Realismo: Capacidad para reconocer tus propios límites

La gran mayoría de las veces, anticipar una situación, puede ser mucho mas aterrador que la situación misma. Fantasear sobre “posibles” resultados es, a nivel de planeación, muy importante. Sin embargo, cuando hay un exceso de fantasía y no mucha acción, entonces la planeación se ha convertido en procrastinación.

La imaginación o fantasía es una zona de contacto muy funcional en muchos casos (como en la planeación), es clave también en mis procesos creativos, pero no siempre es tan útil cuando se trata de situaciones o experiencias a las que temo, ya que puedo entonces comenzar a experimentar tensión y ansiedad.

Esto es una de las razones por las que el postergar no siempre es buena idea. El peso de los asuntos a los que tarde o temprano voy a tener que atender, usualmente solo me sirve para crearme más estrés y desperdicio de energía, aún cuando dicho asunto luzca amenazante. La realidad es que si no enfrento mis miedos a hacer algo, con el paso del tiempo solo sentiré mas miedo.

Aprovechar la oportunidad de cambios inevitables e incluso dolorosos requiere de equilibrio: un equilibrio entre acción y aceptación. Conviene tomar el control de la mayor cantidad de acciones posibles para el resultado deseado. Después, cuando he tomado el control de lo que esta a mi alcance, puedo entonces distinguir todas aquellas acciones que siempre estuvieron fuera de mi alcance, sabiendo que estoy haciendo absolutamente todo lo que realmente puedo hacer; independientemente de que mi resultado sea el esperado o no, tendré paz y habré evitado generar ansiedad por lo que “pudo haber sido”.

Claro que para esto también es importante aceptar mis límites. Si yo distingo entre lo que puedo y lo que no puedo y aun así me aferro a lograr aquello que está fuera de mi alcance, sin aceptar que simplemente esos elementos están mas allá de mi capacidad, muy seguramente me sentiré frustrado, ansioso.

Si a lo anterior le sumo que yo no me he revisado y quizá no he resuelto introducciones sociales (una introyección es todo aquello que el ambiente me ha presentado y que yo lo he hecho mío así como así, sin haberlo revisado, evaluado, adaptado, procesado, aceptado, asimilado) muy seguramente mi frustración será todavía mayor porque no solamente será mi propia incapacidad para reconocer mis límites, sino que comenzaré a percibir, probablemente de forma inconsciente, la voz de aquellas personas que “esperan” lo mejor de mí.

Mi conflicto entonces se convierte en un conflicto aún mayor. Quizá para este momento ya pienso que soy un perdedor, que nada de lo que me propongo en la vida me “sale” bien, que no sirvo para nada, que no tiene sentido esforzarme si a final de cuentas no soy capaz de lograr nada bueno; en un extremo negativo, puedo pensar que lo mejor para mí y para los que he defraudado sería dejar de existir.

Quizá todo esto que escribo sea un sinsentido para ti, sin embargo yo lo veo bastante en mi trabajo con pacientes.

Reconocer mis límites, una vez que he revisado y me doy cuenta que he hecho todo lo que está en mi control y aceptar el resultado sea cual sea, no es conformismo. El conformismo es haberme rendido desde mucho antes de si quiera haber intentado nada. Conformismo es quedarme en mi miedo a fracasar o, en algunos casos, en mi miedo a triunfar.

Tampoco se trata de ser positivo en cada fracaso de mi vida. De lo que realmente se trata es de ser consciente de lo que hago, o no hago, para estar obteniendo los resultados que obtengo; es entonces cuando puedo asumir mi responsabilidad en cada asunto de mi vida y a la vez me percato de la responsabilidad de las personas involucradas en mi vida.

Si soy responsable de mis asuntos y dejo a los demás ser responsables de sus asuntos, entonces soy objetivo y puedo realmente hacer lo mejor para mi sea cual sea mi proyecto.

De esto se trata ser realista. Saludos

Psicocode
Portal web especializado en Psicología y Desarrollo Personal.