Habilidades de liderazgo para dirigir equipos

Los cambios en el mercado laboral fruto de una economía más competitiva, más globalizada y en la que han irrumpido con fuerza las nuevas tecnologías exigen directivos con nuevas habilidades de liderazgo para conseguir equipos de alta productividad que lleven a sus organizaciones a un nivel superior, convirtiéndolas en pioneras en su sector.

Hasta hace unos años los directivos ejercían un liderazgo vertical basado en el poder y en el premio-castigo, ellos daban las órdenes y distribuían el las obligaciones y tareas que eran ejecutadas por sus trabajadores.

Actualmente, se han puesto de manifiesto muchas deficiencias derivadas de este estilo de liderazgo: equipos desmotivados, fuga de talentos, mal ambiente de trabajo, aumento del estrés laboral y de las dinámicas de poder y conductas disfuncionales.

Todas estas situaciones que repercuten en el rendimiento y eficiencia del equipo que acaban traduciéndose en una disminución de la productividad.

El economista Toffler (“The third wave” Bantam book 1980) definió como “la tercera ola” a los cambios que ha sufrido la economía en los últimos años y que exigen un desempeño nuevo y respuestas innovadoras por parte de los directivos y de sus equipos que pasan por la formación y la capacitación de nuevas habilidades directivas.

En el mismo sentido Whitmore afirma: “las organizaciones e individuos que no tengan un desempeño superior al que ha sido aceptable en el pasado, no sobrevivirán en los mercados inestables, fragmentados y disputados de nuestro mundo actual” (Whitmore, J. (2002): “Coaching: el método para mejorar el rendimiento de las personas” Ed. Paidós, Barcelona.)

El directivo deja de ser el jefe para convertirse en un líder, en un guía y referente para su equipo, alguien que motiva y que inspira confianza.

¿Qué habilidades son necesarias para ser un buen líder?

El directivo líder tiene que conocer su organización y tiene que estar muy bien preparado a nivel académico sobre las características y las novedades de su sector profesional.

Sin embargo lo que marcará la diferencia en su liderazgo y hará que éste sea realmente efectivo será su formación en crecimiento personal e inteligencia personal lo que le aportará un profundo conocimiento de la condición humana, requisito indispensable para gestionar con éxito un equipo de persona.

Desarrollar la inteligencia intrapersonal, lo que implica trabajar en su autoconocimiento, identificando sus habilidades y talentos y también sus vulnerabilidades e inseguridades.

Aprender a gestionar sus emociones, lo que supone reconocer, legitimar, expresar y dar una respuesta adecuada a sus emociones para evitar tomarse las cosas de manera personal o proyectar en los demás asuntos propios no resueltos.

Desarrollar la inteligencia interpersonal, aprendiendo a reconocer las necesidades y motivaciones de las personas de su entorno. Tener un conocimiento profundo de la naturaleza humana le permitirá entender porqué las personas toman determinadas decisiones o actúan de determinada manera, anticipando posibles conflictos o malentendidos.

Potenciar las relaciones interpersonales, son personas que establecen conexiones emocionales con las personas de su equipo, interesándose de manera sincera con ellas y teniendo en cuenta que además de ser sus trabajadores son personas que tienen sentimientos, necesidades, inquietudes, preocupaciones y opiniones que hay que tener en cuenta.

Reconocer y potenciar el talento en las personas de su equipo, son capaces de transmitir una confianza en las capacidades y habilidades de los demás, haciendo que éstos se sientan seguros a la hora de desempeñar sus competencias.

Además, promueven el interés por la formación de los miembros de su equipo para que éstos puedan capacitarse en nuevas habilidades que les ayuden en su trayectoria profesional.

Tener un gran carisma que les permite cohesionar y motivar al equipo.

Ser cercanos y empáticos, son personas en las que se puede confiar. Los trabajadores saben que pueden contar con ellos para resolver cualquier problema tanto profesional como personal porque nunca olvidan su lado humano.

Ser personas auténticas e íntegras que predican con su ejemplo.

Saber manejar el estrés para hacer frente a la responsabilidad de su cargo y a la presión de los retos a los que tiene que enfrentarse en su rol de directivo y gestor de un equipo humano,

Tener grandes habilidades comunicativas para saber transmitir de manera clara los objetivos a conseguir y las tareas a desempeñar.

Saber resolver los conflictos desde el la escucha activa, el respeto, el diálogo y la cooperación.

Ser flexibles y creativos, lo que supone adaptarse a los cambios del mercado y saber gestionar el riesgo a la hora de tomar decisiones innovadoras.

Fomentar la participación y la colaboración entre los distintos miembros del equipo, tienen en cuenta las aportaciones de sus trabajadores y ejercen un liderazgo horizontal.

Desarrollar una actitud positiva, lo que implica que son realistas pero son capaces de enfocarse en lo positivo de todo cuanto sucede y ven los fracasos como oportunidades para aprender, crecer y mejorar.

Tener una gran curiosidad, son personas que están en constante formación porque saben que el aprendizaje les ayuda a ser mejores tanto como profesionales como personas.

El líder es una persona que mantiene un equilibrio entre la autoridad y la confianza, teniendo siempre presente el aspecto humano de los miembros de su equipo.

En este sentido, el Coaching Transaccional es un proceso muy eficaz para capacitar a los directivos en sus habilidades de liderazgo ya que realiza tanto un trabajo de crecimiento personal centrado en el autoconocimiento y en el desarrollo de las inteligencias intra e interpersonal como un entrenamiento en las habilidades necesarias para mejorar la toma de decisiones, gestionar de manera adecuada un equipo, comunicar de manera eficaz, resolver los conflictos asertivamente y gestionar el estrés.

Begoña Serra
Formacion en Analisis Transaccional y Terapia Transpersonal.