Trastornos Afectivos: Manteniendo el equilibro entre mente y emociones

Lo que distingue y caracteriza tu personalidad, individualizándola y haciéndola especial y diferente de las demás personas es el componente afectivo-emocional. Es lo que viste elegantemente al intelecto, expresando y defendiendo sus intereses para lograr el éxito. De aquí la importancia que tiene los sentimientos y las emociones para el  buen desarrollo personal en tu vida.

Las funciones afectivas constituye un aspecto primordial para el desarrollo de tu personalidad ya que el equilibrio o desequilibrio de la misma, así como el ajuste o desajuste de su actuación, están vinculadas con el tipo de interacción, armónica o equilibrada, y desarmónica o desequilibrada, que tengan entre las funciones cognitivas y afectivas.

La causa de muchos de estos trastornos afectivos en la esfera afectiva es imprecisa. Ellos pueden estar influenciados por factores biológicos, psicológicos o sociales, pero sí podemos en gran medida prevenir la aparición de los mismos.

Esta es una síntesis de la relación entre los procesos cognoscitivos y afectivos la cual se puede dar de la siguiente manera.

Relación desarmónica con predominio de los procesos del conocimiento

Son las personas que presentan una tendencia a hacer un uso preponderante de la capacidad intelectiva y creen que todo lo pueden resolver usando la razón por esta inteligencia. Son personalidades propensas a ser afectivamente frías y calculadoras, con un predominio del análisis racional ante las contingencias de la vida.

Para evitar que este desajuste interfiera en nuestra vida y nos pueda llegar a enfermar, se recomiendan los siguientes puntos:

  1. Reconocer y aceptar que tienes un intelecto insuficiente para encontrar soluciones a todos tus problemas.
  2. No saturar el cerebro con demasiada información para ponerla en función de tu ego o para evidenciar tu capacidad cognitiva.
  3. Ten el privilegio de poderte equivocar y buscar ayuda personal, para potenciar los vínculos sociales, afectivos y espirituales sobre los del conocimiento.

Las características para la relación de desequilibrio con predominio de lo cognoscitivo pueden corresponderse con las personalidades paranoide o esquizoide.

«Porque el saber demasiado puede traer mucho malestar, y mientras más conocimiento, mayor angustia y sufrimiento ´´. Ecl.1:18

Relación desarmónica con predominio de los procesos afectivos

Son las personas que presentan una tendencia a hacer un uso preponderante de los sentimientos y emociones, afectos y estados de ánimo, suprimiendo la capacidad intelectiva.

Son personalidades emocionalmente inestables, susceptibles o irritables, inhibidas o impulsivas con otros síntomas asociados como inquietud, indiferencia, insatisfacción y una sensación de peligro inmediato.

Al igual que en el punto anterior, también damos varias recomendaciones para evitar que este desajuste perjudique nuestra vida:

  1. Tener en cuenta la debilidad que presentas en esta área, no exponer tus sentimientos abiertamente, y razonar antes de actuar impulsivamente.
  2. Evitar crisis de tipo afectivo emocional, despejando del campo visual y auditivo todo lo que le produzca inconsistencia psicológica o estados de ánimo indeseado.
  3. Confiar más en tus cualidades positivas como ser humano y buscar el momento y la persona adecuada para desarrollarla.

Las características para la relación de desequilibrio con predominio de lo afectivo pueden corresponderse con las personalidades que funcionan a nivel neurótico y con síndromes afectivos.

«La necedad puede desatar la ira y la soberbia, pero el prudente logra sosegarla´´. Pr.29:11

«Una personalidad efectiva es aquella que no es ni tan inteligente ni tan afectiva´´

Relación armónica de los procesos cognoscitivos y afectivos

Son las personas que presentan una tendencia al equilibrio entre estas funciones (cognitivas y afectivas), entre el conocimiento y su significación con el modo de expresión de los sentimientos, afectos y emociones.

Esta relación equilibrada entre ambas funciones psíquicas, sin predominio de un proceso sobre el otro, es la que debe permanecer en los individuos con una personalidad supuestamente estable.

Carácter cuantitativo de los trastornos afectivos

El carácter cuantitativo de las funciones afectivas se da por la frecuencia de los cambios de intensidad en las reacciones afectivas llamativas en relación con el estímulo que la determina, esté dicha reacción aumentada o disminuida.

Aquí aparecen los síntomas como la Hipertimia, Hipotimia y Atimia. 

