Trastorno mixto ansioso-depresivo: Causas y tratamiento

Los trastornos depresivos y ansiosos tienen muchos parámetros en común, tanto es así que puede que una situación de ansiedad prolongada en el tiempo acabe derivando en un trastorno depresivo.

No obstante, se han dado múltiples casos en los que presentan síntomas de ambos trastornos, desarrollando así lo que se denomina trastorno mixto ansioso-depresivo.

¿En qué consiste el trastorno mixto ansioso-depresivo?

El trastorno mixto ansioso-depresivo, concurre con la presencia de ambas tipologías de síntomas, tanto de la depresión como de la ansiedad, sin tener uno más repercusión que el otro, sin ser más grave uno que otro ni aparecer a la vez.

Síntomas más comunes

  • Ánimo depresivo
  • Anhedonia
  • Angustia
  • Dificultad de concentración
  • Tensión
  • Preocupación y rumiación excesiva e irracional por acontecimientos de baja relevancia.
  • Irritabilidad
  • Pensamientos autolíticos
  • Consumo de sustancias como vía de escape
  • Llanto
  • Fatiga
  • Falta de energía
  • Anticipación del peligro
  • Baja autoestima
  • Inutilidad
  • Desesperanza
  • Hiperactividad del SNA

Tríada cognitiva: visión negativa de sí mismo, del mundo y del futuro. Las personas sienten que no son, ni serán capaces de enfrentarse a los acontecimientos de la vida, padeciendo lo que se denomina «indefensión aprendida» y baja autoestima.

Para determinar que esta sintomatología reúne las características suficientes para considerarse trastorno, se debe experimentar un deterioro significativo en el ámbito social, laboral u otras areas de la vida de la persona que lo padece.

La duración de los síntomas debe de ser de mínimo 2 semanas o un mes, no estar relacionada a otro trastorno, al consumo de sustancias o a un acontecimiento vital doloroso.

A nivel psicofisiológico se puede presentar sintomatología como temblores, taquicardias, palpitaciones, sequedad de boca, molestias epigástricas etc, que probablemente estén presentes de forma intermitente durante su transcurso.

Estos síntomas vegetativos suelen ser el motivo por el cual la persona acude al médico. Es muy importante en estos casos la acción en los centros de atención primaria y en concreto la sensibilidad del médico para detectar tales trastornos e iniciar los trámites y procedimientos correspondientes.

Una detección precoz y tratamiento correcto del trastorno puede evitar su cronificación.

Similitudes y diferencias entre ansiedad y depresión

Aspectos en común entre los trastornos depresivos y de ansiedad: afecto negativo, dolor emocional, irritabilidad, malestar, sensaciones de culpabilidad y bajo estado de ánimo.

Aspectos diferenciales: en la depresión el sujeto, aparte de tener un afecto negativo, mostrará un bajo afecto positivo, hecho que no se da en los pacientes con ansiedad.

Por otra parte, las personas con elevados niveles de ansiedad experimentan una subida del arousal (o activación fisiológica) por las preocupaciones acerca de posibles peligros del presente, del futuro y repeticiones del pasado, factor que no se presenta en los trastornos depresivos que se caracterizan por un estado total de anhedonia.

A diferencia de los trastornos de ansiedad y depresión de referencia, el trastorno mixto ansioso depresivo suele concurrir con menos niveles de ansiedad que la ansiedad generalizada, reviste menor gravedad de síntomas depresivos que pacientes diagnosticados con depresión y menos activación psicofisiológica que en los trastornos de angustia, así como una mayor frecuencia de aparición de los síntomas especificados anteriormente.

La coexistencia de ambos trastornos de forma habitual es muy común. Algunos investigadores confirman que su prevalencia en atención primaria es muy elevada, siendo en la población general de un 10% aprox. y en población afectada de hasta un 50%.

