Por mi profesión trato muy frecuentemente con hijos de padres separados. Por desgracia los niños a menudo me cuentan cómo su padre o su madre intentan separarles física o emocionalmente del otro progenitor. Le descalifican, le interrogan cuando vienen de verle, les hablan de gastos y de dinero, de la nueva vida o la nueva pareja del otro….
Ante este panorama, los niños se sienten utilizados, dolidos, engañados. Sienten que tienen que “elegir” entre ser leales a uno o al otro.
Sufren mucho. Y hay una parte de ese sufrimiento que tiene que ver con la manera en que afrontamos la relación con nuestra ex pareja.
A continuación he elaborado una lista de buenas prácticas para padres separados. Todas parecen de sentido común y muy obvias. Sin embargo, os aseguro que en la práctica no deben ser tan sencillas de cumplir…
Decálogo de buenas prácticas para padres separados
1. No hablar mal del otro progenitor al niño.
Ni delante de él. Ni aunque creamos que “no se entera”. Se enteran de todo.
No descalificarle, ni insultarle. No criticar lo que hace, su nueva vida, su nueva pareja…etc.
No hablar mal de la familia del otro progenitor. Son sus abuelos, tíos, primos…etc. Y el niño merece que sean tratados con respeto.
2. Respetar el derecho del niño a disfrutar y ser educado por ambos progenitores.
Asumir que no solo nosotros somos necesarios y vamos a aportar cosas buenas al niño. El otro progenitor también tiene mucho que aportarle y derecho a formar parte de la educación integral del niño.
3. No interrogar al niño sobre los detalles de su estancia en casa del otro progenitor.
Le convertimos en un chivo expiatorio. Y le generamos un conflicto de lealtades.
4. Respetar el estilo educativo del otro progenitor aunque sea distinto del nuestro.
No criticarlo ni cuestionarlo delante del niño. Por ser diferente no es mejor ni peor. Aceptar que no solo nuestro estilo educativo es bueno.
5. La familia extensa del niño también es su familia.
Nuestro hijo tiene el derecho a tener relaciones cercanas con todos sus abuelos, tíos, primos etc. Es conveniente que pase tiempo con ellos, o que ayuden en la crianza. Un error muy común es pensar que en el tiempo de visita el niño solo tiene que estar con el progenitor.
6. No hablar de dinero a los hijos.
De lo que paga uno o el otro, de si ha pasado la pensión o no. El tema económico forma parte del ámbito de los adultos, no de los niños, y debemos resolverlo entre adultos.
7. No usar al niño de “mensajero”.
No enviarle con recados o mensajes, directos o indirectos, al otro progenitor. Si tenemos algo que decir, asumamos la responsabilidad de decirlo nosotros mismo. No instrumentalicemos al niño.
8. Respetar las estancias en casa del otro progenitor.
No llamar por teléfono cada cinco minutos. No boicotearlas de ninguna forma.
9. Que el otro lo haga mal no justifique que tú lo hagas.
Es la excusa del millón. “Es que cómo el otro le habla de dinero, yo también”. “Es que como el otro me critica, yo también.” Da igual lo que el otro progenitor haga. Tú hazlo bien.
10. Ser conscientes del daño que hacemos a nuestro hijo al negarle al otro.
Un niño, para crecer sano emocionalmente, necesita a su padre y a su madre. Las secuelas psicológicas que deja el no haber tenido cubiertas esas necesidades son importantes. Tengámoslo muy presente y seamos responsables.