La Hipertimia: Es el afecto producido por un estímulo donde la persona manifiesta una reacción afectiva excesiva e inadecuada antes acontecimientos que pueden o no tener una relación con dicha persona. Se comporta como un estado de ánimo de alegría, satisfacción y bienestar exagerado.

La Hipotimia: Es una respuesta afectiva caracterizada por un estado de ánimo triste, de malestar, de insatisfacción, de abatimiento y de infelicidad donde la persona muchas veces no puede precisar las causas. Puede incidir tan fuerte sobre las personas que las incapacita para sentir cariño y satisfacción por alguien. Aquí hay que tener en cuenta la intensidad y prolongación de estos síntomas y sus posibles causas.

La Atimia: Es la no presencia de reacciones afectivas. Es una disminución considerable del tono afectivo, manifestando una indiferencia hacia los estímulos. Se puede sentir una tristeza intensa lo cual pudiera ser la máxima expresión de la Hipotimia, pero donde la respuesta afectiva se inhibe y la reacción del llanto no aparece.

Carácter cualitativo de los trastornos afectivos

Por otra parte el carácter cualitativo de las funciones afectivas está dado por los cambios de cualidad de los sentimientos, emociones, y estados de ánimo. El problema no se da por el aumento o la disminución de la respuesta afectiva, sino por una expresión en el modo diferente del afecto que se manifiesta.

 Aquí aparecen algunos de estos síntomas como: La ansiedad, la indiferencia y ambivalencia afectiva.

La ansiedad: Es una sensación de malestar desagradable donde en muchas ocasiones no se conocen sus causas, experimentando incertidumbre, inquietud, y desasosiego. Se acompaña por lo general de un presentimiento desagradable e inminente. Perturba los procesos fisiológicos con síntomas somáticos.

La indiferencia afectiva: Es la presencia de la desmotivación y la apatía hacia todos los estímulos que pueden generar una reacción afectiva. El interés superficial o la ausencia de este por las personas o circunstancias claves del entorno son unas de sus características. Empobrece y disminuye el estímulo de manera progresiva y el componente afectivo queda invalidado, teniendo una idea crítica y prácticamente nula de su cosmovisión del mundo.

Este embotamiento y esta falta casi absoluta de reacciones emocionales ante los estímulos sociales van degradando las relaciones interpersonales.

La ambivalencia afectiva: Es la vivencia atribuida por los sentidos de manera simultánea de dos reacciones afectivas contrapuestas hacia un mismo objeto o acontecimiento. Es como dos sentimientos opuestos hacia un mismo objeto o sujeto. Es una reacción afectiva contradictoria donde el sujeto puede incluso verbalizarla con precisión, pero no puede explicar las causas de esta reacción.

Absolutamente nadie está exento de poder caer en un problema de salud como este. Hemos tenido personas sin antecedentes patológicos personales y familiares, que han acudido a nuestros servicios por ayuda, al presentar una permanencia de estos síntomas, las cuales han tenido que ser remitidas por tributar con patologías psiquiátricas importantes.

Cómo mantener el equilibrio entre las funciones cognitivas y las afectivas

Para mantener el equilibrio de las funciones cognitivas y afectivas es imprescindible hacer un buen uso del autocontrol para evitar el exceso o el déficit en la manifestación de estas funciones.

Es recomendable el descanso y la nutrición, además de hacerse el hábito de realizar ejercicios de relajación, fundamentalmente antes de abordar un problema, y tomar decisiones importantes.

Manejar bien la ansiedad, poner a funcionar la automotivación, y ser parte activa de lo que está pasando a nuestro alrededor te ayudará.

Tener claro que es lo importante de lo más importante y establecer prioridades por el significado racional de tus sentimientos, te evitará conflictos internos contrapuestos.

No tengas un mayor concepto propio del que debes de tener. Una autoestima inadecuada por sobrevaloración con suficiencia o no, te puede jugar una mala pasada.

Cuando te resulte vana la ayuda del hombre recuerda que hay alguien sobrenatural que está pendiente de ti aunque no lo puedas ver.

Habrá un poder reposando sobre tu debilidad cuando hayas aceptado su gracia.

Trata de no ser parte del mal que debajo del sol se hace, y haz lo bueno ocupando todos tus sentidos.

Recuerda que tienes cualidades extraordinarias porque formas parte de esa fuerza divina, no dejes que nada te venza, no la malgastes, y no te rindas.

Wilmer Joaquín Quintana Piñera
Psicólogo clínico.