En los manuales de diagnosis actuales tales como el DSM (manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) no se recoge como un trastorno único sino que se suele presentar como una derivación del trastorno depresivo incluyendo características de los trastornos de ansiedad. No obstante en la CIE-10 y CIE-11 si se recoge como un trastorno diferenciado.

Causas del trastorno mixto ansioso-depresivo

Según la evidencia científica y la literatura al respecto hay varios tipos de causas que pueden desarrollar la presencia de este trastorno en la persona:

Posibles causas

  • Neuroendocrinas (disfunción cortisol, hormona del crecimiento y de la glàndula tiroides)
  • Hiperactividad del sistema noradrenérgico
  • Disminución de los niveles de neurotransmisores como la serotonina y el gaba
  • Influencia genética

Factores emocionales

  • Familia disfuncional
  • Apego inseguro
  • Infancia infeliz
  • Dificultades económicas

Factores laborales y sociales: Las exigencias de la sociedad actual, el estrés laboral, mobcing, y un largo etcétera, pueden ser decisivas en el desarrollo de este tipo de trastornos.

Tratamiento para el trastorno mixto ansioso-depresivo

Se han realizado varios estudios en referencia a los tratamientos con mejores resultados para el trastorno mixto, concluyendo como resultado que la aplicación de la terapia cognitivo conductual es la más apropiada en estos casos, aplicándose a los síntomas de ambos trastornos por separado.

La terapia grupal también se ha mostrado eficaz.

En primer lugar debemos investigar la historia psiquiátrica previa. Si hay diagnósticos de depresión o ansiedad previos, considerar tratamiento de mantenimiento o de recaídas, del trastorno en cuestión.

Por otra parte debemos contemplar la posibilidad de otros trastornos en ausencia de diagnósticos previos antes de decretar el trastorno mixto ansioso-depresivo. Si presenta características de ambos trastornos por separados hacer doble diagnóstico  y, en caso de no ser posible deberemos priorizar trastorno depresivo.

La terapia cognitivo conductual consiste en evaluar y tratar el trastorno analizando tanto las conductas que emite el sujeto y abordándolas a través de diferentes técnicas así como las creencias erróneas y limitantes producto de un pensamiento principalmente negativo hacia uno mismo, el futuro y el mundo.

Esquema de tratamiento

  • Análisis funcional
  • Presentación de resultados. Aceptación y compromiso por las dos partes
  • Autorregistros de las situaciones ansiógenas
  • Reducir activación psicofisiológica mediante técnicas de relajación (relajación muscular progresiva, entrenamiento autógeno, mindfulness) y respiración (diafragmática)
  • Entrenamiento en autoinstrucciones
  • Mejorar estado de ánimo. Ejemplo: Activación conductual, programando actividades placenteras para el paciente que solía hacer antes de la aparición de la sintomatología.
  • Psicoeducación: explicarle qué le ocurre y porque le ocurre. Dar nociones básicas para que el paciente entienda su sufrimiento y vea que no se está «volviendo loco».
  • Reestructuración cognitiva: identificar aquellas creencias erróneas y modificarlas por otras que sean más adaptativas.
  • Exposición en imaginación o en vivo, para afrontar situaciones con alta carga ansiógena o depresora
  • Solución de problemas
  • Entrenamiento en habilidades sociales
  • Clarificación de valores

El tratamiento se debe adecuar a la gravedad, duración de los síntomas y experiencia previa con otros trastornos similares. Como mencionábamos anteriormente, tratamientos como la terapia cognitivo conductual han demostrado su eficacia así como otras como la psicoterapia de introspección, terapia grupal, o técnicas de terapia breve (para las rumiaciones).

El tratamiento farmacológico de elección en caso de no tener resultados con la terapia psicológica, será con ansiolíticos, antidepresivos o ambos.

Pronóstico

Si no se trata a tiempo, se puede cronificar. Como hemos indicado anteriormente, si se realiza un abordaje a través de terapia cognitivo conductual se puede frenar a tiempo y quizás no sea necesaria una intervención psicofarmacológica.

Redacción
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