física y verbal, conductas llamativas y que responden a la impulsividad, sin necesidad de tener un compañero aliado.
Sin embargo las niñas acosadoras utilizan un tipo de violencia más sutil y sibilino, no suele ser en solitario, la niña que actúa como líder, antes de realizar su labor de acoso, se encarga de hacer creer que una compañera, casi siempre con dificultades en la relación con sus iguales, es la responsable de esa enemistad o de esos ataques .Suele comenzar por ignorar a aquella niña que ha elegido como víctima, a la vez que realiza un acoso verbal indirecto, poniendo en contra a otras compañeras.
Podemos distinguir dos perfiles de agresores:
- El reactivo. El niño acosador reacciona de forma hostil ante una falta de habilidades sociales y de comunicación. Se da especialmente entre los más pequeños. Es una forma de actuar mas propias de las chicas.
- El proactivo. En este caso, el agresor suele ser un chico impulsivo, dominante, o al que le resulta difícil mostrarse empático o asertivo con los demás niños.
Sí tienes la suerte de que, en una edad tan temprana, 6-8 años, se detecta desde el colegio, el grupo de iguales o las extraescolares que tu hijo puede estar acosando a un compañero, no mires para otro lado, ni busques excusas, aun estas a tiempo de hacerle reflexionar y enseñarle conductas de buen trato.
Los adultos tenemos una facilidad pasmosa para dejar de mirar hacia nosotros mismos y transformar lo que ocurre en un problema solo de las víctimas, solo de los niños.
Y no:
- No es cosa de niños cuando una niña ridiculiza a otra, o utiliza un lenguaje irrespetuoso para hacerla sentir inferior.
- No es cosa de niños cuando una niña no quiere ir al colegio por el maltrato recibido por parte de un compañero.
- No es un juego entre escolares.
- 4. No es cosa de niños cuando un niño le pega una colleja a otro para demostrar al resto lo fuerte que es.
- No es cosa de niños cuando duele, asusta, amenaza.
- No es cosa de niños cuando limita, margina y te colma de miedo.
- No es cosa de niños cuando la autoestima se hace pedazos