Los 5 caminos del Taichi para alcanzar el equilibrio mental

Desde hace muchos años practico un arte marcial chino conocido como TAI CHI CHUAN cuya traducción literal es «mano vacía» (puño) del «principio fundamental» (último supremo absoluto) que es un estilo interno de arte marcial que consiste en una serie de movimientos circulares y armónicos que se realizan en forma lenta, fluida y con un alto nivel de concentración en el cuerpo, así como en el espacio que lo circunda y en el tiempo que transcurre al ejecutar los movimientos.

El Taichi Chuan está basado en el concepto dualista de la filosofía china, I-Ching, según el cual las fuerzas universales Yin y Yang están unidas y en constante interacción, originando así todas las cosas y los seres que existen, bajo una concepción dinámica del movimiento y la creación.

Los principales beneficios de la práctica de Taichi son el equilibrio de la energía interna, un mejor manejo del estrés, la sensación de relajación y tranquilidad, la recuperación de la energía física y mental, el fortalecimiento del sistema inmunológico, la percepción de estar realizando una meditación en movimiento, el desarrollo espiritual, así como también el aprendizaje de técnicas de defensa personal.

Quiero hablarles de cómo lo que he aprendido en el Tai Chi Chuan durante todos estos años, me ha servido como psicóloga y coach, así como en mi vida diaria.

El arte de ser “Guerrero de la Vida” se basa en que tengamos una estrategia. Todos nosotros debemos seguir el camino que nos indican y marcan nuestras inclinaciones.

No éxiste un solo camino, hay cientos. Sin embargo, el camino del guerrero de la vida es el camino de la estrategia y hay quienes creen que prender las artes de la estrategia no sirve de nada frente a una realidad cambiante y avasallante. La verdadera ciencia de las artes marciales implica practicarlas en cualquier circunstancia y transmitirlas a los demás. Del maestro al discípulo.

Todo guerrero debe seguir su camino y hacer de la vida su “dojo o tatami”, que es el “sitio donde se encuentran los caminos”, espacio donde se practican las artes marciales.

Para comenzar en ese camino, el guerrero tiene que conocer lo grande y lo pequeño, lo verdadero, lo superficial y lo profundo. Este es el Camino de la Tierra.

El segundo camino es el Camino del Agua, porque así debe ser nuestro espíritu. El agua toma la forma del recipiente que la contiene; puede ser un mar tempestuoso o una tenue cascada. Las cosas más grandes pueden realizarse realizando las más pequeñas; así hacen aquellos que siguen el camino de la estrategia. Si se conoce una pequeña parte, se conocerán miles de cosas importantes.

El tercer Camino es el del Fuego. El fuego tiene un espíritu bravío, más allá de que sea grande o pequeño. Lo grande es fácil de descubrir, no así con lo pequeño. Es importante reflexionar sobre esto, hay que aprender el valor de practicar constantemente tomar decisiones con rapidez. Es vital en el camino del estratega que haya un entrenamiento permanente para lograr que el espíritu se mantenga inmutable por más difícil que sea la situación que deba enfrentar.

El Camino del Viento es el cuarto camino. El viento da cuenta de las tradiciones, de nuestros antepasados. Es importante conocer a los demás para luego conocerse a sí mismo. No basta con practicar todos los días, el espíritu debe acompañar nuestros actos para no caer en el error de creer que estamos en el camino verdadero, sin que así sea. Este tipo de confusión puede llevar a otras mayores.

El quinto camino es el Camino del Vacío. El vacío es aquello que no tiene principio ni fin. Su enseñanza se centra en el observar y no observar, en el actuar naturalmente, en el seguir el ritmo natural de las cosas, fluir con ellas, para de esa manera, estar en armonía con lo natural.

Cada cosa tiene su ritmo. El guerrero sólo alcanzará el ritmo exacto de la estrategia con una gran dedicación y un intenso grado de entrenamiento. El ritmo y la cadencia son fundamentales en el Camino de las artes marciales. Aún en el vacío hay ritmo.

A lo largo de su vida, el guerrero sigue un ritmo en cada acto que realiza. Todo tiene una cadencia ascendente o descendente y es importante que se pueda diferenciar una de la otra. De esta forma, en la estrategia hay distintos ritmos, y es fundamental reflexionar sobre ellos.

El ritmo puede ser armónico o no, hay uno apropiado y otro inadecuado, uno rápido y otro lento. Cada guerrero debe encontrar su propio ritmo y comprender qué es lo que le permite avanzar y que lo detiene en su camino. Saber esto es comprender cuál es el corazón del camino.

Reconocer qué ritmo nos bloquea es fundamental para alcanzar el verdadero valor de la estrategia.

El guerrero aprenderá a vencer a su enemigo cuando encuentre el ritmo que nace del Vacío.

Ahora le voy a nombrar los principios del camino que deberán seguir aquellos que deseen aprender el arte de la Estrategia.

  1. Evita los pensamientos deshonestos.
  2. El Camino reside en el entrenamiento diario y constante.
  3. Reconoce qué es ganancia y qué es pérdida en todos los asuntos del mundo.
  4. Percibe la verdad de todo lo que ocurre en el Camino.
  5. Desarrolla un juicio y una comprensión intuitivos de todas las cosas.
  6. Toma conciencia de todas las cosas que no puedan ser percibidas a simple vista.
  7. Observa detenidamente aún los menores detalles.
  8. No hagas nada que no sea de utilidad.

Es importante incorporar estos principios en el corazón y ejercitar el Camino de la Estrategia. Hay que interiorizar y llevarlos a cabo para no conocer la derrota, aunque te enfrentes a muchos enemigos que acechan constantemente.

Sólo si asumes seguir el camino de corazón, y lo practicas seriamente y sin descanso, vencerás en los combates de la vida. Hay que entrenarse para alcanzar el control de nuestro ser.

El Camino de la Estrategia es el que dirige el espíritu a la victoria, y es el que permite nuestra propia transformación y ayuda alcanzar el honor. 

Quiero terminar con estas palabras: ¿Tiene corazón este camino? Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita”. Carlos Castaneda.

Siboney Perez
Licenciada en Psicología, postgrado en Psicología Cognitiva y Gerencia de Recursos Humanos.